Habría que buscar mucho por las calles de Zamora para encontrar una voz como la de Lucía Gonzalo (Logroño, 1997). La artista, asentada en la ciudad desde niña, abre este viernes el XXI Ciclo de Grupos Zamoranos de La Cueva del Jazz. A sus 26 años, la cantante, profesora de música y titulada superior en varias ramas vinculadas a este arte, lleva un tiempo introduciendo temas de cosecha propia en un repertorio que aspira a huir de lo superficial.
– ¿Cómo define el sentimentalismo que identifica con su estilo?
– Es una música que está pensada para escucharla, para prestar atención, porque las letras tienen un trasfondo, no son superficiales. Cada canción tiene un estilo diferente, pero a la vez es de algún modo igual al resto; siempre está ese sentimiento que quiero transmitir en todas las canciones.
– ¿De qué habla en sus letras?
– En los últimos años, he querido hacer canciones con crítica social. Hay parte de lo que he vivido yo, pero también de forma metafórica. Pronto publicaré un tema que se llama «Animal de circo», que habla de cómo se siente una persona al sufrir acoso escolar. Siempre intento buscar ese concepto de crítica para que a la gente le llegue la canción. No soy de hacer canciones de amor.
– ¿Por qué ha introducido esta temática social ahora?
– Antes, ni siquiera componía. Me dedicaba a versionar canciones que me gustaban. Luego, empecé a hacerlo y me salían canciones con crítica, con mucha temática social. Por ejemplo, en «Amapola Blanca», toqué el tema de la despoblación, de la España Vaciada; o tengo otra que se llama «Patera», que habla de la gente que tuvo que salir de su país para sobrevivir. Es lo que me sale últimamente.
– ¿Se plantea ya, a corto plazo, los conciertos sin versiones, únicamente con canciones propias?
– Ojalá. Ahora, tengo seis o siete compuestas por mí y las mezclo con temas versionados que me encantan, que me han acompañado toda mi vida: tanto tradicionales, de la frontera con Portugal, como directamente en portugués, con los fados. Toco mucha música portuguesa y de Brasil, y también temas de cantautores como Silvio Rodríguez o Aute.
– ¿Hay una voluntad de mostrar estilos diferentes?
– Son muy diferentes, pero yo les pongo mi toque personal. Es verdad que toco de todo: desde «Dime ramo verde» hasta un fado con guitarra eléctrica. Busco conciertos muy variados.
«Toco desde canciones como ‘Dime ramo verde’ hasta fados con guitarra eléctrica»
– ¿Hasta qué punto ayuda una formación musical tan amplia?
– Es positivo el hecho de escuchar mucha música y de haber estudiado muchas cosas en muchos sitios. Eso te ayuda a crecer, a coger un poquito de cada casa y a traértelo para hacer tu composición personal. Conviene abrir mucho el abanico para crear tu propia música.
– Como profesora y como artista, su vida gira casi por completo alrededor de la música. ¿Cómo convive con eso?
– Sin música no podría vivir, es fundamental. Me levanto y ya tengo que dar clase de guitarra, ya empiezo un contacto con la música para las 24 horas. Luego, los ensayos y los conciertos. Es verdad que a veces es difícil diferenciar el trabajo del hobby. Pero hay que entender que para tocar un instrumento hay que trabajarlo mucho, hay que ensayar, hay que investigar y eso lleva sus horas. Todos deberíamos disfrutar nuestro trabajo, y yo lo hago.
– ¿La música es como todos los trabajos pasionales, desde el punto de vista del esfuerzo que exige y de lo que cuesta monetizarlo?
– Exacto. Es complicado. Cuando uno empieza en este mundillo, dice: bueno, si toco en este sitio, qué guay; es como gratificante que te llamen para ir a una sala, aunque no te paguen. En realidad, agradeces que hayan contado contigo. Pero tienes que vivir de algo y esto te lleva tu tiempo, tu esfuerzo y tu dinero. Hay que exigir que te paguen, porque es tu trabajo.
«Todos deberíamos disfrutar de nuestro trabajo, y yo lo hago»
– ¿Su objetivo es acabar viviendo exclusivamente de su música?
– Ojalá. Es complicado, es difícil y más en el mundo en el que vivimos. Ahora mismo estoy de prácticas en un colegio y cada vez tienen menos horas de música. El nuestro es un lenguaje universal, lo entiende todo el mundo. ¿Por qué no se dan más horas de música y de arte en general? Nos ayuda a ser más creativos, a no ser todos iguales, a crear nuestra personalidad. Es fundamental que todo eso se valore.
– ¿Percibe que cuesta más desde Zamora?
– No creo que tenga que ver con la ciudad. Es verdad que en Madrid hay mucha oferta cultural, vas a cualquier barrio y tienen una sala. Pero triunfar en general no es fácil, tienes que machacar, hacer promoción, contar con un buen marketing… No solo es el arte, es todo.
– ¿Que sería para usted triunfar?
– Buena pregunta. Quizá, que te escuche mucha gente y que valore tu música. Para mí, la gente ya valora lo que hago. El hecho de que a mis conciertos vengan personas de distintos sitios ya es triunfar y me lo he ido ganando. Ya no viene solo mi familia, hay personas a las que les gusta.
– Este viernes abre el ciclo de artistas zamoranos en La Cueva del Jazz. En su caso, ya no está empezando, ¿pero cómo valora la oportunidad de tener esta plataforma para mantener el contacto con el público?
– A mí me ayuda para presentar mi espectáculo. Tener esa sala fija para mostrarlo al público, y que la gente te dé el feedback, es una gran oportunidad.
– ¿Qué cosas distintas va a encontrarse la gente que va a sus conciertos habitualmente?
– Hay unos cuantos temas nuevos que tengo ganas de que la gente escuche, y va a haber proyecciones de vídeo y tres colaboraciones: viene Mena Martins, que va a recitar unos poemas; Ana Castro, que va a tocar la flauta; y Lucía Canas, que va a cantar unas canciones conmigo. Voy a estar rodeada de mujeres, que en el mundo de la música, sobre todo en Zamora, las necesitamos. No hay y son necesarias.
– ¿Por qué cree que no hay?
– No lo sé. En el Conservatorio sí que ves que hay muchas mujeres que van a las clases, pero a la hora de subir a los escenarios hay pocas. Quizá es porque no hay referentes suficientes, pero faltan. Desde que se hizo el Mubaza Fem, sí hay una inquietud por que haya más grupos con mujeres, pero hay que dar más pasos.
«En el Conservatorio sí que ves que hay muchas mujeres que van a las clases, pero a la hora de subir a los escenarios son pocas»
– ¿Usted se plantea la integración en algún grupo?
– Sí me gustaría formar un grupo, pero es complicado encajarlo todo. Por tema organizativo y porque te entiendan a ti como artista, que comprendan tus canciones. Ahora estoy haciendo espectáculos con Baychimo Teatro y estoy muy a gusto con ellos.
– ¿Qué objetivos se ha marcado como artista para este 2024?
– Quiero sacar cuatro canciones que tengo ya grabadas, a ver si hago un videoclip para promocionarlas, y quiero también investigar el mundo de la producción musical: salir con un ordenador e intentar mezclar con música electrónica. Es lo que busco.