Cuando Olga Urriza enumera las cuestiones que cree que deberían cambiar para que su tienda de regalos de la calle de Ramos Carrión, en pleno corazón de Zamora capital, mejorara, el último concepto de la lista viene con un ruego: «Y, por Dios, que abran el Parador». Sus vecinos comerciantes suscriben esas palabras. También lo apunta Judit Pino, de la Librería Semuret: «Lo estamos notando mucho». Este 17 de octubre se cumple un año de cierre por obras, y todavía hay que esperar.
Según el calendario inicial, los trabajos tendrían que finalizar en marzo de 2026, lo que permitiría aprovechar ya las campañas de primavera y de verano. Pero todo apunta a que no será así. De momento, no hay una explicación oficial sobre los plazos, pero sí un calendario de reservas en la web que, por lo pronto, tan solo permite coger habitaciones a partir del 16 de octubre del año próximo.
En su web, Paradores también informa sobre las fechas de cierre temporal de algunos de sus establecimientos en España, y el de Zamora tiene fijada la reapertura en coherencia con el calendario de reservas: octubre del 26. «Lo notamos mucho porque últimamente estaba funcionando muy bien», señala el presidente del colectivo de comerciantes de la ciudad (Azeco), Ruperto Prieto, que sabe de lo que habla porque la farmacia que regenta también está en la zona.
El representante del colectivo apunta que el Parador estaba «prácticamente lleno todos los días», lo que permitía contar con «un flujo de gente y de personas que consumían y daban vida en determinados momentos del año en los que suele estar la cosa más baja». A nadie se le escapa, además, que los clientes de este alojamiento solían ser hombres y mujeres con un cierto poder adquisitivo, lo que redundaba en beneficios para las tiendas de productos, pero también para las librerías o los restaurantes.
Eso se ha perdido temporalmente, y se nota. Con el Parador lleno de manera recurrente, eran 103 personas consumiendo de manera habitual por una zona que no suele ir sobrada de este tipo de clientela. Ahora, la expectativa es que todo vaya rápido y que las obras sirvan para asentar el buen momento del establecimiento, e incluso para darle «juego» para otro tipo de actos. «Por ejemplo, con el patio cubierto», subraya Ruperto Prieto.
Once millones de inversión
Esa cubierta sobre el claustro forma parte de la intervención prevista, que tiene un presupuesto de once millones de euros y que está sirviendo para remodelar varias áreas del histórico edificio. También se está restaurando la fachada principal y el plan incluye un proyecto de iluminación monumental y de conservación para que el visitante conozca desde todos los puntos de vista el edificio en el que se encuentra.
Del mismo modo, mejorará la eficiencia energética del edificio y se acometerá una «redecoración y puesta en valor» de los elementos artísticos del Parador de Zamora, entre los que destacan los recursos de la Real Fábrica de Tapices. «Esto va a ayudar a que este monumento pueda también contar con una proyección artística, que es para nosotros muy importante», apostilló en su día la directora de Paradores, Raquel Sánchez.