La llegada del ganso del Nilo a la provincia de Zamora es ya un hecho y los expertos piden a la administración medidas para que la especie no acabe de asentarse por el alto riesgo que ello conlleva para las aves autóctonas. En la provincia, la primera observación de la especie se produjo en el año 2021 en la orilla zamorana del embalse de Almendra, en concreto en la localidad de Salce, según explica a este periódico Alfonso Rodrigo, ornitólogo y miembro de NaturZamora. La observación indica que llegaron a este punto procedentes de la otra orilla del embalse, donde su presencia llevaba siendo regular varios años y donde a su vez llegaron, casi con toda probabilidad, desde Extremadura. Una migración que demuestra «la facilidad de colonización y expansión» de la especie, «lo que la convierte en un modelo de éxito evolutivo en el mundo de las aves acuáticas».
Hace dos años, en 2023, comenzaron a verse gansos del Nilo, dos ejemplares concretamente, en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila. «Desde ese momento no han parado de sucederse los registros de la especie y no ha parado de aumentar el número de individuos», asegura Rodrigo. Hasta el punto de que a día de hoy Zamora cuenta ya con dos grupos establecidos, uno en Montamarta y otro en el embalse de Ricobayo, que se mueve entre Santa Eulalia de Tábara y Montamarta. De momento, este último grupo tiene nueve miembros y, a mayores, se han visto grupos y aves solitarias en Agavanzal, en Zamora (cerca del Duero) y junto al Centro de Tratamiento de Residuos, también en la capital.

El ganso del Nilo es un ave originaria de África y las poblaciones naturales más cercanas a España hay que buscarlas en Senegal, Gambia o el sur de Mauritania. Hace varias décadas que fue introducido «como ave ornamental», apunta Alfonso Rodrigo, en Europa, y ha ido colonizando el continente «desde los jardines y palacios» en los que primero vivió. Ahora se ven ejemplares desde Suecia a Canarias y en algunos países, como Inglaterra, Bélgica, Holanda o Alemania, ya cría de manera masiva. En España la primera observación de un ave asilvestrada (fuera del lugar al que había sido llevada como «adorno») fue a finales de los sesenta y desde entonces no ha parado de reproducirse. Hay grandes poblaciones en Extremadura, Madrid y la costa norte de Cataluña, pero su presencia es también notable «en la costa gallega, Andalucía, localidades levantinas o Castilla-La Mancha», apuntan las mismas fuentes.
El problema es que el ganso del Nilo es un pato «muy territorial» y «muy agresivo» con otras especies. «Esto lo convierte en un problema para nuestras aves autóctonas, ya que compite de manera muy directa por el hábitat, tanto para alimentarse como para reproducirse. Una pareja de estas anátidas, con sus pollos, expulsará de manera violenta a cualquier otro animal que se acerque a la orilla o pradera que hayan elegido para sacar adelante a su prole», ilustra el ornitólogo.
Recuerda Rodrigo que la Sociedad Española de Ornitología cataloga al ganso del Nilo como especie dentro de la «Categoría C». Es decir, «especies exóticas que, habiendo sido introducidas deliberada o accidentalmente por el hombre, han establecido poblaciones reproductoras regulares que se mantienen de manera autosuficiente». Su llegada a la provincia es una muy mala noticia para las aves autóctonas, que pueden verse desplazadas a la hora de reproducirse.
Rodrigo recuerda que al igual que hay planes de erradicación para la avispa asiática o el visón americano, dos especies invasoras que causan un buen número de problemas, debe haberlo también para controlar el asentamiento de estas aves invasoras. «La administración debe velar porque el ganso del Nilo no se asiente de forma definitiva en nuestra provincia ahora que aún hay pocos ejemplares». Es la Junta quien debe ocuparse de sacar a estas aves del medio natural y la administración que tiene constancia de la existencia de gansos de Nilo en la comunidad desde los primeros avistamientos. «Esperamos que su control sea efectivo», concluye el miembro de NaturZamora.