Si uno se da una vuelta por el pasado puede encontrar varios ejemplos de Zamora, el tren y las protestas. En cada época toma una forma, pero el problema se suele reducir a la misma cuestión: Renfe, o el Gobierno de turno, reducen servicios. O al menos los cambian contra la opinión popular. Los responsables ferroviarios aducen argumentos similares: falta de rentabilidad, se sube poca gente, optimización… En resumidas cuentas: mucho coste para un número escaso de personas.
En los 80, las quejas se centraron en el cierre de la conexión ferroviaria de la Ruta de la Plata. En general desde Zamora y en particular desde los pueblos. En 1985, los vecinos de una de las localidades afectadas, Manganeses de la Lampreana, se juntaron para la protesta, hicieron unas hogueras para calentarse y cortaron la vía. El tiempo les dio la razón, porque aquel recorte, que se consumó, dañó de forma considerable a la economía del municipio.
Algunos años más tarde, ante el anuncio de recortes en los servicios del Talgo entre Ourense y Madrid a su paso por Zamora, los habitantes de Aliste se juntaron para parar el tren a la altura de Ferreruela. Ocurrió en 1990. El cierre de las estaciones suponía, para muchos, echar el candado a los pueblos. Ahora, aunque la línea regional todavía funciona, muchos de los apeaderos que estuvieron en marcha se encuentran destruidos o son el símbolo del abandono.
Más tarde vinieron más cierres, el final de la conexión convencional entre Puebla y Ourense y otras pérdidas ferroviarias que parecieron enterrar la vinculación entre Zamora y el tren hasta que llegó la Alta Velocidad. Primero, a Zamora, en 2017. Más tarde, de manera inopinada, a Sanabria, ya en 2021. La estación es nueva, pero los vecinos sienten la necesidad de movilizarse para no perderla. Como perdieron lo de antaño.
En realidad, desde la llegada del AVE, las protestas, las movilizaciones y las reivindicaciones han sido una constante en la provincia. La sensación de las asociaciones es que todo resulta inestable. Los horarios, los precios y las plazas. Todo parece pender de un hilo. Pasó con el madrugador de Zamora a Madrid. Tenía demanda, pero ya no está. Ahora sucede con la reorganización de Renfe, que deja a Sanabria sin servicio práctico por la mañana.
El impacto de esa medida es lo que lleva a la comarca a movilizarse este sábado. La manifestación la convoca la Alianza UPA-COAG, a las once y media de la mañana, en la propia estación de Otero. La secunda toda la sociedad zamorana. También políticos del partido del Gobierno, que acudirán. Aunque sea a escuchar a la gente. Por supuesto los de la oposición y organizaciones sociales como la Coordinadora Rural.
La asistencia, eso sí, es una incógnita. Viajará gente de fuera, pero la comarca es un territorio con la población dispersa y envejecida. Y apenas hay 5.600 en toda Sanabria. Habrá que valorar el éxito o el fracaso de la convocatoria teniendo en cuenta esa circunstancia. Por lo pronto, casi 12.000 personas han firmado en change.org para pedir que Renfe recule. También se están recabando apoyos en papel por parte de Criosanabria.
Negociaciones en marcha
Mientras, las negociaciones continúan, aunque los responsables de Renfe mantengan en público una decisión que nunca anunciaron, más allá de colgar los horarios con las nuevas frecuencias sin decir ni una sola palabra. Ahora sí dedican a dar explicaciones de la mano de su presidente, Álvaro Fernández Heredia, inmerso en un tour mediático durante los últimos días.
Con todo esto como telón de fondo, y la espera de que la solución llegue, Sanabria saldrá a la calle. Es posible que también lo haga Zamora el 1 de junio. Como en los 80 y en los 90. Con la esperanza de que el resultado sea otro.