Son cinco, todos de mediana edad, y llegan con chalecos amarillos. Varios de ellos llevan estampado en la prenda el logo de Agrygalza, la asociación de agricultores y ganaderos libres de Zamora. La fotografía se toma el viernes en Benavente, a 72 horas del reinicio de las movilizaciones del campo en la provincia. En febrero del año pasado, estos hombres, junto a centenares de compañeros, se echaron a las calles para exigir mejoras para el sector. Muchos tienen la sensación de que sus demandas fueron desoídas o aparcadas. Por eso vuelven a reivindicar.
Javier Sánchez, agricultor de Fuentes de Ropel, es uno de los cinco que lleva el chaleco y uno de los cientos que, presumiblemente, regresará este lunes a las carreteras para poner sobre la mesa la realidad que percibe en un sector que ha «mamado desde pequeño». Este zamorano se incorporó de forma oficial en torno a 2008, pero ya ejercía «de toda la vida» como uno más en la explotación que su familia gestionaba en el pueblo.
«Creo que ahora mismo es el momento en el que más motivos tenemos para quejarnos. Nos están apretando de tal manera y desde tantos sitios que casi no nos queda otra», explica Javier, que subraya que el sector no ha tenido «ninguna mejora» en relación a lo que se pedía el año pasado. Por ejemplo, aquello de la flexibilización burocrática que tanto remarcaban los agricultores en las tractoradas, no se ha aliviado ni un poco, según el zamorano, que pone el acento también en los costes.

Javier asegura que la maquinaria ha subido «un 100%» de unos años para acá. «Ha sido algo sin sentido», insiste el profesional de Fuentes de Ropel, que menciona igualmente el incremento del precio de los abonos, de las energías o de los carburantes: «Es que es increíble», resume el agricultor, que afirma que «hay cada vez más recortes» en la PAC y que ve la firma del tratado con Mercosur como «la puntilla total» para el negocio.
Los agricultores entienden ese acuerdo como una vía abierta a la entrada de productos de terceros países con peores estándares de calidad, y sienten que será difícil competir en precios: «No funcionamos en las mismas condiciones», aclara Javier, que considera que «la gente que manda en Europa no se mueve por los intereses de la población».
El repaso que hace Javier Sánchez del panorama no dista mucho del que realiza José Antonio Martínez, que además tiene una trayectoria paralela a la de su compañero, pero en otro pueblo: Villanueva de Azoague. Este agricultor de 44 años se dio de alta en 2008, pero ya antes venía trabajando en su explotación. «Tengo agricultura de regadío y de secano, y algunas ovejas de carne», comenta este hombre que, desde hace un tiempo, también ejerce como alcalde de su municipio, pegado a Benavente.
«Nos están perjudicando mucho los precios. Tanto de lo que compramos como de lo que vendemos», arranca José Antonio, que enumera los incrementos ya citados por Javier y que añade algún otro como el de las semillas o el de los sanitarios: «La realidad es que hace 40 o 50 años se vivía con diez o doce hectáreas y ahora se sufre con muchas más», constata el agricultor de Villanueva de Azoague, que pone como ejemplo su experiencia con los tractores.
«Me he comprado ahora uno de segunda mano, pero es que el mismo tractor que yo había adquirido en 2008 cuesta ahora más del doble. El mismo», asevera José Antonio, que está igualmente quemado con el asunto del tratado con Mercosur: «Por supuesto que pueden producir más barato. Juegan con otras normas», advierte el agricultor zamorano, que tiene la teoría, como algún otro compañero, de que hay una intención consciente de «barrer del mapa» a la gente del campo. «Mira también con las solares o los eólicos», desliza.
Por todas estas razones, él está movilizado. Pero cree que no todo el sector tiene el mismo punto de vista: «Pienso que la cosa está muy fría. Ya se vio el año pasado que hay mucho agricultor al que le gusta opinar desde la barrera, o desde el bar, y no mojarse, pero aquí nos va el pan a todos. No solo a nosotros, sino a todo el mundo. A ver el lunes cómo se plantea la cosa. Es buen momento porque ha llovido y no se puede hacer nada en el campo, pero también hay miedo por las sanciones», relata José Antonio.
De ese asunto de las denuncias saben bien por esta zona. Varios compañeros se llevaron alguna durante las movilizaciones del año pasado. En el recuerdo está, sobre todo, lo ocurrido con el corte de primeros de marzo en la A-6 a la altura de Paradores de Castrogonzalo. Aquella acción reivindicativa nocturna acabó con los antidisturbios sobre la calzada, con dos detenidos y con otros 17 identificados que declararon en octubre en Benavente. Aún está por ver qué consecuencias deja aquello.
El propio Javier Sánchez confirma que él tiene una denuncia recurrida. En este caso, del 6 de febrero, el día de la gran tractorada que cortó los accesos a Zamora capital y bloqueó varias carreteras por la provincia: «Yo no critico a nadie. Cada uno es libre para querer seguir adelante o apartarse», recalca el agricultor de Fuentes de Ropel.
«Que se nos tenga en cuenta»
Además, esta vez, la idea a partir de este lunes 10 de febrero es reunirse y «circular en pequeños grupos y en distintas carreteras». «Entiendo que el año pasado hubo momentos en los que la gente se quejó, pero nuestro fin no es molestar. Lo que sí queremos es dejar claro que no hemos conseguido nada sólido tras nuestras reivindicaciones», apostilla Javier, que incide en que las movilizaciones se van a organizar «de forma responsable», pero con el objetivo de visibilizar la realidad: «Que se nos tenga en cuenta», zanja.
«Hay gente que está gestionando el campo sin tener ni idea», añade José Antonio, que alerta sobre los riesgos de mirar para otro lado cuando el sector se levanta: «En los pueblos, todavía tendremos un huerto y unas gallinas, pero en las ciudades van a acabar comiendo corbatas y césped», se despide el agricultor.