Fueron seis meses largos. Desde el penúltimo día de mayo hasta que terminó el puente de diciembre del año 2001. En ese periodo, la exposición de Las Edades del Hombre conocida como Remembranza atrajo a más de medio millón de visitantes. Zamora, su sede, se benefició en varios sentidos de una cita cultural y turística que le dio un espaldarazo. Han pasado 24 años, pero quienes entonces estaban en los negocios o en las instituciones todavía lo recuerdan. Y lo traen al presente un día como hoy, el de la inauguración de Esperanza, otra edición zamorana de la gran muestra de arte sacro de Castilla y León.
Pero volvamos a 2001. Por entonces, el alcalde de la ciudad era Antonio Vázquez, que estaba en el ecuador de sus mandatos como dirigente municipal que fue entre 1995 y 2007. Ahora, pasados ya los 80 años, recuerda aquello como «un gran impulso para la ciudad». «Lo de Las Edades motivó que otras administraciones colaborasen en la pavimentación del casco y en las mejoras de la iluminación. Trabajamos a dos o tres años vista», subraya el veterano regidor.

Vázquez señala, además, que aquella edición de Las Edades trajo consigo la apertura de dos nuevos hoteles: el NH y el AC, que abrieron sus puertas tras el incremento de la demanda turística que vino de la mano de la exposición y de la Europeade, el festival musical continental que acogió Zamora en ese mismo 2001. «Ahora, no estoy muy metido en esto, pero supongo que la nueva edición supondrá también un impulso para el turismo cultural y de buen nivel», remacha el exalcalde.
Eso esperan los negocios del centro y del casco antiguo, aunque muchos de ellos lo hacen con la referencia de 2001 solo de oídas. Basta con darse un paseo por la zona para constatar que aquel bar que entonces funcionaba como un tiro ahora está cerrado, que el dueño de ese restaurante se jubiló o que el negocio de la calle de más allá se traspasó hace algunos años. Quedar, quedar, en realidad quedan pocos. Pero todos ellos, los veteranos, tienen presente lo que fue el empujón de Las Edades entonces.
Desde el interior de Dulces La Rúa, lo cuenta Aroa Margallo, que llevaba un tiempo con el negocio cerrado, pero que vuelve a situarse al pie del cañón en la Rúa de los Francos, como estaba en 2001. «Recuerdo que hubo mucho movimiento. Durante el fin de semana mucho más, pero también a diario. Muchas excursiones y muchos matrimonios», advierte la comerciante de aceitadas y otros productos típicos que se encoge de hombros cuando se le pregunta si espera un incremento del jaleo en este retorno de Las Edades: «Me imagino», desliza.

En el quiosco ubicado unos metros más allá en dirección a Viriato, vuelve a estar también Rosa Gutiérrez, que más allá de las ventas en Las Edades de 2001, que aumentaron, destaca que «mucha gente conoció Zamora y volvió por su cuenta», ya sin exposiciones. Eso se notó más a medio y largo plazo. En el corto fue un estímulo «quizá más para los sitios de comida», rememora Aurelio Couso, ahora jubilado y dueño entonces del Aureto, que ahora funciona con otra gerencia. «Sí tuvimos un poco más, pero también había gente que venía a ver el asunto y se marchaba», añade.
El de Couso es el recuerdo menos dulcificado de todos los recabados para este reportaje. El resto habla de la exposición de 2001 como una locomotora para su negocio. Desde la plaza de Sagasta, lo cuenta Felícitas Carretero, que entonces trabajaba en el obrador que abastecía a este y a otros dos establecimientos y que, desde la jubilación del dueño anterior, en 2010, está al frente del proyecto: «Yo trabajé muchísimo, muchísimo, muchísimo. Hacíamos cinco veces más», asevera esta zamorana, que insiste por si acaso: «Lo que no está escrito».

¿Espera lo mismo esta vez? «Yo, en general, no me quejo. Vendo muy bien todo el año porque hay mucho turismo por aquí. Con Las Edades, no creo que sea igual que entonces, pero sí más que en un año normal», opina Carretero, que ahora tiene el obrador pegado a la tienda y que está preparada para lo que tenga que venir, igual que Fonsi Crespo, la vecina de enfrente con la administración de lotería, que constata que la exposición de arte sacro de 2001 fue un boom para su negocio.
«Venían grupos, excursiones, gente en solitario…», enumera Crespo, que aquel año agotó «enseguida» la Lotería de Navidad. Tanto es así que tuvo que reclamar al organismo nacional «tres o cuatro veces» que le diera más series. «Incluso les pedí a tres o cuatro compañeros de aquí de Zamora que me dieran de su lotería. Y la vendimos toda», afirma la responsable de la administración, que resalta que, de la mano del décimo, los clientes también «picaban de las primitivas o las bonolotos». ¿Y en 2025? «Yo creo que vamos a vender bastante también».

Entre la esperanza y el escepticismo
Eso es lo que dicen quienes conocieron lo de antaño y esperan lo de ahora. Quienes no vivieron lo de 2001 son algo más escépticos. Por ejemplo, Pilar Robles, dueña de una de las cafeterías del centro, explica que estudiará cómo marcha la cosa en las primeras semanas para ver si tiene que ir más allá de la contratación de fin de semana que ahora necesita acometer, mientras Olga Urriza, de la tienda de regalos llamada El Rincón de Zamora, aboga por ver y luego opinar. De momento, lamenta unas cuantas cosas. Entre ellas, que el cierre del Parador está golpeando a negocios como el suyo.

A su lado, Judit Pino, de la Librería Semuret, ha montado un escaparate con la mirada puesta en lo que puede suponer la exposición para un negocio céntrico y del ámbito cultural como el suyo. La dueña del establecimiento tiene buenas referencias de su predecesor, pero se mantiene contenida. Estará preparada para lo que venga, pero sin hacer castillos en el aire. Han pasado 24 años y todo ha cambiado mucho desde Remembranza.
Finalmente, lo que ha cambiado para un hombre como Ángel Almeida es que su galería de arte de Santa Clara ya no está. Ahora, funciona la de San Andrés. Allí tendrá, a partir del 24 de octubre una muestra de Satur Vizán, cuya obra también tendrá presencia en Las Edades. Pequeñas sinergias para aprovechar, desde fuera de las iglesias, un evento que fue muy positivo en 2001 y que ahora anuncia movimiento. No es poco.
