Se marchó Luis Tudanca y llegó Carlos Martínez. El PSOE de Castilla y León tiene nuevo líder, abre otra etapa y se sitúa ante el horizonte de unas elecciones autonómicas en un momento indeterminado de los próximos trece meses. Será la primera batalla en la comunidad para el dirigente soriano, que aspira a lograr lo que a su predecesor se le escurrió entre los dedos: la presidencia de la Junta, el puesto que se le resiste a su partido desde hace casi cuarenta años.
Al hilo de esto, en su rueda de prensa de despedida, Tudanca mandó algunos mensajes sobre el trabajo que él dejó hecho para que el siguiente lo tuviera «más fácil». «Hemos demostrado que se podía ganar, que la gente podía confiar en nosotros de forma mayoritaria», apuntó el político burgalés, en referencia a su triunfo electoral de 2019, el que le dejó a las puertas de la presidencia. Ese fue el gran momento de un político que se presentó a dos comicios más como cabeza de cartel y que estuvo a punto de aprovechar la ventana de oportunidad que se puso ante sí.
Pero, para entenderlo todo, conviene mirar al contexto y a los datos. En el año 2014, Luis Tudanca heredó un PSOE autonómico que venía de chocarse de frente contra una serie de mayorías absolutas consecutivas del Partido Popular. En aquel momento dulce del bipartidismo, los socialistas no tenían opción. Por ejemplo, en 2007, la última intentona de Ángel Villalba como gran aspirante de la oposición, concluyó con 48 de 83 procuradores para el Partido Popular, que sacó casi el 50% de los votos y que dejó a su rival a más de once puntos.
Ya en 2011, el ahora ministro Óscar López se llevó un golpe todavía mayor, y cayó a los 29 escaños, a 22 puntos del PP de Juan Vicente Herrera y a años luz de amenazar la mayoría absoluta popular. Eso fue lo que se encontró Tudanca cuando accedió al cargo a finales de 2014. Lo que ocurre es que el burgalés también se topó con un escenario político muy movido, y eso le favoreció. El año en el que se hizo con la secretaría general del PSOE de Castilla y León fue el de la irrupción de Podemos y el de la aparición de Ciudadanos. La política española ya no era cosa de dos.
Esa circunstancia le llevó inicialmente a empeorar los datos del PSOE en el año 2015. Los socialistas se quedaron en 25 asientos en las Cortes, pero recortaron la distancia con el PP a 12 puntos. Cuatro años antes, habían sido 22. Además, aquellos comicios dejaron a los populares con la mayoría justa en un parlamento de números pares: 42 para ellos como partido de gobierno y 42 para todos los demás juntos, con 36 de esos escaños en manos de la izquierda (10 para Podemos).
En ese escenario, durante la siguiente legislatura, el PP cambió de candidato y abrió paso a Alfonso Fernández Mañueco. Mientras, a nivel nacional, Pedro Sánchez ejecutó la moción de censura y ganó las elecciones de abril de 2019 en España. Un mes después, tocaba cita con las urnas en Castilla y León. Ahí, el PSOE de Luis Tudanca pasó de 25 a 35 procuradores, creció nueve puntos en su porcentaje de voto y aventajó en 3,5 al Partido Popular. Ganó. Pero no fue bastante. Ciudadanos eligió al PP, y ese pacto enterró las opciones del político burgalés.
La legislatura que vino a continuación estuvo marcada por el COVID y por un debilitamiento constante de la marca Ciudadanos en España. A finales de 2021, Mañueco anticipó las elecciones para febrero del año siguiente, y Tudanca y el PSOE se vieron de nuevo ante el reto de ganar y sumar. Pero esta vez, ni una cosa ni la otra. El PP fue el más votado con 1,4 puntos de ventaja sobre el PSOE, que aún así se mantuvo por encima del listón del 30%. Los populares pactaron con Vox, cada vez más fortalecido, y continuaron en el gobierno.
Aún así, lo que queda claro tras Tudanca es que el PSOE que él lideró fue capaz de sostenerse como una alternativa cierta en unas elecciones en las que hubo partido. Lejos de las cifras de 2007 y 2011, los socialistas estuvieron cerca de gobernar al menos en un par de ocasiones. Habrá quien señale que las circunstancias externas favorecieron al candidato, pero lejos de las elucubraciones, lo que queda son los números. Y la herencia que recibe Carlos Martínez no tiene nada que ver con la que dejó Óscar López como candidato de 2011.
Las cifras en Zamora
Durante la era Tudanca, el PSOE consiguió ganar unas elecciones autonómicas en la circunscripción de Zamora. Ocurrió en 2019, cuando los socialistas obtuvieron el 36,2% de los apoyos en la provincia. Eso les sirvió para pasar de dos a tres procuradores, pero no para alcanzar los cuatro. En 2022, la lista encabezada aquí por la mano derecha del líder burgalés, Ana Sánchez, también obtuvo tres representantes tras quedarse solo a un punto del PP, nuevamente el más votado en el territorio.