Zamora cuenta con entre 173 y 189 parejas de garzas de cuatro especies distintas repartidas en cinco localidades diferentes (81-89 de martinete, 38-44 de garcilla bueyera, 50 de garza imperial y 4-6 de garceta común). Las principales localidades de cría son el embalse de Tímulos, en el río Duero a su paso por la localidad de Toro, con 85 y 95 parejas de cuatro especies; y las cercanías del embalse de Ricobayo, con 33 y 39 parejas reproductoras de tres especies. Estos dos puntos son, respectivamente, el primero y el tercero en relevancia en la comunidad autónoma en este aspecto.
Estas son las principales conclusiones, por lo que respecta a la provincia, del censo que ha realizado la Consejería de Medio Ambiente para conocer el estado de garzas reproductoras más escasas en la comunidad autónoma. Durante el seguimiento realizado en el año 2024, entre los meses de enero y agosto, se estimaron entre 335 y 362 parejas de garzas nidificando en 20 enclaves de cría en toda la región. De las nueve especies europeas de ardeidas – seis de las cuales se reproducen habitualmente en Castilla y León-, salvo la garza imperial y el avetoro común, que prefieren instalar sus nidos sobre medios palustres, el resto -martinete, garceta común y garcilla bueyera- eligen habitualmente las copas de los árboles para criar.
La especie más abundante fue el martinete común, con una estimación de 134-142 parejas repartidas en 5 enclaves. Por otro lado, únicamente se han detectado entre 5 y 7 parejas de garceta común en 3 colonias de cría. Además, se contabilizaron entre 114 y 123 parejas de garza imperial en 13 localidades, y entre 71 y 78 parejas de garcilla bueyera en 3 colonias. Además, se detectaron entre 11 y 12 parejas de espátula común en tres localidades diferentes. La especie más amenazada es el avetoro común, del cual no se ha registrado ningún territorio ocupado en las diferentes localidades prospectadas en el sur de la provincia de León.
Los principales ríos y humedales de Castilla y León constituyen una amplia red de ecosistemas que desempeñan un papel fundamental en la regulación de los procesos biológicos y geológicos de los lugares donde se asientan, indica Medio Ambiente. Además, «contribuyen notablemente a aumentar la diversidad biológica y paisajística de su entorno, constituyendo verdaderas islas biológicas como importante refugio para especies animales y vegetales. Entre estas especies de animales destacan la familia de las garzas (Ardeidae), grupo de aves bastante uniforme, tanto morfológicamente -grandes patas, cuerpo esbelto, pico fuerte y aguzado y amplias y redondeadas alas- como en cuanto a sus pautas de comportamiento, ya que durante la primavera se concentran formando colonias de cría».
Este grupo de aves, debido a su íntima relación con los ecosistemas, son indicadores del estado de salud de los mismos. Por esta razón, desde el año 2019 hasta la actualidad, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha realizado el censo anual de las colonias de garzas reproductoras presentes en Castilla y León y su seguimiento a largo plazo representa una herramienta fundamental para establecer medidas adecuadas de gestión y conservación.
Este seguimiento anual permite obtener una imagen fija de cada una de las especies y poblaciones reproductoras a nivel regional, y contribuye a revelar la importancia que tienen las diferentes zonas húmedas de la comunidad para la reproducción de estas aves acuáticas.