«No me gustaría estar ahora en su lugar». Las palabras las pronunciaba este martes el presidente de la Diputación de Zamora, Javier Faúndez, refiriéndose a una conversación mantenida con el alcalde de Puebla de Sanabria y senador, José Fernández. Y es que, aunque el caso del sanabrés es quizás el más evidente por las múltiples circunstancias que vienen a coincidir, la crisis abierta por Renfe (y, por extensión, por el Ministerio de Transportes) en toda la comunidad y especialmente en Zamora pone en una situación muy complicada a los socialistas locales. A los de Zamora, pero también a los de Medina del Campo y a los de Segovia en un periodo en que la comunidad está prácticamente inmersa en la precampaña electoral de cara a las elecciones autonómicas.
En el PSOE de Zamora el partido ha tenido una postura clara desde primera hora. El mismo día que se anunciaba la supresión de las frecuencias más útiles del AVE en Sanabria ya reconocía José Fernández que la medida era mala para la comarca y para la provincia, y abogaba por reconducirla. En la misma línea, una amplia representación de los socialistas zamoranos se desplazó el pasado sábado a la estación de Otero de Sanabria para participar en la manifestación convocada para exigir el cambio de planes y que no se perdieran frecuencias de AVE en la comarca. Acudieron, entre otros, Antidio Fagúndez, el recién reelegido secretario general del PSOE de Zamora, o David Gago, también reelegido líder de la Agrupación Local del PSOE en Zamora capital. El PSOE, o al menos su aparato interno, se ponía del lado de los vecinos en lugar de posicionarse con Renfe. Y, por extensión, con el Ministerio de Transportes y, por más extensión, con el Gobierno.
Que el PSOE de Zamora está en una situación difícil es tan evidente que ni siquiera la oposición está haciendo leña de ese árbol. Las palabras del inicio, las pronunciadas por Faúndez, continuaban con otras sobre el «complicado momento» de José Fernández, «que estaba visiblemente afectado» tras la infructuosa reunión con Renfe del pasado lunes. Pero si el panorama es complicado, más difícil de entender es que Renfe, una empresa pública que tiene una dirección política que emana de un Gobierno socialista, haya puesto a los parlamentarios de su propio partido a los pies de los caballos convocándoles a una reunión de la que no se trajeron nada. Ni una promesa, ni una frase ni un leve resquicio al que agarrarse. El PSOE se limitaba a decir que insistió ante Renfe en el papel vertebrador del ferrocarril mientras el senador José Fernández aseguraba que la reunión, «peor, imposible».
Y es que, aunque tampoco hubo grandes avances, el botín que de Madrid se trae el presidente de la Diputación de Zamora, del PP, es mayor que el que el lunes obtuvieron los socialistas locales. Renfe abrió la puerta ante Faúndez a habilitar un tren Avant, aunque pide que sean las administraciones las que lo paguen. En un escenario de posturas inamovibles, y aunque es de prever que quede mucho camino por andar si es que este tren llega algún día a habilitarse, la reunión del martes deja un leve resquicio por el que se cuela la luz. El lunes, todo fue negro.
«No me voy a esconder»
Este martes, en la reunión de la Mesa del AVE en el Ayuntamiento de Zamora, fue el propio David Gago el que decidió coger el toro por los cuernos. «No soy representante del Gobierno de España. Ni siquiera del PSOE en este Ayuntamiento, solo represento a los zamoranos que nos votaron. En la reunión del lunes buscábamos una reversión de la decisión de Renfe, teníamos confianza en que así fuera, pero no llegó y estamos decepcionados», explicó Gago.
El concejal aseguró que «ante las cifras de Renfe, también les puse otras encima de la mesa. Las de los kilovatios que salen de las centrales hidroeléctricas de Zamora camino de otros sitios de España, las de los kilómetros cuadrados inundados por pantanos, las de los metros de túneles por los que hoy va el AVE. Esas cifras también hay que ponerlas sobre la mesa porque explican la situación actual de la comarca». Aunque no hubo resultados, Gago asegura que «Renfe ya sabe cuál es la oposición del segundo partido más votado en las últimas elecciones en Zamora. Es frustrante acudir a este tipo de reuniones, en las que se propuso una alternativa real que no se quiso aprobar. Estamos hablando», dice Gago, «de utilidad de horarios, no de plazas. De que paren trenes que den servicio a la gente»
Carlos Martínez, también afectado
La situación afecta al PSOE no solo en Zamora, sino en toda la comunidad. Es también la primera gran crisis a la que se enfrenta Carlos Martínez desde que lidera al partido en la comunidad, una crisis interna en la que se hacen equilibrimos para no pasarse de frenada ante el otro gran activo del PSOE en la región, Óscar Puente, el ministro de Transportes. Martínez, en un intento de contentar a todo el mundo, aseguraba ayer que la problemática viene más por un cambio de horarios que por una necesidad de más plazas, que no es tal. En un acto organizado por El Mundo de Castilla y León aseguraba el líder de los socialistas que el PSOE «no pide que se mantengan estrictamente los horarios existentes ahora», que «han cambiado por algo». «Necesitamos una conexión a primera hora de la mañana y a última de la tarde, que los horarios se ajusten a las necesidades de la gente» y no estén para llegar a Madrid a media mañana, lo que según el socialista «solo sirve para ver el Museo del Prado». La solución, dijo, «va por ahí».
«Vamos a dar batalla», aseguraba el socialista en unas palabras que, leídas en otro contexto, no parecen ir referidas a sus compañeros de partido en otras administraciones. Pero así es. Son palabras que van con destino Madrid (al ministerio de Puente, concretamente) y que también viajan a Galicia, donde las recibe Abel Caballero, el alcalde de Vigo, también socialista, el que detonó la polémica cuando en marzo pedía aligerar el tiempo de viaje a la costa gallega a costa de suprimir paradas en Castilla y León. Como así ha sido.