Hubo tiempos, lo recordarán los más veteranos del lugar, en los que en Zamora los hosteleros y las instituciones llegaban a pedir a los particulares que tenían casas vacías que las abrieran para recibir a los turistas en Semana Santa. Hubo tiempos, lo recordarán quienes cuenten con unos pocos años a sus espaldas, que Zamora reventaba de turistas desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección. Tiempos en los que encontrar una habitación de hotel para los días centrales de la Semana Santa era imposible y en los que era muy complicado hallar acomodo en las noches «periféricas».
Es un retrato de tiempos pasados, porque la situación es ahora muy diferente. Zamora empieza este jueves sus once días grandes del año, marcados por las procesiones y por el gentío en las calles. Pero los datos muestran que la llegada de turistas a la ciudad no es tanta como llegó a ser. Vienen menos visitantes, algo que se aprecia de forma más intensa desde el paso de la pandemia pero que se venía percibiendo ya durante muchos años. Y se quedan menos noches.
Un repaso a los datos basta para ver que la Semana Santa con más afluencia de los últimos años fue la anterior al coronavirus, cuando llegaron a Zamora según los datos del INE, proporcionados por los hoteles, algo más de 24.000 viajeros. El segundo año, según la misma estadística y la misma fuente, de los últimos veinte años, fue el 2004. Entre uno y otro ejercicio pasaron tres lustros en los que hizo bueno, llovió, la Semana Santa coincidió en marzo, en abril, hizo frío, calor… Pero en los que no se consiguió superar el dato del año 2004. El paso de la pandemia ha acrecentado la tendencia. Descartados los años del COVID, los datos del 2022, ejercicio en el que revivió el turismo, fueron inferiores a los de 2019. En el año 2023 se registraron 21.000 viajeros en los hoteles y el año pasado, marcado por la lluvia, no se llegó a los 17.000, siempre según las estimaciones del INE.
Sucede, por tanto, que la llegada de visitantes se resiente. Las instituciones se afanan en buscar respuestas, y algunas parecen haber llegado esta semana tras la presentación del Estudio de Impacto Económico y Social de la Semana Santa de Zamora, elaborado en el año 2024. Lo atípico de la Pasión del año pasado, marcada por la lluvia, no permite extraer grandes consecuencias de los números de viajeros y asistentes a las procesiones, a todas luces sesgados, pero sí de otras cuestiones. Así, cuando a los encuestados se les pregunta que a través de qué medios conocieron la Semana Santa de Zamora, más del 58% asegura que fue a través de comentarios de amigos o familiares que ya la conocían. Una buena respuesta en el sentido de que muestra que los visitantes se van principalmente contentos de Zamora, pero mala en lo que anuncia: que las campañas de promoción no están registrando los datos esperados. De ahí el esfuerzo que este año han hecho algunas instituciones, como el Patronato de Turismo de Zamora, llevando la Semana Santa a las estaciones del metro de Madrid o a las pantallas de la plaza de Callao y otros puntos céntricos de la capital de España. Está bien que los que vienen se vayan contentos, pero es necesario captar nuevos clientes.
Los hoteles
El papel de los hoteles también forma parte de la actualidad a la hora de componer este puzzle. A día de hoy todavía es posible encontrar habitaciones en Zamora para las noches del Jueves y del Viernes Santo, tradicionalmente siempre reservadas con meses de antelación. Las plataformas de reserva de hoteles hablan de una ocupación que ya roza el 95%, lo que anticipa que el sector podría colgar el cartel de «no hay billetes» para esas dos noches si el tiempo no castiga y se producen cancelaciones para última hora.
Pero el panorama para el resto de la semana es muy flojo. El primer fin de semana de la Pasión llega con los hoteles ocupados aproximadamente al 75%, una cifra que ya es complicado que repunte porque en estas primeras fechas hay menos reservas de última hora. Para las noches del Lunes y del Martes Santo la ocupación es inferior al cincuenta por ciento en muchos establecimientos, un dato demasiado flojo. Y supera el ochenta por ciento para las noches del Miércoles y del Sábado Santo, que se mueven a caballo entre los días más flojos y los de más actividad.
Es, con todo, necesario explicar que el fenómeno de los pisos turísticos juega aquí un papel fundamental. Hay familias o grupos que antes reservaban su espacio en los hoteles y ahora, por ser una opción generalmente más económica, optan por las plataformas de alquiler de viviendas particulares para pasar unos días en Zamora durante la Semana Santa. El año pasado, de nuevo con datos del INE, más de 1.200 personas pasaron en Zamora la semana de Pasión en alquileres vacacionales, sin recurrir a hoteles. «Hace 5 o 6 meses, ya era difícil encontrar una reserva en estos alojamientos. Hay un enorme interés por parte de los turistas por este tipo de oferta», apuntaba hace unos días el concejal de Turismo de Zamora, Christoph Strieder, que también aseguraba que hay grupos que se alojan en lugares más alejados de la ciudad y después se desplazan para ver las procesiones. Un tipo de viajero diferente que deja un también distinto impacto económico en la zona.
A la hotelería zamorana le queda el consuelo de que no es la única que experimenta esta situación. De hecho, si se comparan los datos previstos para Jueves y Viernes Santo en Zamora con los de las capitales más cercanas (Valladolid, Salamanca y León), la ciudad es la que sale mejor parada. En todas las demás las reservas están todavía por debajo del noventa por ciento. Y ello teniendo en cuenta, como indicaban el año pasado desde alguna institución, que es generalmente más barato pernoctar en Salamanca o Valladolid que hacerlo en Zamora durante estas fechas, donde los hoteles suben lógicamente los precios ante sus días más importantes del año.
Los restaurantes, más solicitados
Lo que sí parece encontrarse en buen momento son las reservas de los restaurantes. El presidente de la Asociación Zamorana de Empresarios de la Hostelería, Ángel Vicente, aseguraba hace unas horas que el cien por cien de las mesas en restaurantes de la capital estaban ya reservadas para los días que van del Jueves Santo al Domingo de Resurrección. Algo en lo que juegan un papel destacado también los zamoranos retornados, que no van a hoteles, no son contabilizados como turistas pero que, a la vista de los datos, suponen una parte importante de esa afirmación, tan repetida, de que Zamora «triplica su población en Semana Santa».