El jueves 20 de febrero, José Manuel Fraile llegó junto a su mujer a la localidad de Fuentelcarnero, el anejo de Corrales del Vino donde ambos tienen una vivienda. Nada más poner un pie en el pueblo, los vecinos detectaron «un olor tremendo, como a muerto». La situación se repitió el viernes, así que ambos decidieron llamar a su ayuntamiento para advertir de la circunstancia.
Las personas que atendieron la llamada explicaron que los olores no provenían del municipio, sino presumiblemente de una parcela ubicada cerca de El Cubo del Vino, así que, ante la ausencia de soluciones, los vecinos alertaron al Seprona. Los agentes llegaron a Fuentelcarnero, comprobaron la existencia del hedor y se desplazaron a la zona indicada. Pero los ciudadanos no volvieron a saber nada de las patrullas.
Días después, los olores regresaron y José Manuel Fraile y su mujer contactaron nuevamente con el Ayuntamiento de Corrales del Vino. Fue en esa llamada cuando las personas que atendieron el teléfono les comunicaron que todo apuntaba a que una planta de compost que se ubica en la zona de Topas, ya en la provincia de Salamanca, había tirado un residuo no muy lejos de allí. Al parecer, en una tierra de Mayalde.
«No había olido una cosa así jamás», explica ahora José Manuel Fraile, que apunta que hay gente que ha ido a ver dónde se ubica la parcela y que se ha referido a la presencia de «grandes bolas de grasa» y de «cuervos» en torno al terreno: «No sé si alguien vigila lo que realmente se tira», desliza el vecino, que insiste en que el olor «no tiene nada que ver con el del purín, es muchísimo peor».
El alcalde de Corrales del Vino, José Miguel Bermejo, explica que, efectivamente, las quejas han llegado al Ayuntamiento y que todo apunta a esa procedencia de la citada planta, aunque asevera que la empresa en cuestión funciona desde hace años con todos los permisos y que se trata de un hecho «muy puntual» en la zona, condicionado también por el viento que sopló hacia la zona de Fuentelcarnero durante los días en los que los vecinos detectaron el olor.
Sin embargo, desde la plataforma Stop Biogás, ven en esta circunstancia un ejemplo más de lo que podría ocurrir de forma recurrente si se confirma la proliferación de plantas en el entorno: «Creemos que son unas montañas de lo que llaman compost en unas tierras. Nos dicen que hay bolas de grasa como balones de fútbol y un olor ácido fatal. No solo ha llegado a Fuentelcarnero, sino a media comarca», advierte Jenaro Leal, representante del colectivo.
El portavoz de Stop Biogás asevera que también les han llegado quejas de gente de El Maderal o de Villamor de los Escuderos, y considera que la empresa está «alquilando más tierras por la zona y va echando los residuos por más sitios». «El compostaje es algo legal y eso se puede hacer, pero tiene unos parámetros que hay que cumplir», recalca Leal.
Las advertencias de la plataforma
Ante estas circunstancias, la propia plataforma difundió un escrito a través de sus canales internos para incidir en la denuncia de José Manuel Fraile y para mandar algunas advertencias: «Aunque no instalen una planta de biogás en nuestro pueblo o nuestra ciudad, todos acabaremos sufriendo por igual sus consecuencias: las inmensas cantidades de residuos que generan y que son más apestosos y contaminantes que el purín, serán extendidas también por el resto de la provincia», resaltaron desde Stop Biogás.
Además, el grupo apuntó que, una vez las plantas estén autorizadas, los vecinos quedarán indefensos: «Tendremos que pasar el resto de nuestras vidas, como ya sucede en otros lugares, interponiendo denuncias que nadie escuchará o para las que no habrá respuesta o solución. De nada servirán las olfatometrías que se realicen en la propia planta, ni las distancias que se establezcan por normativa, ni las moratorias que demoren la construcción, porque el problema no es solo la planta en sí, sino todo lo que sale de ella», remacharon los responsables del colectivo.