Jambrina tiene en torno a 150 habitantes, y esta mañana han ido a La Marina casi todos: «La gente que no ha venido es la que, por desgracia, no puede, las personas mayores», asegura el alcalde, Rafael Calvo (PP), que es uno de los que sujeta la pancarta que encabeza la comitiva. Los vecinos gritan, hacen sonar los silbatos, hacen ruido con cucharas y lanzan consignas para hacerse oír. El pueblo quiere detener la instalación de las plantas de biogás cerca de sus casas. Y no parece dispuesto a rendirse.
Se ve en las caras de los que se manifiestan y en la implicación evidente de los habitantes de la localidad desde que conocieron las intenciones de las empresas y del Ayuntamiento de Peleas de Abajo, el municipio vecino. La idea de la movilización de este sábado es dejarse ver en la ciudad, cerca de la Delegación Territorial de la Junta, y recordar que rechazan lo que se plantea en el entorno. No quieren las plantas de biogás.
«Jambrina, unida, jamás será vencida», «Peleas, escucha, Jambrina está en la lucha» o «Zamora, despierta, la mierda está en tu puerta». Los cánticos se suceden mientras, en los carteles, se pueden leer mensajes contrarios a estos proyectos: «Ni el aire nos queréis dejar», reza uno. Justo detrás, aparece un hombre con dos bastones. La movilización es intergeneracional. Y solo se trata de un aperitivo de la cita de todas las plataformas de la provincia, que tendrá lugar el 2 de marzo.

La manifestación comienza a las once y media y termina a la una, al pie del miliario. Ahí es cuando habla el alcalde: «Vamos a seguir defendiéndonos», advierte Rafael Calvo, que cree que la Junta «debe parar» la implantación de las plantas de biogás: «Tiene que haber unas distancias, unas normas», considera el alcalde de Jambrina, que está, como el resto de la localidad, muy soliviantado por el procedimiento simplificado que le ha facilitado la institución autonómica a Norton, una de las dos empresas que pretenden instalar plantas en el entorno.
Esa firma en concreto lo tiene todo tan hilado que ya ha vallado el perímetro donde ha de ir la planta de biogás. «Y tiene los caminos hechos», asevera Calvo: «Está a unos 1.200 metros del sondeo del acuífero de Jambrina. Con eso te digo lo que nos puede ocurrir», lamenta el alcalde, que cree que, si el agua se contamina, el pueblo «está perdido». «Nos están hundiendo con las dos instalaciones de Peleas y otras que parece que quieren hacer en Santa Clara de Avedillo», insiste el mandatario local, que constata que, a los suyos, les «rodea la mierda».
Críticas al alcalde vecino
Para Rafael Calvo, lo único positivo de todo esto es que el pueblo está luchando unido: «Estoy orgulloso», admite el regidor, que anima a toda la provincia a manifestarse el 2 de marzo: «Vamos a defendernos, que los políticos no se rían en nuestra cara. Y me da igual un bando que otro», asegura el alcalde, que percibe que a las empresas «les importa tres narices el pueblo de Jambrina».
En lo que tiene que ver con Peleas de Abajo, al alcalde vecino le da «vergüenza ajena que no se defiendan», y recalca que no hay diálogo posible con su homólogo, Félix Roncero: «Lo único que mete son mentiras, nos ha engañado, ha andado pidiendo firmas a los ganaderos por las casas y lo ha hecho a oscuras, como digo yo», critica Calvo, que resalta que el mandatario de la localidad de al lado es nacido en Jambrina: «Parece mentira. Y que nos haya dado esa patada», zanja el dirigente local mientras sus vecinos recogen las banderas hasta la siguiente manifestación.