El altar de la iglesia de Villarrín se transformó en un escenario y Adrián, Diego y Eva se plantaron ante el público para abrir el Día de la Provincia. Sonó La mujer de verde de Izal, la música dio la señal y la alcaldesa del pueblo ofreció la bienvenida: «Este es un motivo de orgullo y una oportunidad para mostrar una tierra que es vida y corazón», apuntó Ainhoa Aranguren, algo responsabilizada, pero más feliz. No tanto por el protagonismo como por todo lo demás.
Fuera, la barra del bar llena, el pueblo plagado de gente y todo el escaparate de Villarrín abierto a la gente que acudió al acto central. Y aún quedaba la tarde: «Este es un lugar donde la tierra y el campo se abrazan», continuó Aranguren, que mencionó el «tesoro natural» de la reserva de Villafáfila y que celebró que su localidad «ha sabido crecer sin olvidarse de lo que fue».
La alcaldesa se bajó del escenario tras obsequiar con un recuerdo de la jornada al presidente de la Diputación, Javier Faúndez, y dio paso a los premiados: Tecozam, Ricardo Ferrero, Capitonis Durii, Azayca y Andrea Peláez. La última, periodista en Tiempo de Juego (Cadena Cope), reconocida como embajadora de la tierra, fue la encargada de hablar por los demás, de compartir con el auditorio el sentimiento que tiene por una provincia de la que vive alejada sin cortar jamás el cordón umbilical.
«No sé si en algún momento voy a recibir otro premio, pero este se me otorga por el amor a lo que soy y de donde vengo», destacó Peláez, que se emocionó al ver a su madre y a su hermana en la pantalla, y también al citar a sus abuelos, de Arquillinos, a un paso de la iglesia donde ella agradeció y reivindicó. En el primer capítulo, la periodista se acordó de Tomás Aguiar, con quien todo empezó; y de Paco González, el hombre que le dio la oportunidad.
En la segunda parte, la de la protesta, la zamorana expresó su «más sincero rechazo a la decisión de Renfe». «Todo mi apoyo a la comarca de Sanabria. Zamora se merece respeto. Que no nos dejen morir solos y abandonados», clamó Andrea Peláez.
Los alcaldes
La embajadora de Zamora en Madrid dio paso a los hombres que nunca se despegan de sus pueblos, a veinte alcaldes que fueron reconocidos por acumular 24 años o más en el cargo. Algunos alcanzan los cuatro decenios. Son los mandatarios eternos, de toda la vida. Uno siempre pensará en ellos cuando hable del regidor de Bretó (Abilió), del de Friera (Lázaro), del de Almaraz (Pepe) o del de Lubián (Felipe).
En el cierre, llegaron los discursos políticos y volvieron Adrián, Diego y Eva. Esta vez, con El Tío Babú, más de la tierra. «24 mozas iban a una boda…».
