¿Por qué esta peonza gira?, ¿por qué el cielo es azul?, ¿por qué esto se dobla?… estas y muchas más eran la retahíla de preguntas que se le pasaban por la cabeza a Claudia Sastre, 19 años ahora, cuando apenas tenía cinco. Un interés que detectaron sus padres cuando le mencionaron por primera vez la palabra «física». «Te diría que desde que tengo memoria me gusta. Según avancé en mi etapa escolar más me fascinaba», afirma la joven. Puede que fuese el interés, o más bien la curiosidad, pero la física, desde ese momento, no ha dejado de estar presente en la vida de Claudia, estudiante de segundo año del grado de Física en la Universidad de Valladolid y vicepresidenta de la asociación Physics League.
Physics League es una asociación sin ánimo de lucro fundada en 2014 para satisfacer una necesidad latente entre los estudiantes de ese momento, la de querer divulgar ciencia de una manera cercana y lúdica. Ahora mismo cuentan con 120 miembros, todos ellos estudiantes de ramas científicas o exalumnos que han continuado vinculados al mundillo. La junta directiva, de la que forma parte Claudia, acaba reuniéndose muchas tardes en el sótano de la Facultad de Ciencias, un lugar lleno hasta los topes de materiales. Algo así como un desván, donde se originan los experimentos que este viernes 14 de marzo se enseñarán en la Biblioteca Pública de Zamora.
«Nos gusta cacharrear allí con cosas que pueden o no acabar en pequeños experimentos», afirma Sastre. Gracias a esas pruebas nacen unas actividades que ya han presenciado más de 30.000 personas en diferentes instituciones educativas españolas. «Dos veces al año nos reunimos y ponemos en común ideas. La más prometedora sale adelante» gracias a una ayuda económica procedente principalmente de dos asociaciones: Óptica WorldWide y European Physical Society.

Esta aportación económica, argumenta la joven, es «suficiente» para «continuar con esta labor científica de desarrollar proyectos realizados por ellos mismos para explicar fenómenos físicos del campo del electromagnetismo, mecánica y óptica de una forma visual y educativa». «Experimentos sencillos» a priori, que esconden en realidad muchas horas de reflexión, de ensayo y error hasta llegar a los resultados que permiten, por ejemplo, explicar el Efecto Leidenfrost. «Sé que con este nombre te quedas igual, pero se trata de prender la mano con fuego sin llegar a quemarte».
De lo que nos habla Claudia es posiblemente su «actividad estrella». De hecho, muchos les conocen por ser «los quema manos», pero nada más lejos de la realidad. El agua es el único protector de esta actividad. El objetivo de propuestas como esta reside en «explicar conceptos físicos complejos para que sean entendidos por todos los públicos. Llevamos más de una década haciéndolo» y, para ello, el factor visual es, casi siempre, lo más importante: «Un niño no comprenderá absolutamente todo, pero si lo ve es capaz de interpretarlo de una forma más fácil».
Otra manera de enseñar
Su proyecto ha tenido una gran acogida especialmente en los centros educativos, necesitados de acercar las ciencias a un plano «más terrenal». Algo así como «hacerlas nuestras amigas y no nuestras enemigas. Nosotros hacemos la parte que en las aulas es más complicado de realizar», defiende Claudia, consciente las fórmulas en la pizarra son necesarias pero no demasiado llamativas. «Buscamos que los niños y niñas vean la física como algo cercano, real y del día a día».

El éxito, apunta Claudia, es palpable, y más cuando llegan jóvenes a las demostraciones con ese sentimiento de «me ha obligado a estar aquí el profesor» que cristaliza después en otro de verdadero interés. «Estamos viendo como conseguimos dejar una semillita en aquellas personas que inicialmente no tenían interés. Es muy satisfactorio», concluye Sastre.
El factor mágico de la física llega a Zamora
Este viernes 14 de marzo llega el taller de Physics League a la Biblioteca Pública de Zamora, en el que los asistentes podrán disfrutar, de forma gratuita, de experimentos que tocan los campos del electromagnetismo y la óptica. Claudia Sastre desvela un adelanto: «A algún voluntario le daremos una descarga eléctrica de 2.000 voltios». Un voltaje a priori letal, pero que el asistente no notará nada y así demostrar que «la potencia no es el problema si no los instrumentos con los que entran en contacto». Un taller que impactará al público y que asegura Claudia Sastre será una experiencia de «alto voltaje».