El día de la concienciación sobre el autismo se conmemoró el 2 de abril, miércoles, pero como el objetivo es la visibilidad, colectivos como la asociación zamorana Azadahi han decidido mover al fin de semana sus acciones reivindicativas y, por qué no, festivas para trasladar a la sociedad unas cuantas realidades y también una importante dosis de información, que es lo que más demandan los padres que llegan con un diagnóstico reciente y un mar de dudas a las puertas de esta organización.
La presidenta del colectivo, Cynthia Garrote, ha explicado este sábado, antes del paseo, la música, los bailes o el pintacaras que había programado Azadahi para teñir de azul el centro de la capital, que ya son 82 las familias que se han sumado al colectivo, que estuvo a punto de desaparecer en la pandemia, pero que ahora funciona a pleno rendimiento en su local alquilado en el número 19 de la calle Colón, en el barrio de Los Bloques.
Desde allí, la asociación trata de dar servicio a través de sus talleres para las personas con autismo y para sus familiares, a quienes intentan implicar de manera directa en todas las terapias que ofrecen. «Lo primero siempre es quitarse el miedo. Cuando tenemos un niño, los papás y las mamás vienen con un duelo enorme, con un shock, y en muchos casos se hunden, no saben dónde ir, lo quieren esconder o incluso no lo quieren reconocer», apunta Garrote.
En esa línea, la presidenta de Azadahi defiende la necesidad de soltar cuanto antes ese miedo: «Si se actúa pronto, va a ser más fácil saber qué necesidades tiene el niño. Con el duelo no reaccionas, así que hay que ponerse las pilas para que nuestro hijo sea en el futuro más funcional. Siempre les decimos que esto no es el fin del mundo, que los niños con autismo son inmensamente felices», insiste la responsable del colectivo, que destaca que todas las familias de la asociación están «en el mismo barco».
Aún así, Garrote admite que existen determinados prejuicios en la sociedad: «Por ejemplo, cuando sales a la calle con el niño y aletea o da vueltas, la gente todavía no está concienciada de que hace eso para autorregularse, porque es así. No es bueno querer quitarles eso. No hay que esconder los síntomas», recalca la presidenta de Azadahi.
En cuanto al apoyo institucional, Garrote admite que a la asociación le hace falta más, aunque ya hay conversaciones abiertas para encarrilar ese aumento del respaldo público.