Es un Pleno corto y de 30 de diciembre, pero el salón está lleno. Lo ocupan los bomberos de la ciudad, en pleno conflicto laboral con el Ayuntamiento de Zamora. Los trabajadores pelean por varios aspectos, entre ellos por los llamados refuerzos, necesarios cuando resulta pertinente cubrir el mínimo de personal que debe tener el servicio. Hay discrepancias con el número de días que el municipio demanda su presencia y con lo que se debe cobrar por cada turno extra. En los últimos días, el equipo de Gobierno y los afectados han cruzado declaraciones discrepantes. El acuerdo parece lejos.
Por eso, los bomberos entienden que toca meter presión, así que se plantan en la sala. Lo hacen con carteles en los que se lee la palabra «igualdad» y justo en la sesión en la que el Ayuntamiento da por zanjado otro conflicto laboral que llevaba enquistado un tiempo: el de la Policía Municipal. Hace días que se selló ese acuerdo, pero en el Pleno de este martes queda refrendado. Habrá que ver si con el servicio de extinción de incendios se llega al mismo puerto.

En todo caso, la sesión tiene algunas cosas más. Por ejemplo, la aprobación del nuevo contrato para la ayuda a domicilio, que llega en 2026 a los 5,5 millones. El Ayuntamiento pone 3,3. Lo explica uno de los hombres fuertes del equipo de Gobierno, Miguel Ángel Viñas, que aprovecha para reivindicar el incremento de la dotación desde que Izquierda Unida está en el poder. En 2015, la cifra ascendía a 1,1 millones, con 315.000 de aportación local. Antes eran 335 usuarios; ahora, más de 900. «Y las condiciones laborales han mejorado», destaca Viñas.
Ese asunto se resuelve sin mayor discusión, y con la abstención de Vox, antes de la aprobación de la reversión de la estación de autobuses a la Junta, que se quedará con el control de la terminal y que ejecutará una obra nueva en el mismo emplazamiento para mejorar las instalaciones. El portavoz del PP, Jesús María Prada, celebra la buena noticia; el alcalde, Francisco Guarido, admite que con la fórmula previa había «disfunciones». Tampoco en este tema hay fricción política.
La polémica llega con el citado asunto de la Policía, que tuerce la mirada sin querer hacia los bomberos allí presentes. La oposición critica las formas (Zamora Sí) o lo que se ha tardado en resolver el asunto (PP). Cada intervención recibe el aplauso de los trabajadores del servicio de extinción, que presionan a Rivera, la mujer con la que negocian. La concejala de Personal destaca el acuerdo con los policías y la consolidación de los dos turnos. También anuncia que la nueva relación de puestos de trabajo (RPT) no está, pero estará.

La concejala apunta, además, que el acuerdo con la Policía hace efectiva la reducción horaria en verano y diversas fiestas, de la que estaban excluidos los agentes desde 1997. También dice, y alude sin citar a los bomberos, que «las negociaciones siempre están abiertas», y desea «paz para el año que viene». De fondo, se encuentra el murmullo de los trabajadores. Por último, Rivera añade, ya directamente: «Me parece normal que estéis reivindicando».
Parece que todo acaba ahí, pero antes Vox interviene con una serie de preguntas relacionadas con el servicio de bomberos. El concejal Fernando Lozano habla de «desidia y prepotencia» y reclama «una negociación seria». Los trabajadores también aplauden. Y vuelven a murmurar cuando Guarido despacha el asunto de forma escueta. La batalla seguirá fuera del Pleno, ya en 2026.
