Tres años y un día después de la muerte de Daniel Gullón Vara en el incendio de Losacio, su viuda, María Amelia Fuentes, recogió este viernes la medalla al mérito de Protección Civil concedida a su marido a título póstumo. La entrega tuvo lugar en la Subdelegación del Gobierno, sin cámaras, sin pompa. El gesto comprometido y poco más: «Ha sido muy rápido», admitió la mujer del bombero a la salida del edificio institucional. También más tarde de lo esperado.
La medalla se concedió en febrero de 2023. No se entregó hasta el tercer aniversario del incendio: «Hubo unos cambios de cargos y demás», justificó María Amelia, que salió con la medalla y el diploma bajo el brazo, pero sin un ápice de consuelo: «A mí me dan esto, pero no me cambian lo que tengo en casa», aclaró la mujer de Daniel Gullón, que ni siquiera percibe que los compañeros de su marido hayan visto cómo mejoran sus condiciones a raíz de la tragedia acaecida aquel 17 de julio de 2022.
Aquí conviene viajar una vez más a ese momento, al primer día del incendio más devastador que ha sufrido jamás la provincia de Zamora, al segundo de los grandes fuegos de la Sierra de la Culebra, el que se llevó por delante 60.000 hectáreas y, sobre todo, cuatro vidas. La primera, la de Daniel, que trabajaba como brigadista y que pereció víctima de las llamas durante las primeras horas de batalla contra el fuego. Luego morirían también Victoriano Antón, Eugenio Ratón y Ángel Martín.
La provincia lloró aquellas muertes, las instituciones dieron las buenas palabras correspondientes. Ahora, pasado el tiempo, quedan el dolor en cada casa y alguna cuenta pendiente. Por ejemplo, los 18.000 euros que corresponden a cada víctima fallecida en un espacio declarado como zona catastrófica. «No hemos sabido nada», aseveró María Amelia. Para ella no es tanto el dinero como el cumplimiento de lo que se le prometió.
Las condiciones de los bomberos
En aquellas semanas posteriores a los fuegos, tanto ella como muchos ciudadanos escucharon decenas de mensajes sobre la situación de los bomberos: «Siguen más o menos en las mismas condiciones. Los trajes siguen siendo los mismos, también las botas, y los cascos igual. Eso está comprobado que se desarma del todo en el momento que te da el fuego», recalcó la viuda de Daniel Gullón, que piensa que, si la historia se repite, puede volver a pasar lo mismo.
«Si pasan desgracias y no mejoramos nada es que no hemos aprendido», insistió María Amelia, que lamentó que la de su ser querido fuese «una muerte inútil». «Los medios se tenían que haber puesto ya antes. Si mi marido tenía una carroceta que no estaba operativa, que le hubieran dejado en su base», recalcó.
«Le tocó a él»
Con esa opinión, con el diploma y con la medalla, María Amelia volvió a su casa: «Aquello se pasó, se acabó. Ahora nos dan esto porque era suyo. Se lo prometieron, nos lo dan y punto. Cada uno a su aire», expresó la viuda de Daniel Gullón, que recibió el reconocimiento de manos, entre otros, del subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, y del delegado territorial de la Junta en la provincia, Fernando Prada: «Fue mi marido como pudo ser otro. Le tocó a él, pues le tocó a él», remachó la mujer del brigadista antes de marcharse.