El verano de 2025 ha sido devastador para España y Portugal, marcando un punto de inflexión en la historia de los incendios forestales en Europa. En tan solo unas semanas, las llamas arrasaron más de 640.000 hectáreas, lo que representa cerca del 1% de la superficie total de la Península Ibérica. De ellas, más de 30.000 ardieron en Zamora. Concretamente, en España, los incendios consumieron 380.000 hectáreas, convirtiendo este año en el quinto con más hectáreas quemadas desde que existen registros, en 1968. En Portugal, la cifra alcanzó las 260.000 hectáreas, casi cinco veces por encima del promedio histórico para el periodo estival.
En este contexto, Marcos Francos, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Salamanca, coordina la ‘Red Temática Internacional sobre Incendios Forestales- FuegoRED’, compuesta por más de 500 expertos que urgen a un “cambio radical en la forma de comprender, manejar y prevenir los incendios forestales en el territorio peninsular”, informa el coordinador a Comunicación USAL. Desde la red, “instamos a un nuevo modelo que permita afrontar la grave problemática que son los grandes incendios forestales en un contexto de cambio global como en el que nos encontramos en la actualidad”.
Precisamente, FuegoRED acaba de publicar la ‘Declaración sobre los grandes incendios forestales de 2025 en la Península Ibérica’. Un documento que persigue ofrecer una respuesta informada, rigurosa y multidisciplinaria ante la magnitud del reto que los incendios forestales de grandes dimensiones suponen. Al respecto, los expertos explican que, “no es suficiente con fortalecer los métodos de extinción ni con identificar culpables individuales. Es necesario entender que el fuego es un suceso social, climático y ecológico que necesita una gestión integral del territorio”.
En palabras de Francos, responsable además del Grupo de Investigación Reconocido de la USAL GeoMAPS “Geografía, Medio Ambiente, Planificación y Sociedad” -desde el que trabaja analizando los impactos del fuego en los ecosistemas forestales y sus componentes, como el suelo, y evaluando las estrategias de gestión forestal post incendio-, esta declaración nace de la necesidad de, “como comunidad científica, dar respuesta a los eventos de incendios forestales que han ocurrido en este último verano desde un punto de vista objetivo, con criterio científico, pero con un lenguaje comprensible para que todo el mundo pueda informarse y con ello conectar a la ciencia y la ciudadanía”.
Así, desde FuegoRED creen que es fundamental hacer esta declaración para brindar propuestas específicas, claridad y evidencia. La resiliencia ecológica tiene como fundamento los suelos y si estos se deterioran, “la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y la recuperación del paisaje se ven amenazados”. La ciencia “debe ayudar a cerrar la brecha existente entre lo urbano y lo rural fomentando una cultura del fuego que comprenda y valore su papel natural y cultural en nuestros ecosistemas”, subrayan.
Incendios forestales de 2025 en España y Portugal
Los incendios forestales fueron particularmente graves en el norte y oeste de la península ibérica, afectando a espacios naturales protegidos como los Parques Nacionales de Peneda-Gerês (en Portugal) y Picos de Europa (en España). En España, más de 36.000 personas tuvieron que ser evacuadas y la perturbación afectó a diversos tipos de hábitats naturales de interés, esenciales para centenares de especies protegidas.
La razón fundamental fue una ola de calor sin precedentes, que se extendió por 16 días y mostró un desvío térmico de +4,6 °C en comparación con el clima preindustrial. En estas circunstancias, los incendios extremos ocurren con mucha más frecuencia y su extinción es todavía más complicada.
Sin embargo, el cambio climático no actúa de manera aislada. La combinación de la despoblación rural, el abandono de actividades tradicionales (como la recogida de leña y el pastoreo, entre otros) y la acumulación de vegetación seca ha producido un cóctel explosivo. En este escenario, el 90% de los incendios cuyo origen se conoce son causados por seres humanos.
Cabe recordar que, debido a la gravedad de los efectos del fuego, por primera vez España ha hecho uso del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea para pedir ayuda en la lucha contra los incendios, pero esto no ha impedido los daños. Una crisis que ha puesto de manifiesto “la necesidad de un cambio radical en la manera en que comprendemos, prevenimos y manejamos el fuego”, reclaman los expertos desde FuegoRED.
Ordenación del territorio, instrumento clave
En la Península Ibérica, la ordenación del territorio es una herramienta esencial para gestionar los grandes incendios forestales, especialmente en áreas con problemas de despoblación. El abandono rural genera acumulación de combustible vegetal, pérdida de mosaicos agroforestales y continuidad de masas arboladas altamente inflamables.
En este sentido, una ordenación adecuada permite recuperar usos agrarios y ganaderos que actúan como “cortafuegos naturales, promover paisajes en mosaico más resilientes y planificar la localización de infraestructuras críticas, accesos y zonas de protección alrededor de los núcleos habitados”, sugieren.
Asimismo, una correcta ordenación fomenta la diversificación económica y el asentamiento de población, “reduciendo el abandono y garantizando un manejo activo del territorio”. En un contexto de cambio climático, donde las olas de calor y las sequías intensifican el riesgo, la ordenación territorial integra “prevención, adaptación y desarrollo rural sostenible, convirtiéndose en un instrumento clave para frenar la propagación de incendios y reforzar la resiliencia socioecológica de las zonas afectadas”.
Necesidad de una declaración científica
La ‘Declaración sobre los grandes incendios forestales de 2025 en la Península Ibérica’ se suma a la labor colaborativa también desarrollada por la Fundación Pau Costa, en los hallazgos del Foro Nacional sobre Grandes Incendios Forestales y en las pruebas científicas obtenidas por el CSIC y diferentes entidades académicas, y es un llamamiento a “incluir la ciencia en el proceso de decisión, a legislar con una perspectiva preventiva y a crear paisajes vivos capaces de coexistir con el fuego sin sucumbir a él”.
Así, el documento es una declaración del compromiso de FuegoRED con la ciencia, la población y el territorio. “Instamos a los ciudadanos, gestores públicos y líderes políticos a utilizar esta declaración como fundamento para edificar un futuro más resistente al fuego”, concluyen.
