La asociación Sanfonpi en Pie, que lucha contra la instalación de macrogranjas y plantas de biogás en el entorno de San Cebrián de Castro, Fontanillas de Castro y Piedrahíta de Castro, ha iniciado las movilizaciones contra estos proyectos a través de la colocación de pancartas que «reflejan la oposición de la comunidad» a estas iniciativas.
Así lo explica el colectivo, que dice contar con 90 miembros y que señala que «la preocupación principal de los vecinos radica en el impacto ambiental y social que estas instalaciones podrían tener en la zona». «Según informes previos, existe un proyecto para ampliar una macrogranja porcina que aumentará su capacidad hasta 5.925 cerdos y también, en su momento, se presentaron más de 100 alegaciones al proyecto de la séptima macrogranja interesada en instalarse en el municipio», recalcan desde Sanfonpi en Pie.
La asociación subraya que, en estos momentos, ya están autorizadas 3.412 plazas de cerdas reproductoras, 9.209 de cebo, 2.980 de cría reproductoras y 18.000 de transición de lechones, lo que equivale 33.601 cabezas.
«Las 3.412 madres tendrán una media de 10 lechones por parto y 3,5 partos al año, por lo que aumentarán esa cifra en otros 34.120 animales», calcula la asociación, que estima que el término municipal de San Cebrián de Castro acogerá, durante tres o cuatro meses al año, «la friolera de 68.000 cabezas de ganado».
198.000 toneladas de residuos
Además, la empresa Biorig ha propuesto la construcción de una planta de biogás «con la disculpa de gestionar los purines de las seis macrogranjas actuales». Esa instalación «gestionará (según sus folletos informativos) 198.000 toneladas de residuos (estiércoles de vaca, gallinaza, animales muertos, restos de mataderos, lodos…) que al no existir actualmente en el municipio deberán trasladarse desde otras partes de la provincia, incluso de otras comunidades, lo que ha intensificado las inquietudes de la población local».
Ante esta perspectiva, los vecinos de San Cebrián de Castro temen que estos proyectos puedan contaminar los recursos hídricos y generar olores desagradables, y problemas de salud. De ahí la creación del colectivo y las primeras movilizaciones, que son «una muestra del compromiso de la comunidad por preservar su entorno y garantizar un desarrollo sostenible que respete la salud y el bienestar de sus habitantes».