El final de la primavera siempre viene con aire fresco en los hospitales. Cada año, por estas fechas, una nueva hornada de residentes aterriza en las consultas tras la elección de las plazas del MIR. En Zamora, esta vez, han sido más de veinte. Para ellos, ya médicos de pleno derecho, comienzan ahora cuatro años de especialización que culminarán con su salida definitiva al mercado laboral. Quizá, a partir de ahí, sigan dentro del propio Complejo Asistencial que ahora los recibe y que, en 2029, querrá retener a muchos de ellos. Falta le hace al territorio.
Más allá de eso, que aún queda lejos, en todo el ceremonial que se monta en torno a la recepción de los nuevos MIR está también la recepción de los jóvenes facultativos en el Colegio de Médicos de Zamora. Ese acto se celebró este martes, con la presencia de los protagonistas de esta historia: los médicos que han elegido la provincia para especializarse. Algunos, porque no les ha quedado otra; otros, con el interés inicial de venir aquí, de estar en el lugar que quieren.
En ese último grupo está Miriam López, de 25 años, que asegura que, con su número 2.800 en el examen del MIR, tenía la posibilidad de escoger otro lugar «en Castilla y León o fuera» para hacer la especialidad de Digestivo. Sin embargo, eligió Zamora, su casa: «Quería quedarme cerca de mi familia, de mis raíces, de mi entorno», aclara la médico, que cuando pudo no dudó: «Estoy muy contenta de mi decisión», afirma.
De hecho, esta mujer, que completó sus estudios universitarios en Navarra, no viene para cuatro años: «Me gustaría quedarme por aquí cerca», asevera López, que niega tres veces («no, no, no») cuando se le pregunta por la posibilidad de marcharse a Madrid o a otras grandes ciudades: «Igual es una opinión impopular, pero tengo la intención de estar en mi hogar», zanja.
Lo rural
A su lado, María Pacheco también habla del arraigo. En este caso, no por Zamora como tal, pues ella es de León, pero sí de los entornos rurales de esta zona. Esta médico de 24 años sacó un número más alto en el MIR, por encima del 10.000, pero ya tenía claro que quería hacer Medicina de Familia y formarse «en un hospital pequeñín, más abarcable y cerca de casa». El Complejo Asistencial en el que ha aterrizado cumple con todos los requisitos.
Además, aquí podrá formarse en lo que le llama la atención: «la medicina comunitaria en los pueblos». «A mí me gusta ese ámbito», concede Pacheco, que llega a su etapa MIR dispuesta a «aprender mucho, mucho, mucho» tras acabar la etapa universitaria en Valencia. Ahora, lo que le viene, como le recordaron en la charla posterior de bienvenida, es «una época de esfuerzo, de noches largas y de incertidumbre». Todo, para salir con la mejor formación. El paciente lo agradecerá.