Meses después de la instalación de la antena en Santa Clara de Avedillo, el teléfono sigue sin funcionar. Los vecinos de la localidad llevan ya más de un año, en la práctica, sin cobertura de móvil para llamar por teléfono o para usar aplicaciones que requieran de conexión a Internet si no disponen de cobertura wifi. En la localidad viven durante el invierno menos de 200 personas, pero el vecindario ha aumentado ya con la llegada del buen tiempo y lo seguirá haciendo en las próximas semanas hasta casi doblar la cifra de residentes en verano. Si nada cambia, los nuevos vecinos se encontrarán con los mismos problemas que dejaron el año pasado cuando regresaron a la ciudad.
El pueblo tiene fibra óptica, lo que ayuda a solucionar en parte los problemas de los vecinos, pero «no es la solución», apuntan residentes en el pueblo. Operaciones cotidianas como realizar una transferencia bancaria son prácticamente imposibles. Hay que hacer el proceso por la aplicación móvil del banco desde casa, pero cuando la entidad envía el SMS para confirmar la identidad, el mensaje no llega. Los que tienen la suerte de pillar algo de la cobertura de Corrales cerca de casa tienen que salir, recibir el mensaje, y correr de vuelta al hogar para introducirlo en la aplicación antes de que pase el tiempo. Para otros muchos la operación es directamente imposible.
Por lo que refiere a las llamadas, de nuevo la solución (temporal) está en la fibra. Los vecinos llaman por Whatsapp cuando necesitan algo, pero solo lo pueden hacer desde casa y hay residentes, sobre todo los más mayores, que no saben manejar la aplicación. «Ellos son los que peor lo llevan porque tienen más dificultades para comunicarse», dicen los vecinos.
La gente se siente «abandonada»
Los habitantes del pueblo aseguran que la recogida de firmas de hace unos meses se tradujo en la instalación de una antena que, dicen, no funciona. «Ahí está la estructura, pero no hay repetidores que den señal», indican residentes en el pueblo. La antigua antena, que estaba más cerca del núcleo urbano y que proporcionaba una precaria solución temporal a los problemas de cobertura también ha dejado de funcionar. «Aquí estamos abandonados», apuntan los vecinos.
La ausencia de señal, asegura Jenaro Leal, uno de los afectados, es tal que los móviles ni siquiera registran las llamadas perdidas. «La gente te llama, no da señal, y cuando coges algo de cobertura ni siquiera llegan las llamadas perdidas. Ni suena la llamada ni nos enteramos de quién nos ha llamado», remacha.