La comarca tenía esperanzas después de unirse en la multitudinaria manifestación en Otero, pero Renfe no se mueve del sitio. La reorganización de los trenes sigue adelante. Así se lo hicieron saber los responsables del operador ferroviario a los parlamentarios socialistas, con quienes se reunieron a mediodía del lunes, y también a la Diputación Provincial, a cuyos dirigentes directamente borraron de la agenda del martes. Al parecer, no hay más que hablar.
Pero Sanabria sigue encendida. Ni entiende ni acepta el planteamiento de Renfe. Y todavía promete batalla. Ya lo advirtió el sábado, ante los 3.000 asistentes a la movilización, el representante de la Alianza UPA-COAG, José Manuel Soto, que auguró «guerra» si los dirigentes de Madrid no se plegaban a las exigencias de la comarca y mantenían los servicios ferroviarios matinales con los que cuenta ahora la estación de Otero.
«Ahora ya no vemos razones, solo chulería y prepotencia», señaló este lunes Soto, después de conocer la posición de Renfe tras la reunión con la delegación zamorana: «Esto se nos ha puesto muy oscuro, se ve que no cala el mensaje, pero vamos a seguir batallando. Ya veremos cuáles son las actuaciones aquí o en Madrid», deslizó el sindicalista, que retiró la mirada del operador ferroviario para posarla sobre el dirigente político: «Esto ya tiene que ir hacia el ministro», constató el vecino de Cional, en referencia a Óscar Puente.
Soto le recomendó al político vallisoletano que «tenga claro que esto no se le va a olvidar a la gente» de la zona. Tampoco a la de la provincia, que dibuja ya una manifestación para el 1 de junio en Zamora capital: «La respaldamos, por supuesto, e iremos los que podamos ir», aclaró el representante de COAG, que insistió en la importancia de apretar antes de que todo se concrete el día 9 de junio.
Desde la asociación Viajeros Jodidos Sanabria Alta Velocidad también ven el panorama «con bastante preocupación». «Consideramos que hay un clamor de la sociedad sanabresa contra la supresión de trenes, un clamor expresado de manera muy contundente», advirtió el portavoz del colectivo, José Rodríguez Ballesteros, que consideró que las autoridades han de tener en cuenta factores como el aislamiento, la distancia de la ciudad y la lejanía del hospital de referencia para mirar a la comarca «en clave de excepcionalidad».
Para Rodríguez Ballesteros, la supresión de ciertos trenes «solo favorece la despoblación y la pérdida de trabajadores absolutamente fundamentales» para la zona. De ahí que, bajo su óptica, la gente de Sanabria tenga que insistir: «Hay que trabajar en clave de presión social, máxima presión social. Se tienen que reproducir las manifestaciones y contar con todos. También hay que manejar el argumentario más potente para tratar de convencer al ministro de Transportes y, en su caso, al presidente del Gobierno», estimó el representante del colectivo.
José Rodríguez Ballesteros añadió también el factor Portugal, explicado en declaraciones a este medio por el político brigantino Hernani Dias y que señala que la estación de Otero puede ser clave en una futura conexión ferroviaria transfronteriza. Eso, si Sanabria Alta Velocidad aún existe cuando el país vecino desarrolle su infraestructura: «Vamos a contactar con la embajada de Portugal para que medie», advirtieron desde la plataforma de Viajeros Jodidos.
«Son nuestros derechos»
Y, más allá de políticos, sindicatos o colectivos, la gente. Concretamente, la gente afectada como María del Carmen Zurrón, residente en Galende y maestra en Zamora capital: «La zona sigue unida y con ganas de lucha, pero yo no me esperaba esta respuesta de Renfe, me parece vergonzoso», señaló esta mujer, tras conocer la posición del operador ferroviario: «Son nuestros derechos y el grito en la manifestación fue unánime», remarcó.
Zurrón recordó que Sanabria no está pidiendo «nada diferente ni ningún privilegio». Simplemente, mantener lo que tiene: «Esto no es una empresa privada. En la prestación de los servicios tiene que primar que no se vacíen los pueblos. Nos están dejando totalmente tirados», lamentó la usuaria, que afirmó que la comarca «va a seguir peleando». «Nos sentimos arropados, nos sentimos apoyados y la gente no se va a desinflar», zanjó la afectada.