«¿Quién llama en Jerusalén?». La voz de un Herodes poderoso, implicado en el papel y llamativamente joven, retumba por todos los rincones de la plaza principal de Tábara. El bramido sale de los pulmones de Hugo Sanz, como antes brotó del pecho de quienes le precedieron en el papel principal de un auto de los Reyes Magos que se celebró por primera vez en 1923 y que ha llegado a convertirse en centenario merced al empuje de algunos vecinos que lo rescataron cuando la soga le apretaba el cuello.
Las gentes del lugar señalan a Santiago Andrés como el gran artífice de aquel rescate. En los tiempos de la Guerra Civil, el teatro se detuvo y comenzó un dormitar de casi treinta años del que solo salió en 1963, cuando el citado impulsor, azuzado por las conversaciones a la lumbre con su abuelo, se dedicó a recopilar información de las memorias de los mayores y consiguió reescribir el libreto que ahora se representa.
Gracias a él y a otros tabareses indómitos, puede vocear de nuevo Herodes hacia el otro lado de la plaza, por donde aparecen los Reyes Magos con su séquito. Los vecinos del pueblo observan, graban, comentan, viven la tradición y el sol les ayuda a disfrutar de la acción al aire libre. Las familias orgullosas miran entonces a sus hijos, al elenco joven que tira ahora de una representación con vocación de supervivencia.
Los herederos del 23 y del 63
Los de ahora son los herederos de los de antaño: de los de 1923 y de aquellos que recuperaron el auto en los 60, como Aurelio García, Tito Santos, Manolo Viñuela o Luis Romero, que interpretaron algunos de los primeros papeles en los tiempos de Domingo García como alcalde. En aquel segundo estreno, Herodes fue el propio Santiago Andrés, que lo repitió en alguna otra ocasión ante la dificultad de encontrar a otro que se aprendiera tan bien un papel tan largo.
Pero al final llegaron los refuerzos, pasaron las generaciones y el 6 de enero siguió siendo un día de teatro y de Reyes Magos para Tábara. En la introducción de la obra representada este sábado, la narradora de la obra volvió a subrayarlo: «Esto no es solo un evento, es una celebración de la resistencia, de la pasión y de la conexión con la historia», advirtió.
Los vecinos hacen aquí un ejercicio de memoria cultural que sirve también para recordar a los «entusiastas» de la representación que se han ido marchando. Ya hace 24 eneros que el auto de los Reyes Magos se quedó sin Raúl Clemente, citado expresamente antes de la salida de Herodes a escena y de que tres personajes misteriosos preguntaran por el rey de los judíos.