Van con el tiempo pegado y no contaban con lo que tienen delante en un pequeño pueblo de la provincia de Zamora. Es su tercer día de viaje y los cinco motoristas están parados en la ZA-512 mientras ven cómo los vecinos de Prado entran a Quintanilla del Olmo con un par de santos y una Virgen. No les queda otra que parar o disfrutar un poco de la romería mientras el cielo y el reloj amenazan.
Los tipos miran la escena y la gente de la procesión los mira a ellos. Son cinco, van en Vespa y no han arrancado precisamente en la Tierra de Campos: «Venimos de un pueblo que se llama Valverde del Camino, en la provincia de Huelva, y vamos a una concentración mundial de Vespas que se hace estos días en Gijón», aclara uno de ellos, Javier Arrayás.
Efectivamente, Gijón es durante estos días la primera sede en España del Vespa World Days, el mayor encuentro internacional dedicado a los usuarios y amantes de la icónica Vespa italiana. El evento, que se celebra desde 2008 en diferentes países del mundo, entre ellos Italia, Reino Unido, Alemania y Francia, llegó a la ciudad asturiana promovido por Vespa Club España, gracias a una candidatura presentada y ganada hace un año en Italia.
Allá donde van estos amigos «se pueden juntar perfectamente 6.000 motos» clásicas de esta marca procedentes de distintos lugares del mundo. Tiene mérito, porque primero hay que llegar. Y no es fácil. Para estos amantes de la carretera son tres días de viaje. La primera noche la hicieron en Cáceres; la segunda, en Zamora capital; la idea es llegar el Primero de Mayo a Asturias, si la romería lo permite.
Lo cierto es que, desde Quintanilla del Olmo, todavía tienen un trecho. Las motos son de 200 centímetros cúbicos y no son demasiado antiguas: de los años 90. Ahora bien, corren poco, así que toca ir por carreteras secundarias: «Hacemos una media de 65 o 70 kilómetros por hora. Con esto, podemos ir hasta Moscú, si queremos, pero siempre al ritmo de la moto, a su paso», advierte Javier.
Los amigos forman parte de un club de Vespas de Valverde del Camino y, cada año, tratan de viajar al lugar donde se hace la concentración. La última vez, a Guimaraes. Javier calla porque los compañeros le apremian. La romería ya está en Quintanilla y pueden tirar. Asturias espera.