Cuentan las crónicas que el hecho se produjo a las 20.53 horas del 12 de junio de 1985. En un día marcado por los intentos de la banda terrorista ETA de enturbiar el paso que estaba a punto de dar el país, el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, firmó en Madrid el acuerdo de entrada de España en la Comunidad Económica Europea. Antes, por la mañana, su homólogo portugués había hecho lo mismo en Lisboa.
Unos meses después, el 1 de enero de 1986, los dos países entraron en el proyecto común, un paso que supuso un cambio de paradigma para la relación de España y Portugal con Europa, para su propia vinculación dentro de la península y, particularmente, para los territorios de frontera, que abrieron un periodo de acercamiento que aún hoy continúa.
De vuelta a aquel acto solemne celebrado hace ahora cuarenta años en la Sala de Columnas del Palacio Real de Madrid, conviene recordar la presencia de un zamorano que, por entonces, era el presidente de la Junta de Castilla y León, Demetrio Madrid. El histórico dirigente socialista recuerda con emoción aquel instante, y así lo manifestó en una cita organizada hace unos días en Alcañices por la representación de la Comisión Europea en España.
El siempre político, que camina ya hacia los 90 años, reivindicó la importancia de aquella firma, pero sobre todo defendió la existencia de la Unión Europea como «un proyecto de éxito total». «Eso no quiere decir que no tenga problemas. Los padres fundadores ya lo sabían: la construcción europea es dar dos pasos adelante y uno hacia atrás, pero de una forma democrática y libre», analizó Demetrio Madrid.
El expresidente de la Junta de Castilla y León remarcó la importancia de «la cooperación y la colaboración entre los países» y el largo periodo de paz en el viejo continente: «Como si fuera fácil», advirtió Madrid, que remarcó la pertinencia de seguir trabajando en la vía común para evitar «la confrontación bélica entre naciones». «Defiendo a ultranza la ciudadanía europea», abundó el político zamorano.
«Ni la secreta ni la PIDE»
Y no se trata solo de la política a gran escala. De regreso a la realidad vecinal de frontera, la vida es otra. Y Demetrio Madrid recuerda cómo era la anterior: «Aquí ya no están ni la policía secreta ni la PIDE. Recuerdo ir a Portugal antes de que acabara aquí la dictadura, pero después de su movimiento pacífico de revolución, y preguntarle a un hombre: ¿qué tal vivís? Y él me contestó: yo soy un hombre libre».
Demetrio Madrid incidió en la importancia de esa cuestión, más allá de que, luego, tanto la democracia como el proyecto común europeo «puedan tener todos los defectos del mundo». Han pasado cuarenta años desde aquella tarde a las 20.53, pero el acuerdo y los valores que le dieron forma siguen vigentes.