536 socios en poco más de un año no son cosa de poco. Menos aún para una iniciativa deportiva, como la del Atlético Sanabria, que surge en la Zamora rural con el objetivo primero de dar a los niños de la comarca una alternativa de ocio sano, alejado de las siempre absorbentes pantallas del teléfono móvil. «Queremos que los niños sepan lo que es jugar en equipo, que socialicen entre ellos, se olviden de la televisión y puedan estar practicando un deporte con otros chavales cerca de su casa», relata Manuel Panero, vicepresidente del club, una de las dos partes del tándem que dirige al Altético Sanabria. La otra es Pedro Arias, el presidente.
El club, fundado oficialmente en 2013 pero despertado del letargo el año pasado, comenzó fijándose en el fútbol con el objetivo, ahora, de ampliar horizontes. Cuenta con un equipo de benjamines, de alevines, cadetes y dos equipos de aficionados, uno federado y otro sin federar. Uno de ellos, el alevín, tiene la peculiaridad de que es mixto. Juegan nueve niñas y seis niños y la idea es crear un equipo en categoría de Infantil que, para la temporada que viene, esté formado solo por chicas, aunque competiría con conjuntos mixtos. «Queremos trabajar en esta línea para que la integración de las niñas en el deporte sea plena», asegura Panero.

Pero la cuestión deportiva (a la social iremos después) del Atlético Sanabria tiene mucha tela que cortar. El club tiene su razón social en Puebla de Sanabria, bastante más de la mitad de sus socios son de ahí, pero no puede jugar en la localidad. Los inicios del club estuvieron marcados por la disputa con el Sanabria FC por el uso del campo de fútbol de El Pinar. Ante las dificultades para encontrar un lugar para jugar y entrenar, el Atlético Sanabria solicitó el uso «temporal» de El Pinar, cuestión a la que el Sanabria FC se negó alegando que el campo es de su propiedad. Tanto Arias como Panero insisten en que las instalaciones son municipales y, aunque el club ha renunciado ya a utilizar El Pinar, sí que se mantiene un conflicto judicial abierto para saber quién tiene la razón en este asunto.
La cuestión es que la negativa del Sanabria FC afectaba no solo a los equipos de aficionados del Atlético Sanabria, también a las categorías inferiores, que entrenaban hasta el año pasado en el campo de fútbol de Robleda. Un campo en el que muchas veces no había luces y en el que había que entrenar con la iluminación que daban los focos de los coches de los padres, pero hay más. El terreno de juego presentaba un desnivel notable para los futbolistas. En diagonal, de córner a córner, había una diferencia «de más de cuatro metros de altura», explica el presidente del club. «Hombre, se veía que había desnivel, lo notabas, pero no parecía que fuese tanto. Sí que es cierto que era más fácil cuando te tocaba ir cuesta abajo. Parecía que volabas», recuerda.

El club encontró un aliado en el Ayuntamiento de Palacios de Sanabria, que ultima en estas semanas la puesta a punto de su campo de fútbol para que los chavales y los jugadores de los equipos aficionados entrenen y jueguen ahí sus partidos de locales. Partidos locales que ahora se disputan en Santa Croya de Tera, a más de sesenta kilómetros de Puebla de Sanabria. «El campo más cercano que hemos encontrado», porque en la comarca de Sanabria no había «nada que sirviera». Una cuestión que obliga a los jugadores y, en el caso de los niños, a sus familias a recorrer más de 120 kilómetros de carretera para jugar al fútbol. «Un esfuerzo por el que estaremos siempre agradecidos».
Recuperación de campos de fútbol en la comarca de Sanabria
Los equipos entrenan ahora en lo que se conoce como el campo de Rabanillo, en El Puente. Para ubicar, lo que hasta ahora ha sido el aparcamiento de las motos en la concentración del verano. Un campo en el que no se jugaba a fútbol desde hace al menos cuarenta años y que el club está acondicionando, de momento con sus medios a la espera de ayuda institucional, tanto para uso propio como para que pueda ser utilizado «por los vecinos que quieran jugar al fútbol». Se ha segado el campo, se ha nivelado en lo posible y ahora el aspecto que tiene es muy digno. Algo similar se ha hecho en Robleda, llevando a la zona «camiones y camiones» con tierra para nivelar el terreno y que se pueda jugar al fútbol ahí. Los trabajos, indica Pedro Arias, no están todavía terminados, así que queda todavía para jugar ahí. Pero, esto es lo relevante, tanto Robleda como El Puente ganarán unas instalaciones «para uso del pueblo» gracias a la labor del club.

Mientras, el Atlético Sanabria trabaja en ampliar sus horizontes. El año pasado se arrancó con una propuesta de iniciación al pádel, donde también hay fichas de jugadores federados, con la intención de que los niños se introduzcan en este deporte. El invierno, que si en Zamora es duro en Sanabria es hostil, ha obligado a parar unos meses la actividad, que se desarrolla en las pistas que hay en Palacios, descubiertas. «Cuando empiece a mejorar el tiempo volveremos también a la escuela de pádel. Queremos que este deporte tenga más visibilidad en la zona, que los niños puedan participar en competiciones y organizar torneos».

Se han dado también los primeros pasos con el ciclismo, con la aspiración de crear un equipo de niños de a partir de seis años y con el impulso y asesoramiento de Pablo Monteso, director del equipo Caja Rural. «A través de gente experta queremos gestionar nuevos deportes», montando en el caso de ciclismo un pequeño circuito en la zona aledaña del campo de fútbol de Rabanillo, para que los niños «participen y se entretengan». Una escuela de fútbol sala de «chupetines», desde los tres años, y alguna incursión en el piragüismo aprovechando el entorno único que ofrece el Lago son otros proyectos de futuro, relatan los responsables del club.
Mientras, toca consolidar lo conseguido ya. Los chavales responden y los jugadores, tanto los de edades más bajas como los aficionados de categoría absoluta, han pasado ya casi toda la etapa de penitencia de ir a jugar a Santa Croya. La puesta en servicio del campo de Palacios abre la puerta a una etapa «algo más sencilla» en el fútbol y a iniciar los nuevos proyectos que están en la cabeza de los responsables del club. La comarca, parece, responde. «Aquí hacía falta esto», celebra Panero.
