Los nacimientos subieron en Zamora durante el año 2024. Eso es un hecho, pero luego vienen los matices. Los datos publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística revelan que los alumbramientos repuntaron en la provincia en el curso pasado, lo cual no deja de ser un dato llamativo y positivo, casi a partes iguales. Lo que ocurre es que no hay mucha diferencia de 694 (2023) a 695 (2024), y que lo sucedido con las muertes empaña la realidad.
No en vano, la estadística de fallecimientos muestra un repunte desde los 2.560 de 2023 a los 2.660 de 2024. Es decir, cien más. Por tanto, -99 en relación al saldo vegetativo del año anterior y -1.965 en el balance entre nacimientos y muertes en la provincia a lo largo de 2024. Así es muy difícil que salgan las cuentas.
Lo que quiere decir esta serie de datos, entre otras cosas, es que Zamora necesita que lleguen casi 2.000 personas al año más de las que se marchan para empatar en el balance poblacional. Se trata de una empresa compleja para el territorio, aunque las últimas cifras ponen de manifiesto que la tendencia sí es buena en ese sentido.
Zamora perdió 534 vecinos en el último año, así que la provincia sí le recorta distancias al saldo vegetativo con el balance de entradas y salidas. De forma insuficiente, eso sí, para darle la vuelta a una tortilla condicionada por la realidad del que es el territorio más envejecido de España.
Aquí, la provincia entra ya en un bucle. Cuanta menos gente joven hay, menos nacimientos se registran. Y cuanta más gente mayor, más fallecimientos. Es una espiral de la que cuesta salir. No hace tanto que, en el territorio, se contabilizaban al menos mil alumbramientos al año. En 2020, fueron 795. Ahora, 695 tras la subida de una unidad que, al menos, sirve para revertir la tendencia constantemente negativa.