Vecinos de Hermisende denuncian que llevan más de medio año sin disponer de una cobertura decente para navegar por Internet en las casas y viviendas del pueblo, desde que se cortara la línea de cobre en octubre del año pasado. Ahí dejaron de funcionar los teléfonos y los routers que aprovechaban la infraestructura con línea ADSL pero, desde entonces, no se ha habilitado alternativa ninguna. La fibra óptica, que lleva ya varios años instalada hasta la misma entrada del pueblo, no se ha distribuido por las casas. Consecuencia práctica: no hay Internet ni teléfono fijo.
Explica el caso Santiago Fernández, el dueño de la única tienda que hay en el pueblo. Una tienda que «de la noche a la mañana se quedó sin Internet y sin línea de teléfono», un problema añadido para un negocio porque «todos los clientes y proveedores tenían el teléfono fijo de la tienda y no podían llamar». La compañía del tendero, Yoigo, ofreció mudar la línea a Zamora, a una vivienda propiedad de Fernández, y derivar desde ahí las llamadas al teléfono móvil que lleva con él. El pequeño empresario paga desde entonces dos líneas, la fija en Zamora y la móvil, para un servicio que tilda de deficiente.
La cuestión afecta también a las personas que teletrabajan. Según indican las mismas fuentes, dos jóvenes que vivían de continuo en el pueblo y que trabajaban a distancia se han tenido que ir porque no hay Internet, y la gente que alargaba las visitas de fin de semana para trabajar un par de días desde casa ha tenido que dejar de hacerlo. Y lo peor es que «no hay previsión» para distribuir la fibra por el pueblo. «Hoy mismo he llamado a Movistar y me han dicho que no saben ni cuándo van a empezar», lamenta Fernández.
El tendero asegura que ha puesto una queja en la Junta, que no ha recibido respuesta, y que el Ayuntamiento no hace todo lo posible para intentar solucionar la situación. Algunas casas, las que tenían servicio contratado con Movistar, recibieron un router 4G para salir del paso, pero no cumple las expectativas y ofrece un servicio «que va a pedales. Vale para el móvil, pero no para Internet ni para ver la tele», lamenta Santiago Fernández. La situación ha dejado a familias «casi incomunicadas».