Zamora, 1 de enero de 2001. Es el primer día del siglo XXI y del año de los grandes eventos en la capital de la provincia. Vienen Las Edades del Hombre y la Europeade. Hay expectativa de crecimiento y de contención del deterioro demográfico. El año 2000 se ha cerrado con 202.356 habitantes y en clara tendencia descendente, pero en 365 días llegarán el euro y la homogeneización con Europa. Toca mirar con esperanza al futuro. Eso, esperanza, es lo que trae un bebé que nace tres cuartos de hora después que la centuria. Su nombre es Paula Ferrín y su cara está en las primeras noticias de este tiempo que se abre.
Zamora, 31 de diciembre de 2025. Es el último día del primer cuarto del siglo XXI. Han pasado 25 años del inicio de la centuria. En la provincia viven ahora 165.275 personas. Efectivamente, el deterioro demográfico no se contuvo. Tampoco el euro trajo la homogeneización con Europa, más allá de pagar con la misma moneda. Además, nadie garantiza que el primer niño de 2026 vaya a nacer el 1 de enero y, mientras, hay noticias que ahuyentan la esperanza. Pero espere un momento, no se vaya. No todo ha sido malo. En este relato también hay sonrisas. El territorio zamorano tiene ahora, 25 años después, muchas cosas de las que antes carecía. Quédese para descubrir (o más bien recordar) ese compendio de alegrías, penas y surrealismo que trae el resumen de estas dos décadas y media.
Como decíamos: 2001. Las Edades del Hombre son un éxito rotundo. También la Europeade, que atrae a 5.000 participantes a la capital. Zamora empieza el siglo con euforia y con material didáctico para el aprendizaje del euro. Si al final de ese año alguien iba de cotillón, ya tenía que saber que las 6.000 pelas que se iba a dejar eran 36 euros al cambio. Luego, vendría el susto de los redondeos, una batalla perdida. Pero eso es muy de 2002.
De 2002, 2003, 2004 (…), 2025 y (atención, spoiler) 2026 en adelante es la petición de la construcción de la A-11 hasta Portugal. Lo ponemos arriba, pero vale de comodín de aquí en adelante. Se abren las apuestas para saber si aparecerá del mismo lado en el resumen de la primera mitad del siglo. Lo que sí se acabó en el año dos de la centuria fue la vida del campo de fútbol de La Vaguada. El deporte rey se mudó al Ruta de la Plata el 1 de septiembre de ese año. Poco después, a muchos kilómetros de allí, se cortó la cinta del aerogenerador más grande de España en la época. Sucedió entre Lubián y Pías: medía 107 metros. 2002 fue también el año del archivo del Caso Zamora que afectaba al Partido Popular y de la apertura del Museo Etnográfico.
Pero sigamos adelante. Llega 2003 y Zamora tiembla. Literalmente. Dos terremotos de más de cuatro grados sacuden Muelas del Pan y Videmala. Sucedió en enero y con menos de diez días de margen. Susto para toda la contorna y para la ciudad. Ese año, la provincia tuvo que lamentar la muerte de dos militares de la tierra en Irak. Se llamaban José Carlos Rodríguez y Alfonso Vega. También ese fue el momento en el que Otero de Sariegos perdió a su último vecino y en el que se empezó a hablar de la construcción de un circuito en Cerezal. Al lado del epicentro del segundo terremoto. Luego, no hubo ni más temblores ni circuito.
2004. En Zamora se vio antes que en ningún otro sitio en España la película La Pasión de Cristo. Esa no la vieron venir. Seguramente, pocos recuerden también que, en aquel año, un pueblo llamado Pradorramisquedo, en la provincia de Ourense, quiso pasarse a Zamora al sentirse olvidado por la Xunta. Al final, desistió. A lo mejor, después de hablar con los vecinos de la Alta Sanabria. Ya en 2005, la provincia no celebró una ampliación territorial, pero sí éxitos deportivos inéditos: Jon García fue campeón del mundo de taekwondo y un tenista llamado David Sánchez ganó a dos vencedores de Grand Slam (Guga Kuerten y Thomas Johansson) para colarse en la tercera ronda de Roland Garros.
Paréntesis entre deporte y deporte: En 2005, Moral de Sayago logró frenar la implantación de una central térmica en la localidad tras una larga batalla vecinal. Ahora, el fútbol. El viaje llega a enero de 2006, y el tercer día de ese año el Zamora CF recibe al FC Barcelona en la Copa del Rey. Durante un rato, gana. Pero luego… Luego era el Barça, qué quieren. No se puede todo. Como tampoco se pudo poner un cementerio nuclear en Peque, aunque alguno quería. Mejor lo que pasó en el Campus Viriato, el primero con Internet sin cable de la comunidad.
En 2007, Zamora tuvo una alcaldesa por primera vez. Su nombre, Rosa Valdeón. Ese mismo año, se impulsó la peatonalización de San Torcuato, poco después de que Santa Clara dejara de ser rosada. Paradojas. Ese curso fue también el del triunfo de los vecinos de Manzanal del Barco, Carbajales y el resto de la contorna. Un puente nuevo por fin. Ya en 2008, la ciudad vio derrumbarse un trozo de quince metros de su muralla, aunque lo que miró con verdadero terror la gente fue el primer asesinato machista en la provincia desde la entrada en vigor de la nueva normativa específica. Sucedió el 10 de mayo. A María Jesús la degolló su marido en el barrio de Pinilla.
Cuando 2008 se escurría, Zamora empezaba a enterarse de la crisis. Luego, se enteraría mejor. Por lo pronto, en esas, vio cerrar los Cines Barrueco. También se despidió de los conciertos en el Castillo con actuaciones como la de Amaral, que celebró que España volvía a casa con la Eurocopa en aquel mes de junio. El Castillo, por cierto, se inauguró en 2009 después de la obra, casi al tiempo que la provincia buscaba al vecino metido a actor en el estreno de Celda 211, rodada en vieja la cárcel. A otra prisión, la de Topas, se llegaba ya más rápido, tras la apertura de toda la autovía entre Zamora y Salamanca. La de Valladolid se había puesto en marcha un par de años antes. Para la de Benavente, quedaban seis.
Llegamos a 2010. Sí, usted se acuerda mejor de esta parte que viene ahora, así que vamos algo más ligeros. Pero no sin detenernos en sucesos como el acaecido el 9 de enero de 2010 en Bermillo de Sayago, cuando dos guardias civiles se toparon por sorpresa con una furgoneta de la banda terrorista ETA llena de explosivos. La detención posterior de los delincuentes allanó el camino hacia el final de los asesinatos. Para entonces, la provincia no había terminado de recuperarse del luctuoso día de Reyes en el que seis personas murieron en sus carreteras en tres accidentes distintos.
En los años siguientes, sucedieron cosas inesperadas, como una acampada en la plaza de la Constitución. Fue en el 15M. Un despertar para muchos. Agustín García Calvo aparecía entonces como un referente. Año y medio después, el primero de noviembre de 2012, el pensador dejó este mundo. Aquellos eran tiempos de disputa, de problemas económicos, de la caída del caballo de aquel PGOU que dibujaba una Zamora ciudad con 170.000 habitantes. Ni 70.000. En ese 2012, también llegó la condena en la provincia al Solitario, aquel atracador que había vivido el último de sus días de villano en Toro cinco años antes.
El Solitario no pudo ver en directo la inauguración del Puente de los Poetas en 2013. Otro camino de margen a margen del Duero en Zamora. Quizá sí se espantó al año siguiente, desde su celda, cuando los restos de dos mujeres aparecieron en un pozo de San Vicente de la Cabeza, en Aliste. Habían sido asesinadas y trasladadas desde Madrid por su verdugo. Unos meses antes, un ganadero había matado a un pastor de nacionalidad búlgara en Santa Cristina de la Polvorosa. Mucho crimen. Casi no hubo tiempo para celebrar los 100 años del Puente de Requejo.
En 2015, se tiró la capilla del hospital, a pesar de las protestas, y se inauguraron las conexiones ferroviarias rápidas con Madrid. También, el centro del lobo en Robledo. Año de estrenos, aunque el más sonado fue el de Francisco Guarido como alcalde. Otro que lo había sido, Antolín Martín, murió en ese mismo curso. También falleció, ya en 2016, un hombre llamado Gilá que buscaba un tesoro en Valderrey. El pastor marroquí, residente en Roales, iba a por el dorado y cavó su propia tumba. Literalmente. Lo encontraron bajo toneladas de tierra.
En ese mismo curso, comenzó la programación fija del Teatro Ramos Carrión, que ya funcionaba desde finales de 2013 de manera más puntual. Fue el preludio feliz de una racha luctuosa. En 2017, tres montañeros zamoranos murieron en un accidente en los Picos de Europa. La conmoción en la provincia fue total. Ese sentimiento se unió al espanto y la rabia con el asesinato de Leticia Rosino en mayo de 2018, en Castrogonzalo, y de la zamorana Laura Luelmo, en un pueblo de Huelva, solo siete meses después. El del año siguiente fue el 8-M de mayor impacto que se ha visto en la ciudad.
Se pasa la vida y ya es 2019. Guarido sigue de alcalde, pero en la Diputación hay novedades. Entra Francisco José Requejo, de Ciudadanos. Tiempos de mucha política, con elecciones varias. En la campaña de unas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, promete el equipamiento del Museo de Semana Santa, casi listo entonces para su derribo. Para ese instante, la crisis hace tiempo que quedó atrás. ¿Buenos tiempos a la vista? No, la pandemia.
Le ahorraremos al abnegado lector los detalles de la crisis del COVID al completo. Valgan unos conceptos para refrescar la memoria: estado de alarma, confinamiento, distancia de seguridad, desescalada, mascarilla, segunda ola, Pfizer, Moderna, Astrazeneca, las cinco emes, tercera ola, cuarta ola, quinta ola, toque de queda, gel hidroalcohólico, cierre de fronteras… Y basta. Demasiado reciente todavía. 2020 se fue por el sumidero con el virus y con el dramático accidente del Alvia que causó la muerte del conductor del coche que cayó a la vía y de un maquinista en prácticas.
2021 siguió siendo pandémico casi al 100%, aunque Zamora también salió de casa para alzar la voz por lo suyo. Esa vez, por el llamado vaciado de Ricobayo. Aquello se fue arreglando, igual que se fue pasando el impacto del virus. Otra vez aire fresco, pero llegaron los incendios, los de 2022. El conocido como el de la Sierra de la Culebra y el de Losacio. 60.000 hectáreas, cuatro muertos. Devastación total. Y otra vez a las calles.
La moral solo subió a partir de septiembre con el éxito de Fromago, que se repitió en 2024. Antes, en el 23, Zamora despidió a Ricardo Flecha y empezó con otra queja: la del biogás. Eso siguió al año siguiente y se sumó a las tractoradas masivas por la crisis del campo. Nadie se manifestó por lo de Víctor de Aldama, que había comprado el club de fútbol de la ciudad unos años antes y que acabó implicado en el caso de corrupción del año, el de Koldo. El Zamora CF pasó a manos de los Páez.
Y llegamos a la punta. ¿Ha sido largo? Ha sido largo. Pero es que son 25 años. El último, con más incendios, el apagón de abril, la muerte de José Luis Alonso Coomonte o la supresión de trenes en Sanabria. Pero también con el repunte demográfico de la ciudad, el fortalecimiento de las tradiciones identitarias o las aventuras de la gente que apuesta por la tierra. Al final, si se mira atrás, Zamora tiene muchas cosas buenas que antes no tenía: no se las vamos a repetir. Tampoco vamos a añadir otras, aunque esta selección ha dejado muchos temas fuera. Las noticias y la vida siguen a partir de 2026, en el segundo cuarto del siglo XXI.
Ah, solo una última cosa. La fotografía que encabeza esta información, la de la niña con su abuelo en un pequeño pueblo de La Carballeda, resume lo esencial, más allá de la sucesión de hechos: el arraigo, el relevo generacional y el empuje para salir adelante a pesar de las adversidades.
