La digitalización ha cambiado, radicalmente desde la llegada de la pandemia, el entorno laboral de un buen número de empresas, algo que ha afectado de forma profunda a las relaciones laborales y que también ha traído importantes cambios para los trabajadores. Cambios no siempre buenos, como se recoge en el informe “Efectos de la digitalización sobre la Salud Mental de las personas trabajadoras en Castilla y León”, elaborado por UGT y que cuenta con la participación de trabajadores zamoranos en su elaboración, con conclusiones que también se aplican a la provincia. «Aunque la digitalización ha supuesto numerosas ventajas, también es cierto que ha impactado significativamente en el bienestar psicológico de las personas trabajadoras» en la provincia, reafirma el sindicato. Algo que «es consecuencia del desarrollo de la Industria 4.0, de la asimilación de nuevas formas de organización del trabajo y del desarrollo de dominios específicos de la transición digital, como puede ser el trabajo de plataformas».
Así, en los últimos años se ha podido apreciar un importante incremento de las bajas laborales generadas por problemas de salud mental. En Zamora, durante el año pasado y según los resultados del informe, más de mil personas tuvieron que interrumpir su asistencia al trabajo por problemas relacionados con la salud mental. Cuestiones como el estrés, la fatiga mental, la inseguridad laboral o el aislamiento social ocasionaron cientos de bajas laborales el año pasado en la provincia, muchos de ellos relacionados con los efectos, en algunos casos perniciosos, del teletrabajo.
Y es que, indica UGT, llevar el trabajo a casa ha contribuido de forma importante a «difuminar los límites entre la vida personal y familiar». Si el móvil y la conexión constante ya suponían un impedimento para que los trabajadores pudieran desconectar del trabajo, el hecho de que puedan «conectarse» en cualquier momento desde casa para resolver cuestiones laborales no ha hecho más que dar carta blanca a muchas empresas para saltarse el derecho al descanso de su plantilla. «Algo que afecta muy negativamente al bienestar psicológico» de los asalariados, insiste el sindicato. «Se han extendido, a veces demasiado, prácticas como el teletrabajo, la conectividad permanente y la flexibilidad horaria», redundan desde el sindicato.
Al mismo tiempo, UGT aporta una serie de propuestas para neutralizar, por un lado, los efectos negativos que la digitalización provoca en la salud de los trabajadores, fundamentalmente lo más vulnerables, y, por otro, para estimular una transición digital «justa y saludable». Así, por ejemplo, se han referido al derecho a la desconexión digital como una “conquista imprescindible” para garantizar el equilibrio entre vida y trabajo, la salud mental y la dignidad de las personas trabajadoras. Y han insistido en que no solo se trata de apagar el móvil sino de “recuperar el control del tiempo frente a un modelo productivo que amenaza con colonizar la vida privada”.
En definitiva, “se trata de humanizar la tecnología y garantizar entornos laborales saludables” para lo que es necesario, según ha plasmado UGT en la guía, entre otras estrategias, «la negociación de protocolos de desconexión, teletrabajo y control digital, así como integrar la salud mental en la negociación colectiva, porque “la digitalización no puede convertirse en una fuente de precariedad invisible».
En España, las bajas por salud mental se han multiplicado por cinco desde 2018 y son ya la segunda causa de incapacidad temporal, siendo extrapolables los datos de la región y de la provincia. «Es necesario reconocer el estrés o la fatiga digital como enfermedades profesionales» y trabajar para que el teletrabajo «no se convierta en fuente de precariedad». El objetivo, insiste UGT, es humanizar la tecnología y garantizar entornos laborales saludable.
Las tecnologías digitales, han concluido las mismas fuentes, «deben aplicarse con criterios de prevención, ética y participación para evitar que se conviertan en fuentes de riesgo laboral». La situación afecta a Zamora a pesar de que, insiste UGT, el grado de digitalización de las empresas que se registra en la provincia está por debajo de la media nacional y de la comunidad. Así, solo una de cada cuatro empresas permite el teletrabajo entre su plantilla, cuando a nivel nacional el porcentaje roza ya el cincuenta por ciento. Las microempresas presentan una brecha digital «crítica» y solo una de cada cuatro tiene página web, solo un tercio usa las redes sociales y solo una de cada cien tiene un especialista en nuevas tecnologías al que recurrir. «Aunque la situación mejora, el ritmo es lento». Particularmente preocupante es la cuestión del comercio electrónico, pues solo el 23% de las tiendas, una de cada cuatro, venden por Internet.
