La constancia y la confianza en uno mismo le llevaron a dejar atrás la vida empresarial con la que familiarmente se había comprometido para perseguir su sueño de ser un «músico popular de tres acordes». Casi 30 años después y con doce discos bajo el brazo, Pez Mago presentará su último trabajo «Sol de Mediodía» este jueves en el Avalon Café de Zamora. Acompañado de dos artistas, el cantante promete un espectáculo con música en directo que espera «no dejar indiferente a nadie».
– La pregunta puede resultar hasta obvia para aquellos fans que le conocen. Sin embargo, para los curiosos que quieren descubrir quién es Pez Mago hay una pregunta que resulta hasta necesaria. ¿Por qué utiliza este nombre artístico?
– Primero, porque buscaba un nombre que fuese diferente a Lucas, que ya hay muchísimos. El nombre Pez Mago tiene mucha relación con los 35 veranos que me pasé en la isla de Formentera junto a la orilla. De ahí viene lo del pez. Lo de Mago es porque creo que en la música, y en casi todas las artes, lo que más intentamos los músicos es conectar con una especie de magia. Ese momento mágico en el que el público y el artista se conectan. Entonces, creo que llegar a emocionar es un asunto de magia, no es algo científico como en otras habilidades. No hay una fórmula secreta.
– Aun así, sus inicios son muy distintos a su vida actual. Proveniente de familia de aristócratas, decidió licenciarse en Empresariales para luego cambiar radicalmente a la incertidumbre que le da ser cantautor. ¿Cómo fue comunicar esa noticia a su círculo familiar?
– Terminé con lo que me había comprometido, que era la carrera de Empresariales. Yo no quería estudiar música porque a mí el solfeo me tiraba para atrás todas mis ansias. Lo que quería hacer era música popular, que son tres acordes, que es lo que hacían artistas como Bob Marley o Bob Dylan.
– ¿Y siempre ha tenido tan claro esto de la música, de ser cantautor?
– No, no lo tenía tan claro. Antes de ser músico transité por numerosos trabajos: desde fotógrafo a profesor de inglés, traductor… Lo que me abrió la puerta fue que una de mis canciones, Luna, la cogieron en Emmy y fue single de una chica de flamenco pop que se llamaba Clara Montes en el año 2000. Vendió 120.000 copias. A raíz de esa canción me dieron derechos de autor en la SGAE, así que se abrió para mí una ventana que era vivir de la composición. Posteriormente, editoriales empezaron a ofrecerme contratos por obra y así mis canciones comenzaron a ser interpretadas por otros artistas que no tiene nada que ver conmigo musicalmente, como Sergio Dalma, Malú, el propio Rafael… Artistas que poco tienen que ver, pero que todos necesitan esa materia prima, que es una letra y una melodía.
– Artistas de gran renombre y presencia en nuestro país. ¿Qué significa para usted que cantantes tan consagrados elijan sus canciones frente a las de otros?
– Por un lado, un gran honor y, por otro, una oportunidad de poder seguir viviendo de la música. Cuando oía las canciones en la radio cantadas por otro me hacía ilusión como compositor, pero también me daban más ganas de seguir componiendo.
– ¿Y qué es más fácil, escribir para uno o escribir para otros?
– Yo diría que escribir para mí, porque escribir para otros siempre te hace entrar en un estilo que no es el tuyo y, con lo cual, no dominarlo. Las buenas canciones valen para todos los estilos. El que mis canciones las canten Leiva o Depedro y al mismo tiempo otras las hayan cantado Rafael o Sergio Dalma te hace una idea de que esas canciones, que en particular eran todas para mí originalmente, en el fondo, tienen algo en común: una buena letra.
– ¿Dónde se siente más cómodo Lucas, bajo el anonimato que le brinda el ser letrista o en la valentía de cantarlas como Pez Mago?
– No, no. Yo en la valentía de cantarlas. Es decir, he tenido la oportunidad de ser compositor, pero mi verdadera vocación está en salir a la carretera y cantar esas canciones y defenderlas en directo. Es a lo que más tiempo y esfuerzo le dedico y lo que más emoción me provoca.

– A diferencia de otros intérpretes, siempre se dice que una forma de conocer a un cantautor está en escuchar las letras que compone. ¿Cuánto hay de Lucas en las canciones de Pez Mago?
– Efectivamente, hay un 100% precisamente porque somos los autores de nuestras canciones. Hay un montón de intérpretes y cantantes que lo que están es cantando canciones de otras personas, que tiene un enorme mérito también. Sin embargo, los cantautores casi en el 100% de los casos estamos abriendo nuestro corazón en cada una de esas notas y en cada una de esas estrofas. La gente ve algo transparente en ello y algo muy honesto en la canción de autor. Si te hablo de María Rozalén o de Joan Manuel Serrat, lo que tienen en común es que todas sus canciones no se parecen a nadie más que a ellos mismos. Ellos son la persona, el personaje, el artista y el autor, todo en uno solo.
– A la hora de componer, los referentes musicales previos durante la infancia o la adolescencia directa o indirectamente están presentes en las canciones. Son muy inspiracionales. ¿A quién admiraba Lucas Álvarez de pequeño?
– Yo me crié en Londres y mis primeras referencias musicales durante la adolescencia fueron casi todas anglosajonas. Bob Dylan, David Bowie, Los Beatles y Led Zeppelin se lo llevaban todo. Hasta que un día descubrí una cinta de casete de Silvio Rodríguez y eso, digamos, cambió el curso de mi vida porque fue el que me hizo decidirme por escribir en castellano. Vi en la poesía y en las canciones de Silvio algo que me hizo querer expresar toda mi música en castellano y querer alcanzar esa meta de poesía poética que antes no había tenido.
– Como menciona, esa pasión por la poesía también ha estado latente en su vida. Ha publicado varios poemarios y un libro de viajes, por lo que la escritura, ya fuese de canciones o de poemas, siempre ha tenido un gran espacio en su vida. ¿Cómo conviven estas dos formas artísticas en sus proyectos profesionales?
– Yo creo que conviven por una predominancia en la canción de la poesía. Lo primero en lo que me fijo cuando escucho una canción es en la letra. Algo que nos ocurre a los que nos gusta la canción de autor es eso: la prioridad es el mensaje y la letra. Tengo otros amigos músicos que lo primero que escuchan, por ejemplo, es una melodía, o el arreglo de la canción, y luego, ya como algo secundario, la letra. La poesía para mí ha sido muy importante y fue Marwán el que me convenció para que publicara esos primeros poemas sin música de mi carrera.
– En el lanzamiento de su último disco «Sol de Mediodía» la venta en físico tiene un curioso formato que ha denominado como «disco-libro» y aúna estas dos aficiones. ¿Cómo fue la elección de este formato?
– Me gustó la idea de abrir, precisamente, el formato hacia un disco que también se pudiera leer. Porque ahora, en estos tiempos en donde el soporte se ha perdido, ya no se acaricia la portada de un vinilo o de un CD… buscaba darle un valor importante a lo físico. Además en esas 50 páginas establezco diálogos con cada una de las canciones del disco donde explico cuál es el origen de cada una de ellas.
– Precisamente en la temática de este disco hay un nexo en común: las parejas. No tanto entendidas desde la perspectiva del amor romántico (que también), sino de las parejas que crean nuestro día a día como los hermanos o la dupla abuela-nieto.
– En este disco hay bastantes canciones de desamor y de amor, pero como dices la temática de pareja se abre también al cainismo (odio entre hermanos) o a esa relación sin responsabilidades y sin límites horarios que puede tener una abuela con su nieto en la canción Isabel y Ciro.
– Hablando de parejas, pero esta vez de parejas de amigos, ha mencionado anteriormente su relación con los artistas DePedro y Marwán que, en ocasiones, le han ayudado en los procesos de composición. ¿Cómo de importante es para usted rodearse de gente que le conoce en los procesos de composición?
– Son ya 30 años de amistad. Depedro y yo comenzamos haciendo rock en los años 90 y hemos acabado él siendo mi productor y yo tocando, a veces, en su banda. En el caso de Marwán, la unión se dio en los circuitos de cantautores de Madrid y a partir de ahí empezamos a girar juntos por casi toda Latinoamérica. Todo está basado en relaciones de amistad muy profundas, con complicidad musical. De las cosas más maravillosas que me ha dado la música son estos amigos con quienes he recorrido el mundo y he vivido aventuras increíbles.
– Hace poco Marwán le invitó al Wizink Center a cantar con él Piscinas Vacías. ¿Cómo es cantar en un escenario con tantas miradas puestas?
– Fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Yo no pensé que iba a ser tan emocionante, pero la verdad es que cantar con Miguel Poveda o disfrutar de esos invitados que trajo Marwán (Ismael Serrano, María Rozalén, Iván Ferreiro, Miguel Izunza, Luis Ramiro) fue increíble. Es maravilloso poder compartir eso con mi mejor amigo, pues es un momento de los más importantes de su vida.

– De cantar frente a 6.000 personas en el Wizink Center a las decenas de personas que habrá este jueves 23 de enero en el Avalon Café. ¿Se afronta de distinta manera el concierto según el aforo?
– Pues te diré por un lado, que es exactamente lo mismo y, por otro, que es totalmente distinto. Muchas veces da más vergüenza cantar en un salón de una casa que ante 6.000 personas porque la muchedumbre al final se convierte en una sola persona. Para mí, cantar ante 40 personas en el Avalon de Zamora es uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Los pequeños escenarios son tan o más emocionantes que los grandes, porque también es parte del viaje, y la intimidad que dan los pequeños escenarios no te lo dan los grandes.
– Cerrar fechas de gira, la distribución, producción o promoción del disco entiendo que son procesos que para cantautores más pequeños que no tienen un apoyo discográfico detrás pueden resultar muy difíciles de sacar adelante. ¿Cómo se hace frente a esta industria cuando se es un cantautor sin tanto respaldo?
– En esto, lo de estudiar Empresariales me ha venido de perlas. Mi caso es una pequeña empresa en la que yo me ocupo de todo. Yo llamo a las salas, gestiono mi propio management y promoción, manejo mis redes sociales… Somos bastantes artistas, sobre todo cantautores, los que llegamos a abarcar todos los niveles de una discográfica y un artista. Es un trabajo que lleva muchísimo tiempo y esfuerzo, pero merece la pena cuando llegas el jueves a Zamora y ves que en el Avalon ha venido gente a escucharte. Tu sueño se cumple porque estás con las canciones que un día imaginaste, con un disco que soñaste y con un público maravilloso escuchando las letras que un día se te ocurrieron.
– ¿Qué deben esperar los zamoranos de tu concierto?
– En este concierto estaré acompañado de dos músicos que harán las armonías de mis canciones, tocarán el cajón y la guitarra eléctrica. Será todo muy «beateliano». Va ser muy especial y único, así que si les gusta la música en directo, yo creo que no dejará indiferente a nadie.