En cada comercio, en cada fachada, en cada rincón. En todos lados aparece el cartel. La imagen muestra una vía comida por la hierba bajo un cielo nublado y unas letras en rojo que mandan el mensaje: «No a la supresión de servicios». El diseño en cuestión anuncia la movilización que tendrá lugar este 1 de junio en la estación de tren de Zamora y que aspira a congregar a un importante número de vecinos de toda la provincia contra el agravio de la eliminación de servicios matinales en la terminal de Otero: la denominada Sanabria Alta Velocidad.
La concentración, respaldada de forma unánime a nivel político y convocada por la mesa de trabajo del tren en Zamora, tendrá lugar a las doce de la mañana y llega ocho días después de que la Alianza UPA-COAG congregará a 3.000 vecinos en Otero. A priori, la ubicación esta vez resulta más favorable para que la asistencia crezca, en el marco de un conflicto cuyo suflé no se ha bajado, a pesar de que son ya 18 días de pulso entre la provincia y Renfe.
Para quien siga perdido, la cuestión es la siguiente: el día 14 de mayo, el operador ferroviario publicó los horarios que entrarán en vigor para sus trenes a partir del 9 de junio. En esa relación dejaron de aparecer algunos servicios y aparecieron otros, pero tres ausencias soliviantaron a Sanabria en particular: la de los viajes de las 8.46 y de las 9.35 desde Otero hacia Zamora y Madrid, y la de la frecuencia que parte a las 6.15 de la capital de España y deja a los viajeros a las 8.15 en la comarca, previa parada en Zamora ciudad.
Dicho de otro modo, si nada cambia, Sanabria se quedará sin servicios matinales útiles. El primer tren desde la comarca saldrá, a partir del 9 de junio, a las 12.27, mientras que el primer servicio procedente de las ciudades llegará a Otero a las 10.10. Una relación inservible para aquellos que se desplacen por cuestiones laborales. La mecha se prendió en cuanto trascendieron los horarios, pero las gestiones y la presión ejercida desde entonces apenas han surtido efecto.
De hecho, los primeros días fueron de silencio por parte de Renfe hasta que su presidente, Álvaro Fernández Heredia, decidió que era el momento de hablar. Aquello sucedió casi una semana después del anuncio de los horarios y después de que los usuarios alzaran la voz y se anunciara la manifestación en Sanabria para el 24 de mayo. Es decir, cuando el dirigente del operador ferroviario se decidió a salir, ya había podido escuchar los argumentos de los usuarios: desde la estudiante que no va a poder ir a clase cada mañana hasta el trabajador bancario que tendrá que volver al coche o pedir el traslado, pasando por los pacientes que tendrán que hacer noche el día antes de una cita.
A pesar de todo, Fernández Heredia hizo un tour mediático para subrayar, básicamente, que Renfe no iba a torcer el brazo, que había criterios económicos, comerciales y de sentido común que respaldaban su postura. Con esa posición se llegó a la movilización de Otero, donde el presidente del operador ferroviario fue una de las dianas. También el alcalde de Vigo, Abel Caballero, considerado como uno de los culpables por haber pedido la eliminación de paradas de Castilla y León en aras de que el tren llegase más rápido a su ciudad.
La manifestación reunió a 3.000 personas, más de la mitad de las que viven en la comarca de Sanabria, así que la presión social se convirtió en gasolina para los políticos provinciales, que arrancaban la última semana de mayo con citas en Renfe para tratar de convencer a Fernández Heredia y a su equipo de la pertinencia de recular. Sin embargo, la delegación socialista se topó con el «no» de los responsables ferroviarios y de los técnicos ante sus propuestas de adelantar algún horario para recuperar servicios matinales o de habilitar un Avant para atender las necesidades de la comarca y, de paso, de la ciudad.
La cuestión del Avant siguió coleando al día siguiente, cuando Renfe le propuso a la Diputación de Zamora, en otra reunión, que la propia institución provincial y la Junta se implicaran a la hora de costear ese servicio particular, que básicamente consistiría en una salida de Sanabria a primera hora de la mañana, un paso por Zamora y una llegada a Madrid a una hora razonable. En el marco actual, parece imposible que las administraciones aludidas vayan a aceptar esa alternativa.
Con esa realidad se llegó ya a la mesa de trabajo del tren, donde se acordó seguir adelante con la manifestación que tendrá lugar este 1 de junio. La apoyan todos los partidos políticos de la provincia. También muchos ciudadanos, de Sanabria o no, que sienten la decisión de Renfe como un agravio hacia el territorio. Van 18 días de pulso y faltan ocho más para que los horarios entren en vigor. La provincia aspira a que su voz se escuche para que, antes de ese día, algún dirigente pulse el botón de pausa y tenga en cuenta lo que necesita este rincón del noroeste.