Elena Carro se plantó en el altar de la iglesia de Ferreras de Abajo con la convicción de hablar en cinco minutos y de utilizar los 120 segundos restantes del tiempo marcado para llorar. La hija del pueblo se emocionó como preveía, pero logró contenerse con entereza para ofrecer un pregón del Día de la Comarca cargado de experiencias personales compartidas; de historias que son las suyas, pero que podrían ser las de cualquiera en un rincón de Aliste, Tábara o Alba. En la Zamora rural en general.
Esta fisioterapeuta residente en Vizcaya, escritora por afición, decidió responder en su alocución a la pregunta que cualquiera recibe en un pueblo cuando es un muchacho: «¿Y tú de quién eres?». La respuesta básica de Elena se reducía a «la hija de Mari», pero la versión larga tenía más aristas: «Soy una mujer orgullosa de sus raíces, de esta iglesia en la que don Miguel me enseñó el catecismo», arrancó la pregonera del Día de la Comarca. Y de ahí a la historia de su identidad.
«Soy de aquella trilla del señor Benigno en la que me sentía como Sancho Panza defendiendo la pureza del trigo (…), soy de la fragua del tío Juan Antonio (…), soy la que llenaba de cervezas la nevera para ir a beberlas al merendero y arreglar los problemas de nuestro pequeño mundo (…), soy la que apretó los puños y lloró viendo aullar la Sierra de la Culebra con el fuego», repasó Elena Carro.
Con esa mismo estilo siguió hasta el final: con las golondrinas, con las lágrimas de San Lorenzo desde el campanario, con la lumbre, con la abuela Cándida o la panadería de la señora Asunción, con la cuadrilla que iba a las verbenas en un Renault 5 color gris, con los paseos: «Soy de Ferreras de Abajo, de la comarca, de Zamora, de cada persona que tocó mi vida», insistió la pregonera, que recordó que una infancia y una adolescencia en un pueblo dan «raíz, sustancia y verdad».

Un día para el alma
Las palabras de Elena Carro sirvieron para abrir oficialmente una fiesta de Aliste, Tábara y Alba en la que también se escogió como personaje ilustre a Guillermo Vara Ferrero, de Ferreras de Abajo, el jefe de la Policía Nacional en Zamora: «Este es un día que se queda a vivir en el alma», apuntó el protagonista, que recordó a los muertos en los incendios de hace tres años y que quiso compartir el homenaje con sus familiares: con los que están y los que no.
El acto en la iglesia concluyó con un reconocimiento a dos centenarias, Rosario y Tránsito, y con la entrega de las llaves a los representantes de Valer, que acogerá en 2026 el Día de la Comarca.
