Hace ya algunos años, la organización del International Flamenco Festival de Nimes les propuso a Pedro y Benito Jiménez montar un espectáculo completo para juntar las píldoras que los dos hermanos iban dejando en su trabajo con otros artistas. Aquel encargo fue el germen del espectáculo que ambos han llevado desde entonces a Londres, Nueva York, Eslovenia, distintas citas flamencas en España y eventos de música electrónica como el Sónar. Cuesta definir qué es eso de «Flamenco is not a crime», pero uno de sus protagonistas lo intenta. Solo quedan unas horas para la siguiente parada: Zamora.
Pedro Jiménez, una de las dos mitades de Los Voluble, cuenta que la apuesta es mezclar el flamenco con la electrónica y la crítica social: «Es un pack audiovisual y una propuesta bastante heterodoxa. No podemos decir que es tradicional», señala el creador andaluz que, junto a su hermano, formará parte del cartel de protagonistas de la primera jornada del festival de flamenco de la ciudad, que se celebra el 27 de junio (22.30 horas) en la Plaza de la Catedral.

Conviene recordar que el sábado 28 tendrá lugar el concierto de José Mercé, en el marco del día más «tradicional» del evento. Lo del 27 forma parte de la idea de la organización, guiada por el Teatro Principal de Zamora, de hacer una apuesta más arriesgada por los nuevos formatos del flamenco. Y Los Voluble encajan en esa idea.
«Nosotros reivindicamos la capacidad que tiene el flamenco para contar las fatigas», analiza Jiménez, que define la técnica de su espectáculo como «live cinema». «Es más o menos una película que hacemos en directo. Hacemos como una improvisación a través de recursos digitales y analógicos. También remezcla en directo. Y entendemos que es divertido», apunta el creador. La respuesta del público es la mejor señal: van siete años de camino.
Yuxtaposición, no fusión
«El origen es una corriente de música e imágenes de la cultura audiovisual. Nosotros lo que aportamos es nuestra forma de entender las mezclas. El flamenco es una herramienta de yuxtaposición. No es fusión, sino el flamenco entendido con su crudeza, con sus cantes y con su forma», insiste Jiménez, que subraya el «respeto» hacia el arte» y que incide en la capacidad para convencer hasta al espectador «más reacio».
De fondo, también está la idea de la fiesta, «de pasárselo bien como una herramienta política». El nombre del espectáculo parte del eslogan de las raves de los 90: «Free party is not a crime». O sea, una fiesta libre no es un crimen. «Ahí nos solemos mover, entre los deseos de bailar, de ver y de pasarlo bien», zanja Pedro Jiménez.