«No hay que pensar en los árboles y sí hay que pensar en el bosque». El Ayuntamiento de Zamora ha salido este jueves a defender la actuación que se está llevando a cabo en el bosque, donde se están talando cientos (sino miles, porque nadie se atreve a afinar el número) de árboles argumentando que la actuación busca el sostenimiento futuro del bosque. «Queremos que Valorio sea un bosque sano y estas actuaciones buscan garantizar la viabilidad a futuro, reduciendo la densidad de las copas, favoreciendo el crecimiento de especies autóctonas y evitando el colapso simultáneo» de la masa arbórea que, indica la concejala de Fondos Europeos, Ana Belén González, se podría producir en unos años.
En una comparecencia en la que ha estado acompañada de Víctor Colino, investigador de la USAL, y de Asier Sainz, ingeniero de Montes y director de Zenit Ingeniería, dos entidades que han participado en la elaboración del proyecto, González ha recordado que la última actuación significativa sobre la masa forestal se llevó a cabo en el año 1975, hace justo medio siglo, cuando Valorio fue declarado de Utilidad Pública. Entonces se plantaron fundamentalmente pinos y arizónicas (cipreses) para favorecer el desarrollo del suelo, pero «el crecimiento homogéneo» de árboles plantados en el mismo lapso de tiempo «ha llegado a impedir el desarrollo de otras especies» en la zona.
Así, ha explicado González, lo tupido de las copas hace que «no haya plantones nuevos en la base», lo que a juicio del Ayuntamiento y de los autores del proyecto hacía peligrar el futuro del bosque al tener la masa arbórea un final vital previsto que afectaría a la mayoría de los árboles a la vez. Se están talando, así las cosas y siempre según el Ayuntamiento, árboles enfermos (olmos, principalmente), árboles hermanados, ejemplares con una inclinación excesiva y, a mayores, se están «despejando» las zonas que estaban muy tupidas para favorecer que el sol llegue abajo y puedan crecer nuevas plantas.
«Hemos eliminado árboles para que haya otros nuevos que sobrevivan», apuntan desde el Ayuntamiento sin que ni las fuentes municipales ni las de los autores del proyecto hayan sido capaces, pese a las reiteradas preguntas de la prensa, de cifrar siquiera por aproximación el número de ejemplares retirados. «Queremos dejar para el futuro un bosque sano, en condiciones, que tenga viabilidad», razona González. Tanto Víctor Colino como Asier Sainz se han afanado después en intentar ofrecer una visión de conjunto de la actuación. «Pensar en estos momentos en términos de cuántos árboles estamos retirando creo que es un error», aseguraba el ingeniero de Montes, «porque estamos actuando por hectáreas» retirando los que se estima necesario en cada una de las zonas en las que se está trabajando.
Ambos han puesto además el acento en el riesgo de incendio forestal que presentaba el bosque en su estado actual, «fuera de la capacidad de extinción» si se hubiera producido un incendio de copas. «Creo que mucha gente no es consciente de que, en el estado en el que estaba, un incendio podría haber hecho desaparecer el bosque de Valorio», continuaba Sainz. En la misma línea, Víctor Colino ha apuntado que «la gestión de un bosque como este se debe pensar de manera generacional, no se puede pensar en él en el corto plazo», a la vez que defendía actuaciones para que las especies autóctonas, encinas fundamentalmente, vayan ganando protagonismo de nuevo en detrimento de aquellas, como el pino piñonero, que fueron importantes en su día pero que ahora deben jugar otro papel.
La comparecencia de hoy, motivada por las críticas de Ecologistas Zamora a la actuación que se está llevando a cabo en el bosque, ha servido también para trasladar a la opinión pública que el proyecto de renaturalización de Valorio se encuentra aún en una fase incipiente. «No es justo juzgar a medio partido», apuntaba la concejala. Se están retirando árboles para, a partir de octubre y según han apuntado los responsables de la iniciativa, comenzar una plantación que se traducirá en 4.400 nuevos plantones en el bosque, que crecerán ya a un ritmo diferente de los que hay crecidos. Eso favorecerá que, en el futuro, el bosque se vaya regenerando por sí solo, esperan las mismas fuentes.
Sobre la época del año escogida, en la que el proceso de nidificación de aves se encuentra en su fase final, Asier Sainz ha explicado que expertos han recorrido la zona para comprobar que el daño no es excesivo, pues muchas crías ya han salido del nido y ahora «tienen a donde ir», cosa que no hubiera sido posible de haber empezado la tala antes. En cualquier caso, «como si fuera un hallazgo arqueológico», si se atisbara cualquier problema, «se detendría la intervención», apuntan las mismas fuentes.
Sobre por qué no se ha comenzado después, los impulsores del proyecto aseguran que se hubieran producido unos daños en el terreno, por la saca de madera, más importantes que los que se están produciendo ahora. Por último, sobre las zonas de saca, González ha asegurado que se devolverán a su estado previo por medios manuales o con maquinaria poco pesada. «No estamos haciendo cortafuegos», ha apuntado, aunque sí «espacios seguros para evitar la continuidad del material combustible, tanto horizontal como vertical», en caso de incendios.