Hace cosa de quince días, la concejala Auxi Fernández reveló ante los medios de comunicación que el censo de perros de Zamora capital integra ahora a 6.500 ejemplares. Eso quiere decir que, por cada diez humanos, hay más de un can. Esta realidad lleva aparejada la existencia de un mercado para ellos, para sus cuidados y para su alimentación, claro. A nadie se le escapa que, de unos años para acá, el mimo con el que tratan las familias a sus mascotas se ha incrementado de manera exponencial.
Desde esa lógica, Pilar Fonseca y David Marino entendieron, al abrir su negocio en julio, que de la misma manera que ofrecían productos de alimentación naturales y de calidad para los humanos de Zamora, también había espacio para abrir una línea similar destinada a los perros. Los dueños de este establecimiento llamado El Nudo, ubicado en la calle Santiago, lo reflexionaron, buscaron el proveedor y hallaron la manera de vender lo que llaman repostería artesanal para mascotas.

Eso incluye las tradicionales recompensas para los perros, en forma de pequeñas porciones de comida especial, y tartas elaboradas especialmente para los animales. Las hay de distintos tamaños y con ingredientes variados, «pero la clave es que todo sea natural», advierte Fonseca desde un establecimiento en el que uno también puede hallar, para consumo humano, pan, empanadas, postres o productos gourmet llegados de distintas zonas de Zamora, el resto de España o incluso Italia. Más que una especialidad en particular, se trata de juntar lo bueno de cada lugar.
Pero volvamos a lo de los animales. Y también al origen de la idea. Para eso hay que apuntar que el plan inicial del negocio era contar con un punto de venta de lotería. De hecho, sigue siendo la intención, pero toca esperar la licencia. Y, mientras tanto, buscar la originalidad para sostener el establecimiento. Ahí, las propuestas para mascotas aparecieron como una alternativa que se ha ido asentando merced a la colaboración con Belfos, un proveedor de Madrid que es el que elabora las tartas por encargo y las manda a la tienda.

Ingredientes, tamaño y personalización
«Queríamos que fuera todo lo más artesano posible», insiste Fonseca, que coge una de las recompensas para perros que tiene en el mostrador y lee la etiqueta: «Manzana y crema de cacahuete con cobertura de yogur y remolacha». «Te lo puedes comer tú y no pasa nada», añade. Para las tartas, los clientes pueden elegir los ingredientes y el tamaño que quieren. Incluso, poner el nombre del animal y los años que cumple, si. eso es lo que se celebra. ¿El precio? La más pequeña, 12,90 euros.
«Para la gente, el perro ya es como uno más de la familia», destaca Pilar Fonseca, que incide en que, por eso, la gente trata al animal «lo mejor que puede». «Nos preguntan mucho de qué están hechas las tartas, también por las intolerancias y demás. Va teniendo cada vez más aceptación», zanja la responsable de El Nudo, que sabe que, en Zamora, hay 6.500 clientes potenciales para esta parcela de su negocio.
