El entendimiento empieza por el idioma: cuatro historias de migrantes que aprenden para tener una oportunidad en Zamora

La provincia ha pasado de acoger a 9.406 personas nacidas en el extranjero en 2021 a contar ahora con 13.549 | Marga, Marisa o Valle forman a gente como Jucilandia, Arlete, Mohamed o Manal

por Manuel Herrera

En el aula se aprende español, pero el cuchicheo de las alumnas entre silla y silla es una puerta abierta a otros idiomas. Por ahí se escucha portugués con distintos acentos, un poquito de francés o italiano y, sobre todo, árabe. La sala se ubica en la planta baja del edificio de Cáritas en la plaza de Viriato. Allí acuden dos veces por semana las componentes – todos las presentes son mujeres salvo uno – de un grupo heterogéneo, pero focalizado en un objetivo común: saber castellano para integrarse mejor. Sobre todo, a nivel laboral o académico, pero en general para cualquier asunto del día a día.

La visita a la clase tiene lugar este miércoles, a solo unas horas de la conmemoración del Día del Migrante. Todas las alumnas son extranjeras. Muchas de ellas magrebíes, pero también hay alguna brasileña con pasado en Italia o una angoleña. Cada cual tiene su nivel. Algunas parten de cero y otras de un poquito. La idea es que salgan de aquí con el nivel suficiente para manejarse. Y frente a ellas, otras tres mujeres, las que se encargan de ordenarlo todo y de ir enseñando a cada cual en función de sus circunstancias. Sus nombres son Marga López, Marisa Esteban y María del Valle Sebastián.

Valle, al lado de Mohamed. Foto Emilio Fraile.

En este caso, la última es la primera. Valle es la voluntaria que se encarga de la iniciación. No en vano, antes de meterse en esta faena fue maestra de Infantil. Tiene callo en eso de formar a gente en lectura y escritura. No es lo mismo con niños que con adultos, pero la base de la docencia ayuda. A partir de ahí, Marisa y Marga siguen con lo más avanzado. «Se trata de que hablen, se escriban y se expresen. Hablamos de personas que vienen sin saber prácticamente nada del idioma», subrayan las profesoras.

Cáritas ofrece estos cursos con la idea de facilitar la integración. En la provincia de Zamora viven, en estos momentos, 13.549 personas nacidas en el extranjero. En 2021, esa cifra era solo de 9.406. Es decir, las personas migrantes llegan al territorio, y lo hacen con unas necesidades de aprendizaje. «Lo primero es hablar y comunicarse», advierte Marga. «Empezamos con lo básico para que luego puedan ir a más», añade Marisa. Las profesoras tiran hasta de mímica si hace falta. El caso es entenderse.

Marga, con una de las alumnas. Foto Emilio Fraile.

Las tres coinciden en apuntar que quienes van de forma recurrente, y durante un periodo lo suficientemente largo, salen con el idioma aprendido. Pero eso no siempre es posible. Hay múltiples factores que pueden alterar esa regularidad. «Cada año tenemos un grupo que se va renovando», abunda Valle, mientras las alumnas observan al fondo. Ahora es su turno, el momento de contar su historia. Sirvan las cuatro que vienen a continuación como ejemplo.

«Me he dedicado a la limpieza, a cuidar a ancianos o a niños… No tengo nada en específico, pero siempre estoy en movimiento»

Jucilandia de oliveira

La primera es la de Jucilandia de Oliveira. Esta mujer de 51 años salió hace veinte de Brasil rumbo a Italia. Allí logró hacer la vida junto a su marido, en una ciudad del sureste del país llamada Lecce. «Estuve bien hasta que enviudé en julio. Mi hermana vivía aquí y me vine», resume esta migrante procedente de Sudamérica que entiende bien el español, pero que mezcla su portugués nativo y el italiano al expresarse. Por eso acude a clase, para lograr el nivel suficiente de castellano como para acceder al mercado laboral: «Me he dedicado a la limpieza, al cuidado de ancianos, de niños. No tengo una cosa específica, pero estoy siempre en movimiento», resuelve.

«Tengo dos hijas, de ocho y quince años, y vine a Zamora desde Portugal porque es una ciudad que transmite seguridad»

Arlete Costa

A su lado, se encuentra Arlete Costa. Que esté pegada a Jucilandia no es casual. Esta mujer es angoleña, así que también habla portugués. «Elegí Zamora porque es una ciudad que transmite seguridad. Tengo dos niñas, de ocho y quince años, y eso influyó mucho», apunta esta africana de 37 años que vivió tres años en Viseu (Portugal) antes de mudarse a una habitación de la ciudad donde comparte espacio con sus dos hijas. «En Angola era técnica de recursos humanos, pero en Portugal trabajé en supermercados, restaurantes, una gasolinera…», enumera. Su objetivo es formarse aquí en castellano para empezar a ingresar de forma regular y crear un hogar propio junto a su descendencia.

«Vengo a aprender el idioma para poder trabajar en sitios como una tienda, un almacén o un restaurante»

Mohamed Ferguane

El siguiente testimonio es el del único hombre que está en la sala. Su nombre es Mohamed, tiene 24 años y lleva seis meses en Zamora tras un año en Sevilla. Su familia, que procede de la zona de Tetuán, ya llevaba un tiempo en la provincia. «Mejor estar cerca de ellos», sostiene el marroquí, que trabajó de «labrador» en Andalucía y que acude a clase con el objetivo de tener más oportunidades de encontrar un puesto «en una tienda, en un almacén o en un restaurante».

«En Marruecos, estudiaba Contabilidad y Finanzas, pero vine aquí, hice Selectividad y ahora estoy cursando Ingeniería Civil»

Manal Maaizi

La última de las personas que habla tiene, probablemente, la historia más particular. Su nombre es Manal Maaizi, tiene 23 años y llegó a España desde Casablanca (Marruecos) para continuar con sus estudios de Contabilidad y Finanzas. Las trabas burocráticas la hicieron desistir, así que decidió «cambiar de carrera». Desde Puebla de Sanabria, su primer destino, se preparó a distancia para hacer Selectividad. Aprobó y ahora está en Primero de Ingeniería Civil, en el Campus Viriato. «Es un poco difícil en clase, porque a veces entiendo y a veces no», admite esta mujer, hermana del dueño de la carnicería halal abierta este año en la calle Libertad. Tiene el tiempo y el futuro por delante.

Cuando la charla con la prensa termina, regresa la atención hacia Marga, Marisa y Valle. Sigue el camino. Todas las personas que siguen frente a ellas buscan una oportunidad en Zamora. La provincia necesita gente para trabajar y salir adelante demográficamente. El entendimiento es casi obligado. Y se empieza por el idioma.

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