
El miércoles fui a ver Bugonia y el pasado fin de semana vi, por fin, Los domingos. Es probable que esta última aún resonase en mi cabeza cuando volví para ver la nueva de Yorgos Lanthimos, pero me parecieron dos películas con muchas similitudes. Como si hablasen de lo mismo pero desde dos mundos diferentes.
También el viernes pasado estuve escuchando sin parar el nuevo disco de Rosalía, ‘LUX’. Una de las frases que más ha repetido la cantante en las numerosas entrevistas que ha realizado en los últimos días es que las personas de todas partes del mundo tenemos las mismas preocupaciones y hablamos de los mismos temas solo que con distintas palabras y puntos de vista.
Tanto ‘LUX’ como Los domingos podrían ser dos obras fácilmente incluidas en el término de moda nuncore, o estética “monjil”. Sin embargo, diría que ni el disco de la catalana ni la película de Alauda Ruiz de Azúa van sobre monjas. Hay monjas en sus historias, claro, y seguro que la curiosidad por la monja, como figura social y religiosa, habrá sido el punto de partida de ambas. Pero ‘LUX’ va sobre una mujer en crisis (Rosalía) y otras muchas mujeres que estuvieron en crisis antes que ella, y Los domingos sobre una joven con las ideas claras y su lucha contra la figura materna, en este caso, la tía.
Su tía, interpretada magníficamente por la actriz Patricia López Arnaiz, ejerce de figura materna de la protagonista porque su madre había fallecido años atrás y su padre no es nada maternal, que digamos. El trauma de la pérdida de la madre se siente en la historia, como se siente en la de Bugonia.
El tono de Bugonia es completamente diferente al de Los domingos, es que estamos hablando de Lanthimos, un experto en generar escenas que pasan de lo irónico a lo incómodo en un abrir y cerrar de ojos. Pero creo que el tema de ambas es muy similar: cómo el trauma reescribe nuestra identidad y modifica para siempre nuestra forma de ver o enfrentarnos al mundo.
En Bugonia, Dios no está ni se le espera, aquí la batalla dialéctica entre la razón (la tía en Los Domingos y el personaje de Emma Stone en esta) y la fe (la joven en Los Domingos y el conspiranoico en esta) parte de algo que también es muy real y actual: la persona en crisis que necesita respuestas y empieza a consumir contenido en Internet y en tan solo unos meses acaba convencido de que La Tierra es plana, o que nos fumigan, o que Pedro Sánchez es un dictador, o que lo mejor para curar el cáncer es cambiar la alimentación o, como en el caso que expone esta película, que los extraterrestres llevan mucho tiempo viviendo entre nosotros.
¿Existe alguna diferencia entre creer en Dios y creer en los extraterrestres? ¿Está más ida de la olla una persona que trata de demostrar a toda costa que los alienígenas caminan entre nosotros o una que decide meterse a un convento de clausura? ¿Seríamos capaces de comprender a alguien de nuestro entorno que decide dar un cambio radical a su vida motivado exclusivamente por su fe? ¿O nos convertiríamos en ese personaje que grita desesperado porque no es capaz de hablar con otro cuyo sistema de valores y convicciones personales es opuesto al suyo?
También lo dijo Ruiz de Azúa en una entrevista. No son tan importantes las respuestas, sino hacerse estas preguntas. Estas tres obras artísticas que han coincidido en el tiempo nos obligan a cuestionar nuestras propias creencias y nos enfrentan a puntos de vista que nos incomodan, porque amenazan nuestras certezas. Lo que consigamos sacar de ahí ya es cosa de cada uno.
El día que se publicó el primer single de Rosalía, ‘Berghain’, creímos tener la certeza de por dónde iría su nuevo disco, tan esperado. En este tema, el pajarito, que es Björk, canta: “la única forma de salvarme es mediante la intervención divina”.
Salvarse. Eso es lo que busca cualquiera que perciba que su estabilidad se tambalea. Es lo que une a la Rosalía de ‘LUX’, con la joven de Los domingos y su tía, y la motivación primera del protagonista de Bugonia, heroica motivación que Yorgos Lanthimos se encargará de ridiculizar. Porque, ¿hay algo más inocente que confiar en la salvación?
