
Hay pequeñas intervenciones que también transforman una ciudad. No hacen ruido, no levantan aceras, son sencillas. Un estanque que nunca funcionó comienza a manar agua, luces de colores iluminan su estructura en armonía nocturna con el entorno y un espacio vacío de significado cobra vida.
La política municipal de mejora y creación de espacios acuáticos ornamentales forma parte de las decisiones estratégicas dentro de un programa de ciudad presente y futura que conecta urbanismo, patrimonio, sostenibilidad y mejora en la calidad del espacio público. En lo que va de mandato, desde el equipo de Gobierno hemos impulsado la recuperación de fuentes históricas, la modernización de las existentes y también la creación de nuevos espacios acuáticos con vocación estética y de revitalización espacial. Las actuaciones realizadas se ciñen a una perspectiva programática clara y definida: cada fuente recuperada no es solo una infraestructura decorativa, es una declaración de intenciones sobre el modelo de ciudad que queremos seguir construyendo; una ciudad con espacios públicos de calidad, al servicio y aprovechamiento del ciudadano.
La inauguración del nuevo estanque del Sillón de la Reina simboliza bien este enfoque. Ubicado en el paseo de San Martín, junto al histórico e ilustrado asiento pétreo que da nombre al entorno, este nuevo elemento ornamental ha sido concebido para integrarse paisajísticamente y dar utilidad estancial a un espacio que, durante décadas, no tuvo uso ni protagonismo. Es más, la desidia de los anteriores equipos de Gobierno permitió que este espacio se convirtiera en un entorno degradado, lleno de pintadas y basura, como en otros tantos puntos de la ciudad.
Con esta intervención se ha conformado una nueva infraestructura que presenta una pequeña caída de agua a modo de cascada mediante una actuación sencilla y estética: recrecimiento del muro cubierto con rocalla, impermeabilización del vaso con poliurea proyectada, ejecución de dos espacios para las bombas hidráulicas, instalación del cuadro y cableado necesario, colocación de vallado perimetral y la consolidación de un gran parterre junto al árbol central para acompañarlo con un manto de flores de temporada.
Pero si hay otro sencillo elemento que dota de identidad a este y a otros proyectos similares es la iluminación nocturna programable: El estanque del Sillón de la Reina, como ya ocurre con la fuente pequeña de La Marina, la fuente de Los Remedios o la fuente de San Ildefonso, dispone de un conjunto de 32 focos LED de colores que pueden configurarse para eventos o fechas señaladas. De este modo, nuestras fuentes ya no solo embellecen de día, sino que también complementan la actividad en la vida nocturna de nuestra ciudad. En fechas como el Primero de Mayo, el Día de la Mujer Trabajadora, el 12 de octubre o en otros eventos reseñables podremos teñirlas con los colores representativos de estas efemérides.
No se trata solo de fuentes. Esta política se inscribe en una estrategia más amplia de mejora del espacio público. Espacios como la finca de La Josa, con un proyecto de revitalización en marcha, la creación de una pista de juegos autóctonos multifuncional en el barrio de San Isidro o las actuaciones de forestación y ajardinamiento en lugares como La Lobata, Olivares o Valderrey, demuestran que continuamos avanzando en una visión de ciudad que combina lo funcional con la mejora medioambiental, lo ornamental con lo social.
En el sector de Valorio en La Lobata, como ejemplo, se han forestado 1,5 hectáreas junto a una nueva zona ajardinada; en Olivares hemos transformado una parcela yerma junto al Duero con arbolado y mobiliario urbano; y en Valderrey, lo que fue un vertedero es ahora un espacio con charcas, vegetación y arbolado que comienza a recuperar su valor ecológico.
A esta línea de actuación se suma el próximo proyecto ya en redacción y con partida presupuestaria para crear una nueva fuente interactiva de chorros en el parque de la Avenida de la Frontera, junto al bosque de Valorio. Una instalación que podrá usarse como zona refrescante en verano, y que contará también con iluminación LED programable para su uso ornamental en los meses fríos, manteniendo esa doble vocación funcional-ornamental.
Zamora continúa inmersa en un proceso de transformación, cada día, y no siempre a través de las grandes obras. A veces basta con devolverle el agua y la luz a una fuente para recuperar un rincón, y con él, patrimonio, belleza y utilidad.
Pequeñas intervenciones que son necesarias para continuar mejorando el espacio público de la ciudad.