A finales de agosto, cuando uno se daba una vuelta por la Sanabria recién realojada tras los incendios, el mensaje era el mismo en cada negocio: «Hemos perdido la temporada». La gente se marchó cuando vio aparecer las llamas y ya no volvió. Las reservas se cancelaron, las segundas residencias se vaciaron y dos de las mejores semanas del año se manejaron entre la nada y el poco. Resulta difícil precisar el lucro cesante para los bares o los alojamientos. Casi mejor no pensarlo.
Ahora, casi tres meses después de aquello, la publicación de la estadística experimental del INE sobre el turismo, basada en la posición de los teléfonos móviles, permite cuantificar cuánta gente dejó de ir a estas zonas en el mes de agosto en comparación con los veranos anteriores. El detalle permite llegar a cada municipio, por lo que se puede concretar, por ejemplo, que el palo fue particularmente duro para Puebla de Sanabria o para Galende. Pero antes de ir a eso, conviene hacer algunas puntualizaciones acerca de las cifras.
Para empezar, cabe decir que el análisis utiliza datos anonimizados y agregados de los operadores. En base a eso, se analiza la posición de los teléfonos para determinar qué personas se desplazan a un municipio distinto al habitual y pernoctan en él al menos una noche. Este estudio permite hacer una aproximación bastante atinada, más allá de que no contabiliza a las personas sin teléfono – ahora, las menos – o que un individuo con varios smartphones es contada tantas veces como aparatos tiene.
En todo caso, la estadística alcanza para mostrar una tendencia y para contar, por ejemplo, que Galende recibió, en agosto de 2025, menos de la mitad de los visitantes que tuvo en el mismo mes de 2024. De 5.773 a 2.518, según la estadística del INE. En 2023 habían sido 5.855 y en 2022, 5.327. El descenso resulta evidente y viene motivado particularmente por la disminución del flujo de turistas llegados de Madrid. Fueron casi 2.000 menos en comparación con el año previo. De 3.143 a 1.224.
Cerca de allí, en Puebla de Sanabria, no hubo desalojos por los incendios, pero sí una densa nube de humo y una afectación evidente al turismo, que en la cabecera comarcal también vive del Lago y su contorna. En este municipio, el descenso de los visitantes fue aún más acusado: de 2.870 en agosto de 2024 a 880 en el mismo mes de 2025. En 2022 se habían contabilizado 2.609 y en 2023, 3.238. Los números pueden fluctuar, pero no lo habían hecho de este modo anteriormente.
El descenso también se percibe en los datos de otros municipios afectados por los incendios en la zona, como San Justo o Porto, e incluso en lugares como Riofrío de Aliste, castigado por el fuego de Puercas. Aquí, más que turismo como tal, hay que contemplar la no llegada de parte de la población vinculada. En agosto de 2024 fueron 1.186 visitantes y, en el mismo mes de 2025, 958.
Las cuadrillas y la provincia en conjunto
Todo esto contando con que los efectivos que pernoctaban o trabajaban por las noches en la zona durante esos días cuentan como visitantes. Puede parecer una cifra residual de personas, pero no lo es tanto, habida cuenta de los días que duraron los incendios y de que las cuadrillas iban cambiando de personal a medida que iban avanzando las jornadas.
Finalmente, cabe destacar que, en la provincia en su conjunto, se notó de manera evidente el impacto de los incendios. En agosto, se registraron en Zamora 158.575 visitantes con 1.243.750 pernoctaciones. Son unos 26.000 turistas menos que en el mismo periodo del año anterior y en torno a 200.000 noches acumuladas por debajo de la cifra previa, que se había mantenido más o menos estable en los ejercicios posteriores a la pandemia.
