El PSOE de Zamora consolida su «rearme» de cara a los próximos ciclos electorales y vuelve a dar el respaldo mayoritario, sin crítica alguna en la gestión, a Antidio Fagúndez, con Patricia Martín, de la delegación local de Benavente, como número dos en sustitución de la fallecida Inmaculada García Rioja y con Iñaki Gómez, de nuevo, como secretario de Organización. Un proyecto, defiende el propio Fagúndez, que «refleja las ideas y propuestas» del partido en Zamora y que «nos prepara» para el futuro.
El secretario general del PSOE regional, Carlos Martínez, presente en Zamora junto con la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, ha aprovechado para criticar con fuerza al Ejecutivo de Alfonso Fernández Mañueco, «que no atiende a los problemas de la ciudadanía, se olvida del problema acuciante de la despoblación y que no tiene proyecto, como se vio» en el Debate sobre el Estado de la Comunidad.
Un Gobierno, en suma y a juicio de Martínez, «autocomplaciente» que «utiliza» datos económicos para «enmascarar la realidad de unos territorios que se quedan sin gente» y que «no acomete una ordenación de los servicios públicos ni aprovecha los fondos europeos para los territorios en claro desequilibrio» con el resto.
El secretario general de los socialistas de la comunidad acusa a Mañueco de «olvidar la problemática del territorio» y vivir «complacido» cuando provincias como Zamora «viven un imparable éxodo de jóvenes». Frente a esto, sitúa al proyecto del PSOE, «optimista, consciente de la necesidad de generar inversiones, planificar servicios y crear una estrategia territorial que vertebre las oportunidades que están faltando en este momento».
Por su parte, Armengol, después de destacar que la presencia en Zamora le sirve para «vivir las diferentes sensibilidades de España», ha aprovechado su turno de palabra para loar las virtudes del plan de Parlamento Abierto en el que trabaja el Congreso de los Diputados y, especialmente, la Comisión de Calidad Democrática que preside Antidio Fagúndez. «No queremos que el Parlamento sea visto como un espacio de crispación y ruido. Debe ser la institución que refleja la soberanía, un espacio de acuerdo y diálogo en el que se toman decisiones pensando en la ciudadanía», concluye.