En un acto «diferente» e «histórico» para el Ayuntamiento, Zamora y Beit Jala han sellado este viernes el hermanamiento entre sus ciudades: de España a Palestina. Entre estos dos lugares hay más de 5.000 kilómetros, «pero la distancia física nunca separa a quienes creen en la dignidad humana». Así lo ha apuntado Issa Farah, el alcalde de la población ubicada a apenas siete kilómetros de Jerusalén y el encargado de representar a sus vecinos en el evento solemne.
La cita, enmarcada en el ánimo de Zamora por dar apoyo a Palestina en el contexto de la guerra y el genocidio de Israel, ha contado también con la participación del alcalde de la ciudad anfitriona, Francisco Guarido, y de la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego. Todo, bajo la batuta de Diego Bernardo, el concejal encargado de gestionar este hermanamiento aprobado previamente por los plenos de ambas ciudades y confirmado durante el acto de este viernes.
«Queremos poner de manifiesto que es una injusticia lo que se está haciendo por parte del Gobierno de Israel», ha apuntado Guarido en su discurso. El alcalde ha respaldado la creación de un Estado palestino «libre y democrático», y ha ofrecido su apoyo ante el genocidio que están sufriendo los vecinos del entorno de Gaza. «Un Ayuntamiento está para los temas básicos de la ciudad, pero también para este tipo de actos de justicia. Es nuestro grano de arena», ha defendido el responsable local.
Por su parte, Issa Farah ha insistido que, para Beit Jala, la firma del acuerdo «no supone simplemente un acto protocolario, sino un puente humano y cultural». El alcalde de la ciudad palestina, que ha intervenido en árabe con traducción simultánea de su acompañante Victor Abughattas, ha agradecido que «España jamás ha dejado de apoyar los derechos del pueblo palestino», y ha subrayado que, aunque las localidades se conviertan en escombros y cenizas, «la voz de la cultura y la libertad jamás será silenciada».

«Este es un mensaje profundo de esperanza y resistencia. Lo que une a los pueblos del mundo es más fuerte que cualquier frontera. Confiamos en que este sea el inicio de una cooperación real en cultura, educación, arte, juventud y medio ambiente», ha remachado Farah, que ha puesto en pie a un Salón de Plenos en el que no solo había políticos esta vez. También simpatizantes de la causa palestina, que han acudido a expresar su apoyo a la delegación de Beit Jala.
La fraternidad
Ha sido en ese momento cuando los alcaldes han firmado el hermanamiento, han intercambiado obsequios y se han sentado para escuchar las palabras de cierre de Sira Rego. La ministra ha hecho girar su intervención en torno al concepto de fraternidad, pero no «como cortesía diplomática», sino como reconocimiento de que la herida del otro atraviesa también el bienestar y la felicidad de uno mismo.
«No habrá solución mientras la voz de la causa palestina no sea escuchada. No habrá paz sin justicia», ha añadido también Rego, que ha celebrado que «cada vez son más las personas que han decidido salir de la indiferencia». «Es imposible que apartemos la mirada de Palestina. Exigimos el fin de la impunidad del Estado genocida de Israel y que sus responsables sean juzgados ante la Corte Penal Internacional», ha abundado la ministra, antes de cerrar: «Cada persona puede elegir no ser cómplice del silencio».

