Dentro de tres días, el Mozo cruzará el puente. Esta vez, el de piedra, una vez rematadas las obras que han dotado al viaducto de una nueva imagen. El corte de cinta simbólico de la Semana Santa de Zamora llegará en ese instante del jueves a última hora de la tarde para dar paso a diez jornadas con diecisiete procesiones. La cosa está ya tan cerca que todos los apasionados de esta cita van haciendo sus cábalas con el tiempo mientras consultan sus aplicaciones de confianza. Casi es inevitable, y más después de lo del año pasado.
Para quien haya olvidado lo de 2024, conviene recordar que, de los diecisiete desfiles programados, siete se suspendieron y cuatro tuvieron que acortar el recorrido. Solo las cinco primeras procesiones (Espíritu Santo, Luz y Vida, La Borriquita, Tercera Caída y Buena Muerte) junto a la del martes por la noche (Las Siete Palabras) salieron con normalidad a las calles. El resto tuvo que quedarse en los templos, conformarse con un viaje corto o refugiarse precipitadamente cuando llegó el agua.
La parte buena de ese precedente es que resulta algo completamente excepcional si uno se fija en los precedentes. De hecho, resulta más común que todos los desfiles puedan salir con normalidad que una circunstancia como la de 2024. Sin ir más atrás en el tiempo, en 2023, no hubo suspensiones ni reducciones del recorrido. Tampoco en 2014, 2015 o 2017.
Esas son las cuatro referencias a las que los semanasanteros se pueden agarrar en las últimas diez ediciones (2013-2024, sin contar los dos años de vacío por el COVID) para pensar en una Pasión sin interferencias por la lluvia, aunque lo más habitual tampoco es eso. En realidad, de este análisis del periodo citado, se deriva que el porcentaje de procesiones que ha cubierto la ruta prevista por la organización en ese tiempo, sin acortar o suspender, alcanza el 84%.
Dicho de otro modo, de media, tres procesiones de cada edición de la Semana Santa de Zamora se vieron afectadas, en mayor o menor medida, por la lluvia. Esa cifra tiene en cuenta que algunas de ellas salen aun con circunstancias meteorológicas adversas. Por ejemplo, la cofradía de Jesús Yacente muestra varios ejemplos a lo largo de las diez últimas ediciones.
Además, del 16% que se ubica en el lado malo, conviene tener en cuenta que, entre 2013 y 2024, se han suspendido dieciséis procesiones y otras once han salido, pero han tenido que retornar antes de la cuenta al templo. Eso quiere decir que, de las 170 analizadas, 143 desfilaron sin problemas, por poner los datos porcentuales en números redondos.
Más y menos suerte
En cuanto a las cofradías con mejor y peor suerte, cabe aclarar inicialmente que no todas tienen la misma estructura, ni el mismo tamaño, ni la misma imaginería, ni los mismos estatutos. El citado caso del Yacente se une a otros como el de La Buena Muerte, que se suspendió en 2022, pero que suele tratar de echarse a la calle por todos los medios.
En realidad, en estas diez últimas ediciones, apenas son cinco las cofradías que han logrado salir en procesión de manera ininterrumpida, descontando el parón por la pandemia. Se trata del Espíritu Santo, Luz y Vida, Las Siete Palabras, Las Capas Pardas y Jesús Yacente. Eso sí, solo la del Sábado de Pasión y la del Martes Santo por la Noche lo hicieron sin tener que acortar su recorrido en alguna de las ocasiones.
Del lado contrario, se encuentran el Silencio o el Santo Entierro, con dos suspensiones y un recorrido acortado entre 2013 y 2024, o la Vera Cruz, con la única cancelación de 2024, pero con dos desfiles mutilados por culpa de las precipitaciones en el periodo analizado.
Con todo, basta decir que, aunque la gente se afane en tratar de predecir el tiempo que va a hacer dentro de ocho o diez días, si la cosa está en duda, prácticamente no se podrá saber nada hasta el instante mismo de la procesión. Casi sobre la marcha. Mientras, para los que aman la Semana Santa de Zamora, queda esperar y disfrutar de una incertidumbre que también forma parte del ritual.