«Llevamos avisando lo menos ocho años, pero no nos ha hecho caso nadie. Estaba claro que esto se iba a caer». El enfado de los vecinos de Rabiche por la caída del muro de contención sobre los patios traseros de una hilera de viviendas es importante. El derrumbe del muro, de «170.000 kilos de hormigón armado», se produjo durante la madrugada del sábado al domingo, alrededor de la una, sin causar daños personales pero sí importantes pérdidas materiales.

De momento, explica Cristian Jiménez, familiar directo de varios de los vecinos desalojados, «más de cuarenta personas» han tenido que abandonar sus viviendas por seguridad. Familias enteras, personas mayores algunas y matrimonios con niños pequeños en otros casos. Cada casa tiene su historia, pero en todas comparten el lamento por la «falta de previsión», denuncian, del Ayuntamiento de Zamora, al que apuntan directamente por no reforzar la zona en las varias ocasiones en las que se les habría requerido. Fuentes del Ayuntamiento indican, no obstante, que no hay constancia oficial de que se hayan cursado reclamaciones por el mal estado del muro.

«Yo pasé hace tres días por ahí y se veía que eso se caía. Ha sido este año porque ha llovido más, pero si no hubiera sido el que viene», asegura Jiménez, que ha tenido que acoger en su casa a sus padres y que no sabe cuando podrán regresar a sus casas. Los daños son afortunadamente solo materiales y, en algunos casos, la estructura de las viviendas parece haberse salvado, ya que las casas tenían detrás unos patios traseros que daban contra el muro y que son la parte que ha quedado prácticamente sepultada. Esto en unas viviendas las viviendas, porque en otras no ha habido tanta suerte y se han abierto boquetes en algunas habitaciones.

En el barrio hay nerviosismo, se ha visto durante la visita que este domingo por la mañana ha realizado el alcalde, Francisco Guarido (según fuentes presenciales), y se exigen medidas para realojar a las familias. El Ayuntamiento destaca que se puso a disposición de los afectados alojamiento en la Casa de Ejercicios (plaza Arias Gonzalo) aunque ninguno utilizó el recurso, pero los vecinos insisten en que un albergue «no es solución» cuando «estas casas van a tardar en volver a ser habitables». De momento, la oferta para los afectados es la misma para la noche de este domingo, y a partir del lunes empezarán a estudiarse otras alternativas.

El susto, indican las mismas fuentes, fue importante. Un estruendo despertó al vecindario cuando ya estaba casi todo el barrio dormido. «Por suerte solo hay que lamentar las casas, que podríamos estar lamentando las casas y un par de entierros», dicen los vecinos, que insisten en pedir más atención. «Si este muro hubiera estado en la Plaza Mayor, o si por aquí pasara una procesión, ya te digo que no se hubiera caído. Pero como esto es Rabiche, un barrio de gitanos, les da todo igual», asegura Cristian Jiménez. «Para pedir el voto sí vienen, pero luego no vuelven».
