En los pasillos del instituto Valverde de Lucerna, cuando se habla del tren, la gente gira la cabeza hacia la zona que conduce a la cafetería. Claro que hay profesores afectados. Incluso alumnos. Hay cabreo por ellos y por todo lo que supone la reorganización de Renfe para la comarca. Pero también por Marian. Los docentes y los administrativos son conscientes de que la situación particular de la mujer que mantiene abierto el espacio hostelero ubicado en el interior del centro educativo convierte sus desplazamientos desde Zamora hasta Puebla de Sanabria en poco menos que una quimera sin el servicio ferroviario matinal de primera hora.
Ella misma lo cuenta desde un puesto de trabajo al que ha llegado estos días «pidiendo favores». «El tema es que yo cogí esto porque había tren; ¿ahora qué hago?, ¿cierro?», se plantea Marian, de apellido Blanco, que explica que, a sus 54 años y «con la ayuda aprobada», se decidió hace más de un año a dar el paso de iniciar un nuevo proyecto como «pequeña autónoma» en Puebla de Sanabria y a reabrir un espacio que estaba cerrado desde la pandemia. Le costó al principio, pero lo levantó. Ahora, le surgen muchas dudas.
«Esto da lo que da, es una cafetería de un instituto pequeño, pero estoy contenta y a gusto. Lo que pasa es que ahora no podría venir», resume la zamorana, que admite que su «asignatura pendiente en la vida» es la del carné de conducir. Ni ese recurso ni el del coche hacían falta en su planteamiento inicial cuando pensó en abrir el negocio en Puebla. Con el tren bastaba: «Ahora es un problema, la verdad. Me parece súper injusto que no nos defienda nadie», recalca Marian, que solo podría plantarse en Otero en transporte público a las diez y diez. Es decir, para abrir dos horas tarde. Inasumible.
La responsable del negocio considera que lo que está haciendo el alcalde de Vigo, Abel Caballero, «no tiene nombre», pero reconoce que el regidor gallego «tira por su tierra». «Estos de aquí no mueven un dedo», opina Marian sobre los políticos zamoranos, a quienes demanda más empuje para recuperar los trenes y esquivar este nubarrón que se ha plantado sobre su cafetería: «Empezaré en septiembre otra vez porque tengo la esperanza de que vuelvan a poner los servicios, pero vamos, no sé», deja en el aire.
Ahora, en los días posteriores a la reorganización de Renfe, Marian Blanco está viajando con los profesores que también se mueven desde Zamora. Antes, ya subía con ellos desde Otero hasta Puebla, ante la ausencia de un enlace de transporte público desde la estación hasta la cabecera sanabresa, pero una cosa era ese pequeño favor diario de cinco minutos y otra un desplazamiento de más de cien kilómetros: «Yo no puedo hacer las ruedas porque no tengo coche», asume.
«Nos iremos todos»
La hostelera reconoce que «la gente es muy maja y se porta muy bien», pero recalca que «no se puede estar todos los días así». «Esto no tiene nombre», insiste Marian, que tilda el panorama de injusto y que augura un futuro complejo para la comarca si no se da marcha atrás: «Nos iremos todos. Los profesores y los sanitarios también», advierte la responsable de la cafetería del instituto, que recuerda que ella es una pequeña autónoma con «una dificultad mayor», pues el suyo «no tiene nada que ver con un buen sueldo».
Aún así, en los últimos meses, «el negocio había cogido color». A partir de ahora, «veremos qué pasará». «Luego dicen que la gente no quiere trabajar y que no quiere hacer nada, pero todo son trabas. Y para los pueblos más», zanja Marian Blanco.