Cuando faltan unos minutos para las seis de la tarde del martes 29 de abril, a Ángel Martínez, Carla Peños y sus dos compañeras de viaje les falta una hora en coche para llegar a Zamora. Las tres mujeres están cerca de regresar a casa casi 36 horas después de su salida en tren a las 7.41 del lunes para desplazarse a su puesto de trabajo. Por supuesto, sin sospechar lo que estaba por venir. El cuarto ocupante, Ángel, el que conduce, fue a la capital de España ya al volante durante la pasada madrugada.
Los cuatro forman parte de los usuarios recurrentes del AVE que une Zamora con Madrid, un grupo de personas particularmente afectado por el apagón que castigó este lunes a España y suspendió la circulación de trenes desde y hacia la ciudad durante más de 24 horas, hasta la tarde de este martes. Como ellos, otras 50 personas aproximadamente han tenido que apañárselas como han podido para trabajar, dormir, volver a trabajar y regresar.
Peños, secretaria de la asociación de usuarios de AVE de Zamora, explica que, además, el número de gente que se fue en tren a Madrid el lunes a primera hora era superior al habitual en el primer día de la semana. ¿El motivo? Varios de los recurrentes tienen tres jornadas de presencialidad obligatoria, y el jueves y el viernes son festivos en Madrid. No quedaba otra que moverse. Y los afectados se iban a acordar de esa mala fortuna durante bastantes horas.
A casi todos los usuarios, el apagón les pilló en sus puestos de trabajo. A las 12.31 se fue la luz y, en varios puntos de Madrid, no regresó hasta las diez de la noche. «Nos hemos quedado con compañeros de trabajo, amigos o familiares en el caso de que los tuvieran. Como estábamos en la oficina, a muchos nos han dicho: ‘Quédate en mi casa'», explica Carla Peños.
De esa manera, los usuarios lograron salvar la noche antes de regresar al trabajo este martes con la incertidumbre de no saber si podrían volver a Zamora después de su jornada y de desconocer cómo podrían hacerlo. Algunos, en función de sus puestos, fueron dispensados de ir a la oficina, así que se marcharon a Chamartín para toparse con la cancelación de todos los trayectos de la línea que iba a Galicia.
La mayor parte de esos viajeros acabaron, según Peños, tomando un tren a Valladolid ya pasado el mediodía para, desde allí, coger un autobús a Zamora y llegar a casa a media tarde. Otros, los que salieron después de la jornada matinal, trataron de hacerse con un billete para retornar. Y también algunos hicieron lo mismo que Carla y sus compañeras: optar por el coche. En este caso, gracias a la circunstancia personal de Ángel.
Este zamorano tuvo que ir a trabajar el martes a un estudio de arquitectura a pesar de las circunstancias. Y, ante la ausencia de trenes, se vio forzado a ir de madrugada en coche para llegar a la hora. De vuelta, cogió a las tres usuarias con las que suele compartir vagón y los cuatro pusieron rumbo a Zamora para sortear las suspensiones ferroviarias, los retrasos y cualquier otro posible problema sobrevenido.
La ayuda del grupo de Whatsapp
Peños señala que todos los afectados se han ido comunicando este martes a través del grupo de Whatsapp que comparten para tratar de darse soluciones los unos a los otros. Por esa vía, muchos se recordaron la importancia de cancelar el viaje de ida de este martes que no iban a completar, por aquello de los abonos, y a través de ese mismo cauce van comentando lo que puede ocurrir el miércoles. Lo previsible es la normalidad, pero cuesta fiarse dadas las circunstancias.
Más personal de cada cual es la negociación con las empresas sobre lo que puede suceder en casos extraordinarios como este: el permiso retribuido, por ejemplo, queda en el aire para personas que residen en una provincia que no es en la que trabajan. Aunque lo importante, para la mayoría, es haber regresado. Los festivos del 1 y el 2 de mayo en Madrid se agradecerán más que nunca.