Ocurrió este domingo en un pueblo de Lugo llamado Cospeito: un hombre de 55 años que estaba de caza pisó un nido de avispas velutinas y murió tras ser atacado a continuación por los insectos. Antes, también en el mes de octubre, dos septuagenarios habían fallecido en localidades de Pontevedra y A Coruña tras toparse con estos hogares del insecto asiático mientras desbrozaban fincas. Tres fallecidos en menos de un mes.
Esta sucesión de desgracias ha elevado la preocupación sobre los riesgos del asentamiento de la velutina en determinadas zonas de España, entre ellas Zamora, donde «no es predominante, pero está». Así lo explica el secretario técnico de Apis Durii, Francisco Alonso, conocedor de los daños que causa esta avispa por su impacto para las colmenas, pero consciente también de las consecuencias que puede tener la especie para otros sectores y para el propio ser humano si su presencia prolifera.
«A los apicultores nos hace daño sobre todo en las colmenas más débiles, pero de momento no está siendo algo muy problemático. Lo que pasa es que sigue estando y nos va a llegar a todos», augura Alonso, que defiende un trabajo conjunto para evitar problemas relacionados con el riesgo para la vida humana y con otras cuestiones como los ataques que podrían sufrir las parcelas vitivinícolas: «Estos insectos pican las uvas», advierte.
Hace tiempo que Alonso le trasladó toda esta problemática a la Diputación de Zamora, que colabora con su asociación para financiar un trampeo que «va haciendo efecto» contra la llamada avispa asiática: «Se han capturado más de mil reinas en esta primavera. Y cada reina capturada en primavera es un avispero menos. Les vamos complicando la vida», apunta el responsable de Apis Durii que, en lo que tiene que ver en particular con su sector, percibe que está siendo más dañino el avispón europeo: «Dicen que es autóctono, aunque nosotros no sabemos de dónde ha venido; no lo habíamos visto hasta hace ocho o diez años».
Pero más allá de ese tipo de daños, Alonso no es demasiado optimista en relación a la protección humana contra los ataques de la avispa velutina: «Cuanto mayor sea la densidad de avisperos, más probable será que haya ataques. Y el principal problema es que hacen varios nidos a lo largo del año y uno de ellos lo montan en el suelo. Este año, todo se retrasó por las lluvias y todavía están esos nidos en la tierra y no en las copas de los árboles», analiza el apicultor.
Muertes en Castilla y León «todos los años»
Francisco Alonso recuerda que, más allá del episodio particular de estas últimas semanas, «en Galicia siempre mueren una o dos personas al año» por ataques de la llamada avispa asiática. Y siempre suele ser de una forma similar: «Son personas que van a desbrozar, pasan por encima y pisan el nido. Estadísticamente, a estos insectos les gusta la zona de huertas y de fincas en el entorno humano», subraya el apicultor, que apunta que esta especie es más grande y tiene más veneno que otras, lo que incrementa el riesgo de que una sucesión de picaduras resulte grave.
Además, los apicultores de esta zona tienen la sensación de que, desde el COVID, «se ha multiplicado» el número de alergias a este tipo de picaduras. «No tenemos evidencia científica, pero lo estamos viendo», aclara Alonso, que recuerda que, en ese tipo de casos, con una picadura puede ser suficiente para causar un daño irreparable si no hay ayuda cerca.
«Sabemos que esto va a pasar, que va a empezar a haber muertes en Castilla y León todos los años. Y precisamente por eso tenemos que seguir trabajando», defiende Alonso, que agradece la implicación de la Diputación para comprar las trampas que se han repartido por la provincia durante este año. «La Junta también se tendría que implicar, pero de momento eso no lo estamos viendo», remacha el secretario técnico de Apis Durii.
