«Somos unos locos de luchar por las tradiciones y por las mascaradas». El representante de El Atenazador de San Vicente de la Cabeza, Adrián Blanco, pronunció estas palabras sobre el escenario montado en Pobladura de Aliste para guiar el acto del encuentro provincial de rituales ancestrales que se celebró el sábado. Quizá, unos locos. Desde luego, cada vez más. La cita de la unidad entre las asociaciones que forman parte de Mascaraza puso de manifiesto que la gente se implica en los pueblos. Para recuperar, para mantener y para darle cada vez más valor a la herencia cultural de los ancestros.
«Estamos sorprendidos por la afluencia, por el interés, por lo que despierta todo esto», reconoció también el presidente de la federación, José Javier Sánchez, que aludió a lo identitario. También lo hizo el ya citado Blanco: «Somos una provincia a la que tienen olvidada, abandonada y últimamente quemada. Gracias a nuestros antepasados, estas tradiciones siguen vivas», abundó el representante de San Vicente de la Cabeza, que citó en particular a Aliste, una de las comarcas con más representación.
En todo caso, el grueso del discurso corrió a cargo de Javier Silva, vicepresidente de Mascaraza y responsable de la asociación Aires de Aliste, la que difunde y mantiene la Obisparra de Pobladura. «Hay gente dispuesta a trabajar por el pueblo, por Zamora y por la España Vaciada», defendió el anfitrión del evento, que advirtió algo que cada vez más gente tiene claro: «Tener una mascarada ha de ser un motivo de orgullo, una seña de identidad».
Por eso, los pueblos que las tuvieron y las perdieron, hace años que las recuperan. «Las mascaradas son nuestras, de cada pueblo, de la gente que lucha por ellas», insistió Silva, que miró atrás para recordar a las personas que enseñaron a los de ahora a apreciar ese ritual de antaño: «Los muros son muy sólidos», recalcó el alistano, que citó algunos nombres. Entre ellos, el de Bernardo Calvo: «Sin él, no estaríamos aquí», recordó el protagonista del discurso.
Calvo, fallecido en octubre de 2023, fue uno de los estudiosos e investigadores que abrió el camino para que eventos como el del sábado sucedieran. Centenares de personas llegadas de toda la provincia, implicadas con su tradición. Sobre el escenario, José Javier Sánchez vino a señalar que el origen de cada cual no es lo más relevante. Sí la implicación del pueblo. De los 16 que estuvieron en la cita. De los 18 que son en la asociación. Incluso, la de algunos que están fuera del colectivo.
Silva mencionó también a Jesús María Prada, el anterior responsable de Cultura de la Diputación: «Sin él, Mascaraza no existiría», advirtió el responsable del colectivo de Pobladura, antes de apuntar, como cierre, que dar vida a estas tradiciones es una forma de «frenar el olvido». Desde luego, se trata de una tarea común que une a las gentes. Incluso, a los jóvenes que se caracterizan como los abuelos para mantener viva la llama.
¿Regreso al invierno?
Antes, en su discurso, Javier Silva había mencionado la posibilidad de que la Obisparra de Pobladura, que desde hace algunos años sale el 15 de agosto para tener gente suficiente, regrese este año al 26 de diciembre, su fecha tradicional. Sería de manera puntual, para celebrar los 25 años de Aires de Aliste. «Podría convertirse en un regalo fantástico», deslizó el vicepresidente de Mascaraza. Desde luego, se situaría como la gran novedad de este invierno en el marco de los rituales ancestrales de Zamora.