Souley Traoré y Omar Lo: dos maneras de vivir el Ramadán en la plantilla del CB Zamora

Los dos jugadores musulmanes viven el mes más sagrado de su religión con un fuerte componente espiritual, recordando a sus familias y reivindicando los valores aprendidos del islam

por Diego G. Tabaco

Omar viene de California, pero su familia paterna procede de Senegal. Cuando era joven, su padre viajó a Estados Unidos, donde acabó por conocer a una mujer con la que tuvo tres hijos. Uno de ellos es él. Souley procede de Mali, de una familia tradicional en un país donde, según las estadísticas que él mismo pone sobre la mesa, el 90% de la población es musulmana. Su presencia en las calles de la ciudad siempre es vistosa, no acostumbra la gente a ver a tipos de más de dos metros paseando por las aceras. Llaman menos la atención en el Ángel Nieto, donde el público está más acostumbrado. Ambos son jugadores del CB Zamora y ambos siguen, cada uno a su manera, el Ramadán

No es fácil, coinciden ambos, ser duros con la alimentación cuando uno somete a su cuerpo a la exigencia física de un jugador de baloncesto profesional. Omar es más estricto con este tema. No come desde la salida hasta la puesta del sol en toda la semana, salvo los días de partido porque, reconoce, necesita alimentarse para poder competir. Salvo esa excepción, su dieta diaria se compone básicamente de agua. «Desayuno bien, unos huevos, un yogur, aguacate…» y después nada hasta que se pone el sol. ¿Hambre? «Depende», dice. Este viernes el entreno fue por la mañana, cosa que celebra porque, en ese caso, no hay grandes diferencias con respecto a una jornada normal, de las del resto del año. Cuando toca entrenar por la tarde las sensaciones, reconoce, son peores. «Por la tarde cuesta más sacar energía para entrenar a tope», dice. 

«Por las tardes es más difícil sacar energía para entrenar a tope»

Omar Lo

Souley, en cambio, ayuna solo cuando tiene día libre en el club. Pero asegura que, para él, el Ramadán es mucho más que ayunar. «El tema de la comida es el que más curiosidad despierta, pero el Ramadán es mucho más que eso para un musulmán. Es un mes de reflexión, en el que más que nunca tienes que ser buena persona, ayudar a la gente que lo está pasando mal», comenta. «Yo como, sin grandes excesos, pero como, porque hay muchas situaciones en las que uno puede comer», por ejemplo cuando somete su cuerpo a un esfuerzo físico elevado. 

Souley Traoré pasa un balón. Foto Emilio Fraile

Ambos reconocen un vínculo especial con sus familias, que viven lejos, durante estas semanas. En sus casas, indican, la religión tiene un papel importante en el día a día, cuestiones que ellos intentan traer a Zamora y que sueñan, como confiesa Omar, en traspasar un día a las nuevas generaciones. «No soy yo el que debe decir si soy buen o mal musulmán, buena o mala persona», apunta Traoré, que reflexiona además sobre el papel que el islam ha jugado en su vida. «El deporte te hace humilde, te enseña que no siempre eres el mejor y a aceptar la derrota. Pero yo me dedico al deporte, en la manera en la que lo vivo ahora, desde hace seis, siete años. Antes de eso yo conocí la religión. Cosas que enseña el deporte, como ser humilde, ayudar al compañero, dar la mano al contrario… Yo lo aprendí antes de la religión. Eso me ha ayudado mucho» en el día a día, asegura. 

Omar se reconoce una persona espiritual. «Rezo antes de dormir», asegura. «El islam me ha ayudado en toda mi vida, en mis rutinas, en la manera de ver el mundo, respetar a la gente, a todo el mundo, e intentar ser buena persona», dice. Omar también reza antes de los partidos, una rutina que comenzó a hacer en su primer partido en España y que todavía hoy mantiene. Lleva cinco años haciéndolo y confía en que le ayude a ser mejor jugador y a afrontar concentrado los momentos complicados de los partidos. «Me da tranquilidad. Pido fuerza para ser competitivo en los dos lados de la cancha. Le digo a Alá que no juego solo por el nombre que llevo en la camiseta, también juego en su nombre».

Omar Lo lanza un tiro libre, en un entrenamiento en el Ángel Nieto. Foto Paloma V. Escarpa

Recupera la palabra Souley, que reflexiona también sobre la «paz» que su lado más espiritual le ayuda a mantener en su día a día. «Cuando pasa algo bueno, se lo debemos a Alá. Cuando pasa algo malo, Alá ha querido que nos pase para enseñarnos algo. No buscamos una recompensa inmediata, es un impulso para hacer las cosas bien, para tratar bien a la gente». 

«Es un mes para ser buena persona, ser correctos, evitar los vicios»

Souley Traoré

La conversación retorna al Ramadán y lleva a los dos jugadores a otros aspectos del mes más sagrado del calendario de los musulmanes. Sí se puede salir o entrar en bares con normalidad, pero hay aspectos más peliagudos. La música, por ejemplo. La que se debe escuchar es una música que fomente la reflexión, que ayude a bucear en el mundo interior. «¿Sabes esos cantantes que tienen esas letras?», se pregunta Souley entre las carcajadas de su colega. Tipo Bad Bunny, muy de moda en el vestuario. «No hay problema en que yo lo escuche si lo pone un compañero, pero no puedo ponerlo yo», se explica Traoré. «Claro, no nos vamos a tapar las orejas…», se excusa Lo mientras sonríe. «Hay que ser correctos, evitar los vicios», resume Souley. 

«Todo tiene su explicación»

«Es un mes que nos ayuda a entender muchas cosas», continúa Omar. «Que hay gente que pasa hambre, que tiene necesidades importantes», apunta su compañero. «Nos ayudar a entender» otras realidades a través del ayuno y de la ayuda al prójimo. «No se deja de comer porque sí, todo tiene un propósito, una función», coinciden. Omar añade que su novia, española, ha intentado varias veces cumplir el Ramadán con él, pero no puede. «Un mes sin tinto de verano, jamón serrano… Ella piensa que esto es muy duro», asegura entre risas. 

Ambos seguirán sus respectivas rutinas hasta el domingo 30 de marzo, cuando este año acaba el mes sagrado. Entre tanto quedan aún tres partidos: este domingo contra Alicante, el viaje a Donosti y la visita de Agropal Palencia, precisamente el domingo día 30. Ese día, Omar Lo y Souley Traoré celebrarán el Eid al-Fitr, fiesta con la se da por terminado el Ramadán, un momento de felicidad, de orgullo personal y de satisfacción por el sacrificio cumplido durante las últimas semanas. Hasta entonces, es tiempo de sacrificios.

Traoré y Lo. Foto Emilio Fraile

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