Dicen las crónicas que sucedió el 14 de mayo de 1935. En una etapa interminable que salió de Cáceres y terminó en Zamora después de más de 270 kilómetros, el ciclista español Mariano Cañardo sufrió una desgracia agravada por la ausencia de equipos y de asistencia técnica: en plena lucha por la victoria en la carrera, se le rompió la cadena. El deportista de Olite trató de reparar la avería, pero la cosa no marchaba. Entonces, un muchacho salió del público para entregarle su propia bicicleta y permitir que el navarro llegara a meta. Eso sí, con cinco minutos de retraso.
La historia forma parte de las vivencias de los ciclistas en la primera edición de La Vuelta a España, disputada hace más de noventa años, y que le otorgó un papel clave a Zamora en el diseño del recorrido. La penúltima etapa terminó en la ciudad; la última, salió de ella para acabar en Madrid, donde el belga Gustaaf Deloor se erigió como vencedor final. Cañardo fue segundo. Como puede comprobar el lector, la organización no se andaba con remilgos a la hora de colocar etapas de casi 300 kilómetros para corredores amateurs y con bicis alejadas de las tecnologías actuales.
En cualquier caso, desde aquella experiencia en la España aún republicana, la provincia de Zamora ha vivido otros nueve finales de etapa de la Vuelta. También varias salidas. Ya hace algunos años que la prueba no se detiene en el territorio, aunque los aficionados de la parte de la Guareña tendrán algo que echarse a la boca este viernes, cuando el pelotón – si las protestas lo permiten – transitará por localidades como Vadillo de la Guareña, Fuentelapeña y Fuentesaúco.
Pero, de vuelta al pasado, conviene recordar cuáles han sido aquellos finales de etapa registrados en Zamora más allá de aquel de la cadena de Cañardo en 1935. Y el siguiente hay que buscarlo bien cerca del primero. En 1936, a apenas unas semanas del estallido de la Guerra Civil, la penúltima etapa cubrió la distancia que separa Verín de la ciudad. Un italiano de apellido Bertola se impuso en el parcial, mientras que Deloor volvió a coronarse al día siguiente en Madrid.
A partir de ahí hubo que esperar casi 25 años para ver de nuevo una llegada de la Vuelta en Zamora. Sucedió de nuevo en la capital, tras una etapa otra vez larguísima que partió de Ourense para alcanzar la ciudad, donde se impuso otro italiano: Nino Asirelli. Aquel no fue precisamente el inicio de un idilio entre este territorio y la ronda española. De nuevo, tocó aguardar un cuarto de siglo hasta el siguiente arco de meta en Zamora.
En la edición de 1985, la ciudad acogió la llegada de la primera etapa en línea de la carrera, tras la prólogo de Valladolid. Eddy Planckaert levantó los brazos en meta, en el día antes de que un joven Miguel Induráin cogiese el maillot de líder en la llegada a Ourense. Diez años después, en el recorrido inverso de la ciudad gallea a Zamora, fue Nicola Minali – un italiano más – el que se hizo con la victoria. Laurent Jalabert subió al podio como primer clasificado de la general.
Desde entonces, la provincia acogió varias salidas de etapa: tres desde Benavente (1996, 2000 y 2002) y otra desde Zamora (2006). Ya en 2008, la zona de la Aldehuela fue el escenario de una llegada al sprint que culminó con la victoria de Tom Boonen, con Alberto Contador como líder y con Carlos Sastre, reciente ganador del Tour de Francia, como uno de los grandes atractivos para el público en la salida del día siguiente desde la Ciudad Deportiva.
Ya en los últimos años, el oeste de la provincia ha protagonizado las llegadas de la Vuelta a España a Zamora. En 2013, Michael Matthews se impuso en una etapa que terminó en el Parque Natural del Lago de Sanabria. Tres años más tarde, Puebla vio el triunfo de Jonas Van Genetchen, en un día recordado por la caída de Contador en un puente a pocos kilómetros de la meta. En esa misma edición, Villalpando fue el origen de la jornada que culminó en la Camperona.
En 2018, Elia Viviani – sí, otro italiano – levantó los brazos en Bermillo de Sayago, en el día antes de que la carrera pusiese rumbo a Galicia desde Mombuey. Fue la penúltima llegada de La Vuelta a España a la provincia. La última hay que buscarla en la atípica edición de 2020, recortada y trasladada a noviembre por la pandemia. En aquella oportunidad, Jasper Philipsen ganó en Puebla de Sanabria, con Primoz Roglic enfundado en el rojo de líder.